Carlos Jesús Gallardo, rector del Seminario Conciliar “San Pelagio”, ha presidido la santa misa en la capilla ardiente en la mañana de este viernes
La Capilla del Seminario Mayor “San Pelagio” quedó abierta en la noche del fallecimiento de don Gaspar y en todo momento seminaristas, sacerdotes y fieles participaron con emoción y gratitud en la Eucaristía que fue presidiendo el Obispo y los presbíteros que se formaron con él.
El rector del Seminario “san Pelagio” Carlos Jesús Gallardo Panadero, presidió la misa junto a los seminaristas en la mañana de este viernes. En su homilía, recordó que “lo más importante en este momento es refrescar las enseñanzas que don Gaspar, con sus palabras, enseñó a todos”, poniendo en valor el testimonio de vida y de entrega de él. Precisamente de este testimonio de vida, Carlos J. Gallardo resaltó tres ideas que don Gaspar fue desprendiendo en su vida y que afecta directamente a los sacerdotes. Por un lado, un amor vivo a Jesucristo. “Desde muy niño aprendió a rezar en el campo, donde encontraba al Señor, cuidó toda su vida esa relación personal con Jesús de una manera especial y cuando hablaba de Jesucristo vibraban sus palabras y su corazón. Tenía la capacidad de transmitirnos a los que lo escuchábamos ese amor por Jesucristo”, afirmó el rector alabando su ejemplo de sacerdocio, un sacerdocio que vivió siempre con Jesucristo en el centro. “Cuando hablaba de Dios su corazón se encendía, Él era el único protagonista de su vida, un amor vivo a Jesucristo”, aclamó.
El segundo punto que destacó el rector fue la oración. “Él decía que lo recordáramos siempre como el cura pesado que hablaba de la oración. Don Gaspar gastó su vida en enseñarnos con su palabra y su testimonio la necesidad de la oración, de sacar tiempo para orar y de despertar en nosotros ese deseo vivo de rezar”, afirmó. Y añadió: “El amor a Jesucristo y la vida de oración fue la enseñanza de su vida”.
Por último, Carlos J. Gallardo subrayó el sacerdocio, porque la vida de don Gaspar es ser sacerdote. “Pocas personas hemos conocido que hablen del sacerdocio con tanto amor, sabiendo que somos de Dios, para Él, para su Iglesia y para servir al pueblo de Dios”, explicó.
Entre sus múltiples cualidades, este sacerdote para quien don Gaspar ha sido un padre, destacó que siempre quiso vivir siendo sacerdote, trasmitiendo a todos su “ser sacerdote”, pues hablaba con pasión del sacerdocio. Y recordó, a su vez, que don Gaspar ha gastado su vida en el seminario y por los sacerdotes fundamentalmente, puesto que “el seminario lo ha llevado a fuego en el corazón, es su casa y es su vida”.
Culminó su homilía pidiendo a los presentes que la muerte de don Gaspar sea “un despertar en un amor vivo a Jesucristo, en una vida entregada a la oración y al sacerdocio como él vivió”, porque, tal y como aseguró el rector, todos estos años “hemos convivido con un hombre de Dios, un hombre santo”.
La misa exequial tendrá lugar mañana sábado, 1 de junio, a las 12:00 horas, en la Santa Iglesia Catedral.
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