En Coria (Cáceres) un 25 de julio de 1885 nace la Congregación de Esclavas del Divino Corazón mucho tiempo conocidas en Andalucía como Esclavas Concepcionistas. Su origen, como dice uno de los biógrafos del beato Marcelo Spínola, José Mª Javierre: “Como un granito de mostaza”.
Por entonces don Marcelo era Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, cuando cuatro mujeres se consagran a Dios para ser Esclavas del Corazón de Cristo. Una de ellas era Celia Méndez y Delgado, marquesa de la Puebla de Obando. Llegar a ese día tuvo un largo y espinoso camino, de calumnias, incomprensiones, malos entendidos… que solo la confianza firme en Dios de don Marcelo y la fuerza y clarividencia de Celia Méndez sacaron adelante el tan querido y cuidado proyecto de dar a la Iglesia y a la sociedad de su tiempo mujeres entregadas al Corazón de Jesucristo, y de ahí un nombre que fuera la impronta de esta entrega absoluta e incondicional: Esclavas.
Uno de los obstáculos que tuvieron que vencer, para fundar la congregación de esclavas fue responder a la cuestión de si era necesaria. Nuestros fundadores, conscientes de la pobreza, abandono e ignorancia en que viven niños y jóvenes, y en especial la mujer, comprenden que la educación y la escuela es la obra más completa y excelente porque tiene por objeto, en palabras de Marcelo Spínola, “lo más grande y más noble que hay en la persona, la inteligencia para que conozca la verdad y el corazón para que ame el bien”, porque a través de ella “se engendra el amor de Dios en el corazón del niño y del joven”, “se forma el corazón”, “se ilustra el entendimiento con toda clase de saberes”, “se transforma la sociedad” y “se logra el progreso verdadero”.
Del carisma de las esclavas que se centra en el amor y la relación íntima con Corazón de Jesús, surge como de un manantial su forma de educar. El estilo educativo propio es la “pedagogía del corazón”. Se centra en la persona de cada uno -niño, adolescente, joven- como hijo de Dios amado, cuida su interioridad, potencia los valores recibidos, promueve el servicio y la atención a los hermanos con preferencia a los más necesitados, se compromete con la justicia social y luche por un mundo y una sociedad más humana.
Un modelo educativo abierto a la trascendencia, basado en Jesucristo, su Evangelio, teniendo en la Virgen Inmaculada un modelo de vida y respuesta cristiana.
La Congregación de las Esclavas del Divino Corazón en sus 139 años de existencia y servicio, tanto en la Iglesia como en la sociedad, nace en Coria y se consolida en Málaga, de donde parten la fundación de los primeros colegios, llamados “Sgdo. Corazón” (Ronda, Linares, Corte Concepción, Moguer). Las esclavas llegan a Sevilla la víspera de la Inmaculada de 1899. Fue Sevilla desde donde se extiende la congregación con nuevas fundaciones hasta llegar al nuevo mundo, Brasil y Argentina y al Oriente
Muy significativa es la ciudad y el colegio Sgdo. Corazón de Sevilla ubicado en la calle Jesús, 18, en la historia congregacional. Este centro educativo cumple 125 años formando en sus aulas cientos o decenas de generaciones de sevillanas y sevillanos que se han convertidos en grandes profesionales al servicio y desarrollo de nuestra ciudad en todos los sectores: político, judicial, sanitario, artístico, informativo y periodístico, educativo, etc.
Por todo ello, es un colegio de referencia histórica en la ciudad que imparte en su proyecto educativo enseñanza desde Infantil a Bachillerato, siguiendo el carisma germinal de Marcelo Spínola y Celia Méndez, la “pedagogía del corazón”, antes descrita. Agradecemos a Dios Padre estos 125 años de crecimiento, servicio y buen hacer.
De todos es conocido los cambios y avatares a los que estamos sometidos socialmente, y por lo tanto las familias y los centros educativos, que obligan a un constante ajuste a los tiempos.
Por ello, los colegios tradicionalmente de las esclavas, son hoy de la “Fundación Spínola” obra apostólica creada por la congregación que ha hecho extensivo su carisma, sumMisión, compartiéndola como “Familia Spínola” a laicos que se identifican y comprometen junto con las religiosas, a llevar adelante el legado de nuestros fundadores, el Beato Marcelo Spínola y la Venerable Celia Méndez.
María Artillo González adc