El miércoles 17 de abril, el sacerdote Joaquín Caler celebró los 25 años de su ordenación sacerdotal, que fue ese mismo día pero del año 1999. Celebró sus bodas de plata con una Misa de acción de gracias en la parroquia de Benamaurel, donde es el párroco, en la que le acompañaron sacerdotes del arciprestazgo y un buen grupo de fieles.
Joaquín Caler es natural de Caniles y en la actualidad es el párroco de Benamaurel. Sus feligreses le obsequiaron con una placa de agradecimiento por su servicio y entrega. Con él hemos hablado de los lugares donde ha estado, de cómo han sido estos 25 años y de qué espera de su ministerio sacerdotal en los próximos año.
-25 años dan para mucho y, de hecho, has estado en muchas parroquias
Joaquín –He estado en varias parroquias: unos meses en la parroquia accitana de Santa Ana, Moreda, Gobernador , Laborcillas, Castril y anejos, Alquife, La Calahorra, Lanteira, y ahora Benamaurel y anejos. En todos he amado, me he entregado, he sufrido, me he equivocado pero siempre he intentado ser un buen pastor con olor a oveja. Ah, y no me olvido de la etapa de casi dos años de diácono en Lugros, Policar, Beas de Guadix, y las parroquias accitanas de Cristo Redentor y Santa Ana. Allí comencé a gustar y a comprender qué bueno es el Señor.
-¿Cómo han sido estos 25 años de sacerdote, cómo los has vivido?
Joaquín –Doy gracias a Dios por éstos 25 años de sacerdocio. Todo gracias a Dios, gracias a su amor misericordioso me he podido mantener fiel al llamamiento y elección de Dios. Su amor hacia mi ha superado con creces mi respuesta.
Han sido 25 años de amor de Dios no exentos de cruces y momentos de sufrimiento. Todo ello me ha ido haciendo madurar y me ha ayudado a quedarme con lo fundamental. Me ha quitado afectos legítimos para poder quedarme con el “sólo Dios basta” dé Teresa de Jesús.
Durante éstos 25 años me he ido conformando con él, me ha dado una nueva forma de ver mi sacerdocio sólo como donación y entrega, sin esperar nada a cambio. Pero sí que me ha hecho sentir en ese nada a cambió el amor sincero de tantas personas que han pasado por mi vida y han sabido quererme como sacerdote y aceptarme con mis dones y debilidades. Muchas de esas personas ya no están por ejemplo mis padres, a los que agradezco hoy y siempre el haberme inculcado y trasmitido el don de la fe ,el amor a la iglesia y el haber sido generosos al permitir que siguiera el camino de la vocación sacerdotal.
-¿Y los próximos 25 años cómo los ves, qué les pides?
Joaquín –Encaro estos siguientes años con la ilusión que he tenido hasta ahora, con la alegría que nunca me ha faltado aún en medio de dificultades y sufrimientos, sabiendo que Dios me ama. Sólo pido a Dios que me dé salud de cuerpo y de espíritu para llegar al final de la meta y decir con San Pablo “he corrido hasta la meta y he mantenido la fe y ahora me aguarda la corona de la vida que no se marchita”.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix