Paloma Saborido es profesora de Derecho Civil en la Universidad de Málaga y hermana de la Pollinica en su ciudad. Es la única mujer y española en la Comisión que prepara las actividades destinadas específicamente a los cofrades dentro del jubileo que la Iglesia celebrará en 2025
Ha participado en el Vaticano en la primera reunión de la Comisión específica para el jubileo de los cofrades por encargo directo de Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontificio de Promoción para la Nueva Evangelización. En Córdoba ha sido la invitada de la hermandad del Vía Crucis para hablar de la fuerza evangelizadora de las cofradías en el siglo XXI.
Es una altísima responsabilidad ser la única española integrada en esta subcomisión de expertos para organizar el jubileo, ¿Cómo recibiste el encargo?
Pues la verdad es que con muchísima sorpresa. No me lo esperaba. Estaba en visita privada en Roma, tengo una muy buena relación con monseñor Fisichella, y me lo ofreció. Fue una gran sorpresa, para mí es un orgullo e implica muchísima responsabilidad, la verdad.
Usted, que ha estudiado la religiosidad popular con un enfoque histórico, científico o artístico. ¿Cuál es la vigencia actual de los valores cofrades en la juventud?
Yo creo que es muy importante el momento en el que estamos ahora mismo, en la religiosidad popular, lo considero muy importante. Creo que es el centro de muchas comunidades, esto se ve claramente en la participación, y esa participación sin duda en un tanto por ciento muy elevado es la de los jóvenes. Esto lo vemos en la Semana Santa, en las representaciones que nosotros realizamos. Y hablo así como cofrade y participante en la vida diaria de una cofradía. Pero, también es cierto que quizá a lo mejor faltaría un poquito más de implicación en los jóvenes. Esa implicación proviene de abrir un poquito más la puerta y se sientan partícipes de las decisiones. Creo que es importante que no haya esos poquitos jóvenes que además son familiares de aquellos otros mayores que están en el Impuesto de Responsabilidad, sino que sepamos hacer atractivas estas asociaciones cofrades, aparte de jóvenes de nuestra Iglesia, que vean que no somos algo de la tradición o la familia, sino algo infinitamente más actual e implantado en este siglo XXI. Pero no son sólo ellos los garantes de la continuidad, de la tradición, no son sólo ellos, tienen, digamos, necesidad de una tutoría dentro de cada hermandad. La juventud es imprescindible y necesaria. Pero también la convivencia con aquello que te va a enseñar de dónde venimos y dónde estamos. Puede ser muy interesante que ellos ya tengan una visión que probablemente sea diferente de la nuestra. Creo que quizás echamos un poquito de menos a esos jóvenes que miran hacia el pasado. Puede ser porque los jóvenes de nuestra sociedad sean así. La inmediatez les lleva a pensar exclusivamente en el ahora y quizá en un futuro, pero muy inmediato, sin pensar de dónde venimos. Y eso en las cofradías puede ser un problema.
Si al estudiar la vida de las hermandades también se revela un comportamiento social, como el que está describiendo, ¿en qué momento estamos en Andalucía?
Yo creo que estamos en un momento de auge pleno. No sé si mi gran amigo y excelente profesor universitario, Don Isidoro Moreno, catedrático de Antropología estaría de acuerdo, pero creo que en toda la trayectoria de estas asociaciones cofrades, que siempre han estado y que siempre han tenido una importancia vital en cada una de las comunidades en las que se ha visto, es ahora cuando estamos en un momento vital y trascendental en las manifestaciones de religiosidad popular. En las comunidades no hay duda de la aceptación de estas manifestaciones de religiosidad popular. Con independencia de que sean un movimiento religioso, que lo es en su esencia, pero la multidimensionalidad de su naturaleza lo que hace es que la comunidad la acepte como propia.
Podemos ver que no es sólo un movimiento religioso, es un movimiento turístico, artístico, económico, jurídico incluso. Y eso hace, en un primer lugar, que podamos llegar a todos lados y que esa comunidad la acepte como propia. Pero por otro lado, para nosotros nos hace cumplir nuestra propia finalidad en la Iglesia Católica mejor, porque llegamos o cumplimos lo que dice el Papa Francisco, el salir a las calles y a las plazas. Está muy bien estar en la Iglesia, pero miren ustedes, abran las iglesias, abran las puertas de la Iglesia y salgan a las calles y a las plazas. Nosotros los cofrades llevamos haciéndolo siglos y no hay otra asociación de la Iglesia católica que esté mejor posicionada para cumplir lo que dice el Papa Francisco.
Que todos los cofrades del mundo celebren el jubileo en 2025 es la aspiración de la subcomisión, de la que forma parte. ¿Cómo van esos trabajos?
Se ha comenzado por la estructura que hay que mantener para que eso ocurra. Esto requiere mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucha dedicación. Yo creo que va a ser un momento trascendental en el mundo. En 2025, se celebrará, si Dios quiere, el jubileo de las cofradías, por primera vez en un jubileo ordinario de la Iglesia, es una de las celebraciones más importantes, sino la más importante de nuestra Iglesia. Y que tengamos un sitio preeminente, privilegiado en esa celebración, yo creo que ahí se demuestra claramente el posicionamiento de las cofradías dentro de nuestra propia Iglesia.
Los trabajos son bastante complicados, pero a la vez muy ilusionantes. Yo creo que, con independencia de los actos que se realicen, los cofrades tenemos una oportunidad única para ir a Roma, para prepararnos para el jubileo, aquellos que puedan ir a Roma, aquellos que no vayan a Roma probablemente verán los actos, porque tendremos medios de comunicación
¿Cómo nos ven desde Roma? ¿Cómo nos observan? ¿Qué conclusiones sacan?
Bueno, diría a todos que si pueden lean la ponencia que nos dio monseñor Rino Fisichella, que como Presidente del Dicasterio para la Evangelización, nos dice de dónde venimos los cofrades. Es una ponencia del Congreso Internacional de Cofradía y Hermandades, el cuarto Congreso Internacional, que se celebró en septiembre en Málaga, en el 2021, y que tuve la inmensa suerte de poder dirigir. Y ha sido publicado recientemente en un libro por la editorial Sal terrae. Y en ello nos decía lo siguiente: “Los cofrades no necesitan ningún intermediario para no solo llegar a Cristo, sino para evangelizar. Y la vía de la belleza es la mejor vía para poder llegar a Dios”. Yo creo que esas ideas en torno a qué somos las cofradías y cuál es nuestra misión en la iglesia es clarísimo lo que nos están diciendo desde el Vaticano. Creo que no sólo nos respetan, como se puede ver en su presencia en el Jubileo de la Iglesia, sino que además nos están reconociendo una misión trascendental hoy, en el 2024. Y eso no ha sido reconocido siempre así, por parte de la jerarquía eclesiástica ni por una parte de movimientos, de asociaciones cristianas, católicas, de la propia iglesia. Por eso es tan importante esta llamada que nos están haciendo desde el Vaticano y por eso es tan importante que los cofrades respondamos a esta llamada con un “sí”, con una presencia activa, con una preparación como nos está diciendo el Papa Francisco. Creo que si los cofrades, todos, y yo me incluyo, no respondemos a esta llamada, quizá no nos merecemos tener esa trascendencia y ser una parte activa, trascendental e importante en nuestra Iglesia del siglo XXI.
“Que los cofrades sean peregrinos”, son palabras tuyas, Paloma ¿Cómo se promueve esa invitación?
Yo creo que si se es cofrade, uno ya está acostumbradísimo a seguir las directrices de la Iglesia y a tomárselas muy en serio. Y aquí se nos está dando una propuesta muy atractiva. En principio, yo creo que todos nos tenemos que unir a ese año de la oración que el Papa Francisco nos está diciendo para el 2024, vamos a prepararnos. Cuando viajamos no llego a Córdoba y digo, “¿y ahora qué veo?”. Antes me he visto que tengo que ver la Mezquita-Catedral, la Sinagoga o el barrio judío. Pues ahora igual, es decir, yo no voy a ir a Roma a peregrinar. No. Voy a prepararme en un año de oración pleno. Y con independencia de los actos que realicemos, que vivimos la fe a través de las imágenes. Vamos a ser peregrinos de esperanza y peregrinos-cofrades que atravesaremos la Puerta Santa y llegaremos a la tumba de San Pedro. Yo creo que eso es precioso, poder decir que seguimos siendo los cofrades seguidores de Cristo.
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