El pasado 1 de mayo los fieles de la Parroquia de la Purificación de María de Valladolises fueron en romería hasta el Cabecico del Rey, un paraje donde antiguamente se extraía hierro y en el que se ubicaba una pequeña ermita. Tras dejar de explotarse las minas –cuenta el párroco Héctor Madrona López–, «el terreno cambió de dueño y la ermita fue derrumbada». La cruz que coronaba la cúpula fue rescatada, «pero ya estaba muy deteriorada y quedó en el olvido. Al tiempo volvió a aparecer esa cruz en uno de los pozos mineros y desde entonces se custodia en la parroquia de Valladolises».
Se trata de una cruz de trazo sencillo, elaborada en hierro y con poco adorno que «casi no tiene más valor que el sentimental», explica el sacerdote. En el primer día del mes de mayo, «aprovechando que es un día no laborable y cercano al 3 de mayo» –cuando se conmemora el día de la Aparición de la Santa Cruz–, los fieles fueron en romería hasta el paraje portando esa cruz «para recordar que un día en ese lugar hubo un espacio donde la fe estaba presente» y, a continuación, celebraron la Eucaristía. Este es el segundo año que se organiza esta romería, «para que se conozca la historia de la ermita y la cruz», con la participación de un numeroso grupo de fieles.
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