El significado esponsal del cuerpo y celibato sacerdotal fue el título de la conferencia que impartió Carmen Álvarez, en la Facultad de Teología San Isidoro, de Sevilla, la mañana de este jueves.
Álvarez es doctora en Teología Dogmática, profesora de la Universidad San Dámaso y experta en la figura de San Juan Pablo II. Al encuentro formativo acudieron seminaristas, sacerdotes,
alumnos de la Facultad de Teología y matrimonios de la diócesis.
“De cómo vivamos nuestra relación con el cuerpo depende nuestra relación con la cultura actual”. Su presentación se basó en tres ideas centrales: Dios creó al ser humano con cuerpo, la forma esponsal del ministerio sacerdotal y ¿cómo nupcializar el celibato? Cuidados y tareas.
Tarea cotidiana del corazón
“El celibato – expresó – es un don de la Trinidad, pero es también una tarea cotidiana, que comporta el sacrificio del amor y el esfuerzo diario de la fidelidad, lograda casi siempre en las cosas pequeñas del día a día. El celibato es una firme decisión, que marca en la vida del presbítero un estilo de vida nupcial, el estilo de Cristo Esposo”.
Presentación del libro Jeremías
El mismo jueves, a las ocho y media de la tarde, tuvo lugar la presentación de la obra teatral Jeremías, en la Parroquia San Juan Pablo II, de Montequinto. Carmen Álvarez es autora de numerosas publicaciones científicas en torno a la figura y el pensamiento de Karol Wojtyla y fue la encargada de profundizar en esta obra que fue escrita por el papa polaco con 20 años de edad. La pieza se enmarca en el entorno histórico – literario del primer período cracoviense, que comienza a partir del verano de 1938, cuando Wojtyla se tralada a la capital polaca, para iniciar sus estudios universitarios en polonística en la Universiddad Jaguelónica de Cracovia.
Según Álvarez, responsable de la edición y el estudio preliminar, “una lectura rápida de Jeremías muestra con evidencia que la Sagrada Escritura es la fuente fundamental que inspira la obra de Wojtyla. El autor llega a parafrasear numerosos capítulos del libro bíblico de Jeremías, pasaje del libro de la Lamentaciones y citas de salmos, entre otros”. Esta pieza literaria fue escrita “con el trasfondo histórico de un drama nacional a causas de la caída de Polonia en 1939”. En el drama de Jeremías, Wojtyla apela a una concepción más realista de la patria, que, sin perder su proyección universal, está fuertemente vinculada a su identidad cristiana”.
Finalmente, la cuestión de la libertad del hombre, situado ante su propio destino y el destino de la nación, es central en este drama teatral. El hombre que reflexiona sobre la historia y la identidad de su patria resulta ser el propio autor, que protagoniza como un personaje más su propia obra. A través de sus personajes y de la sucinta trama de la obra, Wojtyła dialoga con los mitos nacionales de su época, como el mesianismo y el sarmatismo, y con las grandes tradiciones culturales: la Antigüedad clásica, la tradición bíblica, el Romanticismo, el misticismo español de san Juan de la Cruz, o el hispanismo polaco, representado sobre todo en Calderón de la Barca y en la tradición quijotesca.
