Homilía en el 450 aniversario de la Talla del Cristo de Burgos

Hermandad del Cristo de Burgos. Catedral de Sevilla. Conclusión de las celebraciones de los 450 años de la Talla del Cristo. Misa de Acción de Gracias. 1 de junio de 2024. 1Cor 1, 3-9; Salmo 22; Mt 11, 25-30.

1. Saludos. Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de Burgos, Negaciones y Lágrimas de San Pedro y Madre de Dios de la Palma.
2. Celebramos la santa Misa de Acción de Gracias al concluir las celebraciones con ocasión de los 450 años de la Talla del Cristo de Burgos. La liturgia de la palabra que hemos escuchado nos presenta a Jesús elevando una oración de alabanza al Padre, que se ha revelado a la gente sencilla; seguidamente se presenta como Hijo de Dios y Señor del universo, a quien el Padre ha entregado todas las cosas; y finalmente, se dirige a los fatigados que buscan la paz, los cansados y agobiados que encontrarán alivio en él.
3. Todo procede del Padre. Jesús da gracias al Padre porque ha escondido estas cosas a los que creen que lo saben todo, y creen que lo saben mejor que nadie, y se las revela a la gente sencilla, a los que tienen un espíritu abierto, un corazón receptivo por su humildad y sencillez; a éstos Dios los ha elegido como destinatarios de su revelación. Se demostrará aún más profundamente que el Hijo, en su humildad y abajamiento, sólo puede ser comprendido por la gente sencilla a la que se dirige, tanto como mediador de las intenciones del Padre como en razón de sus propios sentimientos.
4. Precisamente porque solo él conoce las intenciones del Padre, puede pronunciar esta frase solemne y soberana: «Todo me lo ha entregado mi Padre». La consecuencia es que nadie sino el Hijo conoce a fondo al Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre: esta declaración levanta el velo del misterio trinitario, y la comunicación de los sentimientos del Hijo a los hombres, que viene a continuación, remite al Espíritu Santo, que pone en nuestros corazones los sentimientos del Padre y del Hijo. Él revela al Padre y se revela a sí mismo sólo a los que ha elegido para ello.
5. Están invitados todos los cansados, agobiados y oprimidos por la razón que sea. «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30). Cuando Jesús recorría los caminos de Galilea anunciando el reino de Dios y curando a muchos enfermos, sentía compasión de las muchedumbres, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas sin pastor (cf. Mt 9, 35-36). Esa mirada de Jesús se extiende hasta hoy, hasta nuestro mundo actual.
6. Su mirada también hoy se posa sobre tanta gente oprimida por condiciones de vida difíciles y también desprovista de puntos de referencia para encontrar un sentido y una meta a la existencia. Multitudes extenuadas se encuentran en los países más pobres, golpeadas por la miseria; y también en los países más ricos no son pocas las enfermedades de salud mental. Estrés, ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos alimentarios y esquizofrenia se encuentran entre los problemas de salud mental más habituales en la sociedad actual, en los países ricos. Pensemos también en los desplazados y refugiados, en cuantos emigran arriesgando su propia vida. La mirada de Cristo se posa sobre toda esta gente, más aún, sobre cada uno de estos hijos del Padre que está en los cielos, y repite: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré».
7. Jesús promete que dará a todos «descanso», pero pone una condición: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». ¿En qué consiste este «yugo», que en lugar de pesar aligera, y en lugar de aplastar alivia? El «yugo» de Cristo es la ley del amor, es su mandamiento, que ha dejado a sus discípulos (cf. Jn 13, 34; 15, 12). El verdadero remedio para las heridas de la humanidad, ya sean las materiales, como el hambre y las injusticias; ya sean las psicológicas y morales, causadas por un falso bienestar, es una regla de vida basada en el amor fraterno, que tiene su manantial en el amor de Dios.
8. Por esto es necesario abandonar el camino de la soberbia, o de la violencia utilizada para ganar posiciones de poder cada vez mayor, o para asegurarse el éxito a toda costa. Hay que tratar bien la creación, la casa común, y sobre todo hay que tratar bien a las personas, al prójimo; en las relaciones humanas, interpersonales, sociales, el principio del respeto y de la no violencia, es decir, la fuerza de la verdad y el bien contra todo abuso, es la que puede asegurar un futuro digno del hombre, y una convivencia pacífica en la familia humana.
9. 450 aniversario de la imagen de Cristo documentada más antigua de la Semana Santa de Sevilla, primer protagonista de los vía crucis, como el primitivo a la Cruz del Campo, precursor de las procesiones de Semana Santa. Fijemos hoy la mirada, una vez más, en el Santísimo Cristo de Burgos. Seamos capaces de superar las distracciones, la superficialidad, de olvidar los intereses meramente materiales, de dejar a un lado los proyectos sencillamente efímeros. Contemplemos el Santísimo Cristo de Burgos conscientes de que su sacrificio en la cruz es fuente de vida inmortal, es principio de justicia y de paz, es ofrenda de misericordia y de perdón, es garantía de un amor infinito que llevó a Dios a hacerse hombre, y a morir crucificado. Sus brazos abiertos son una invitación a cada ser humano, y nos atraen hacia él para recibir su gracia y salvación.
10. Por desgracia, el ser humano no siempre logra percibir la grandeza y la profundidad de este amor infinito que Dios tiene a sus criaturas, sin distinción de raza, ni condición social, ni cultura. La cruz nos hace hermanos, nos hace libres, nos constituye en una familia. Ahora bien, revisemos cuál es nuestra respuesta personal a esta revelación, a esta declaración de amor. Qué hago por Cristo, qué debo hacer por Cristo. La celebración de los 450 años ha de ser un tiempo de reflexión que marque un antes y un después. No tengamos miedo a abrirle nuestro corazón, tengamos largos ratos de contemplación ante su imagen.
11. De sobras sabemos que nos cuesta, que no sabemos, que no podemos. Confiamos en su gracia, en su amor, en la intercesión poderosa de nuestra Madre de Dios de la Palma. Ella nos ayuda a aprender de Jesús la humildad verdadera, a tomar con decisión su yugo ligero, para experimentar la paz interior, y nos enseña a ser capaces de consolar a otros hermanos y hermanas que recorren con fatiga el camino de la vida, y nos enseña también a vivir como auténticos testigos de Jesucristo en la sociedad del siglo XXI.

 

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