Pasados nueve días de su muerte, el obispo de Córdoba ha presidido la misa en recuerdo a don Gaspar
La capilla del Seminario Mayor “San Pelagio” ha congregado hoy a sacerdotes y fieles de toda la Diócesis en la misa que el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha ofrecido por don Gaspar Bustos, tras los nueve días de su muerte.
Con inmenso afecto y cariño, el Obispo ha recordado las enseñanzas de don Gaspar ante los presentes, un sacerdote para que el centro de su vida era “el Dios único y verdadero y la oración». “Don Gaspar siempre nos pedía que lo recordáramos como el cura pesado que insistía en la importancia de la oración, por lo que cuando vengamos a esta Iglesia y toquemos su sepulcro, debemos pedir esto que tanto él nos ha insistido”, ha subrayado el pastor de la Diócesis, quien ha aprovechado para instar a los diáconos y seminaristas a no olvidarse nunca, ni siquiera en vacaciones, de la oración, puesto que “si la oración no se garantiza, la vida va a pique y el día se tambalea”. Al hilo de esto, el prelado ha explicado que no podemos hacer una religión a la carta o un ministerio a la medida de cada uno, sino que “tenemos que vivir con la insistencia ‘machacona’ con la que don Gaspar nos recordaba a todos que la oración es prioritaria”.
En el lugar de su sepulcro
La misa se ha celebrado en el lugar donde ha predicado tantas veces el que fuera durante más de cuarenta años director espiritual del Seminario, el mismo en el que está su sepulcro, porque “ha sido el alma y el alimento de la vida espiritual de esta casa durante más de cuarenta años”.
“El presbiterio de Córdoba que ha pasado por esta casa tiene para siempre una gran deuda de gratitud con don Gaspar, porque Dios se ha servido de él para transmitir este celo apostólico, Dios se ha servido de su ministerio para recordarnos que Él es lo primero y lo principal, que la propia vocación es innegociable porque es llamada de Dios”, ha indicado.
Asimismo, monseñor Demetrio Fernández ha pedido a los fieles, seminaristas y sacerdotes que al llegar a este lugar donde reposan sus restos mortales, “recordemos gestos de paternidad verdadera y de cariño, de entrega generosa como lo ha hecho en su ministerio y lo recordemos con paz y serenidad, porque el día de su muerte y de su entierro hemos visto como ha brillado, el día de su entierro podemos decir que ha sido el comienzo de su glorificación”. “No lo hemos perdido, lo hemos ganado para siempre, está con Dios y eso produce un profundo gozo”, ha aclamado.
Antes de culminar su homilía, el Obispo ha invitado a los sacerdotes a visitar más la capilla y el sepulcro de don Gaspar, porque “a medida que pase el tiempo se quedarán grabadas a fuego en el alma aquellas enseñanzas que él nos ha dado”.
La celebración ha finalizado con la intervención de la sobrina de este sacerdote diocesano, quien ha querido agradecer en nombre de toda la familia el cariño profesado hacia don Gaspar, asegurando que «su huella será imborrable y desde la oración estamos seguros que seremos capaces de sentirlo cerca». «Su misión en la tierra está cumplida y ya goza del premio de la vida eterna», ha afirmado al tiempo que ha indicado que a pesar de su pérdida, «de que se nos ha ido nuestro guía y maestro, ganamos algo más poderoso, su intercesión y protección desde el cielo».
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