El 16 de abril se celebra el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil. Fue establecido en 1997 por iniciativa del Movimiento Cultural Cristiano como respuesta al asesinato el 16 de abril de1995 de Iqbal Masih, un niño paquistaní de 12 años que se rebeló contra las condiciones de explotación en las que se encontraba. El Movimiento Cultural Cristiano fue el promotor de la idea siendo posteriormente apoyado por diversas organizaciones como Amnistía Internacional y la Unesco, a las que se han ido añadiendo nuevas organizaciones comprometidas con los derechos humanos y la protección infantil. La elección del 16 de abril pretende honrar la memoria de Iqbal Masih y también señalar la urgencia de luchar contra la esclavitud infantil de millones de niños y niñas de todo el mundo sometidos a diversas formas de explotación.
Iqbal Masih nació en 1983 en Muridke, Pakistán, en el seno de una familia muy pobre. A los cuatro años ya trabajaba en un horno, a los cinco fue vendido a un comerciante de alfombras. Se le obligaba a trabajar entre 10 y 12 horas al día, sufriendo también desnutrición. Cuando solo tenía nueve años, se escapó de la fábrica y participó con otros niños en una manifestación del Bonded Labour Liberation Front (BLLF), Frente de Liberación del Trabajo Forzado. Al volver a la fábrica de alfombras, se negó a seguir trabajando a pesar de las palizas. Las amenazas obligaron a la familia a abandonar el pueblo e Iqbal volvió a la estudiar, hospedado en un albergue del BLLF.
En 1993 comenzó a viajar y a asistir a conferencias internacionales, sensibilizando sobre los derechos negados a los niños trabajadores paquistaníes y contribuyendo al debate sobre la esclavitud global y los derechos internacionales de los niños. En diciembre de 1994, a la edad de once años, recibió el Premio Reebok de Derechos Humanos en la Universidad de Boston. Mientras tanto, se cerraron varias fábricas de alfombras en Pakistán: gracias a Iqbal se vislumbró un futuro diferente para muchos niños. El 16 de abril de 1995 Iqbal fue asesinado en Pakistán, pero su ejemplo y su lucha nunca sucumbieron, y hoy continúan a través de asociaciones y campañas de sensibilización.
El Papa Francisco ha clamado en numerosas ocasiones contra la esclavitud infantil. “Mucha gente, en lugar de dejarlos jugar, los hace esclavos: esto es una plaga. Una infancia serena permite a los niños mirar con confianza hacia la vida y el mañana. Ay de los que sofocan en ellos el impulso alegre de la esperanza”, dijo en la Audiencia General del 12 de junio de 2013. Un año después, en la Audiencia General del miércoles 11 de junio de 2014, en la catequesis dedicada al temor de Dios, afirmó: “¿Piensan que esta gente que trafica personas, que explota a las personas con el trabajo esclavo tiene en el corazón el amor de Dios? No, no tienen temor de Dios y no son felices. Que el temor de Dios les haga comprender que un día todo acaba y que deberán rendir cuentas a Dios”. Más adelante, dirigiéndose al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede con motivo de las felicitaciones de Año Nuevo en enero de 2018, vinculaba la explotación infantil con modelos económicos equivocados, llamando a los gobiernos a encontrar juntos las estrategias políticas adecuadas: “No podemos pretender que se plantee un futuro mejor, ni esperar que se construyan sociedades más inclusivas, si seguimos manteniendo modelos económicos orientados a la mera ganancia y a la explotación de los más débiles, como son los niños”. Es un gravísimo escándalo que en nuestro mundo, en pleno siglo XXI, con tantos logros científicos y tecnológicos, y con no pocos avances globales en materia de derechos humanos, siga habiendo tantos niños en condiciones inhumanas: explotados, maltratados, esclavizados.
+ José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla