Visita de la presidenta de la Federación Bética de Hermanas Pobres de Santa Clara, Isabel Cobo

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

En la mañana de este miércoles 30 de agosto, el obispo Nivariense ha recibido la visita de la presidenta de la Federación Bética de Hermanas Pobres de Santa Clara, Isabel Cobo Jiménez, que estuvo acompañada de la secretaria federal, Sor Eugenia y de una hermana de 90 años, Sor María del Carmen, que estuvo dos años en el convento de La Laguna.

Sor Isabel Cobo es natural de Jaén y lleva ejerciendo el cargo de presidenta desde el 5 de junio. Esta es su primera visita a Tenerife. “Estoy muy feliz porque la primera misión a la que me ha llamado el Señor ha sido precisamente al convento que está más lejos, el de Tenerife.  Ha sido un gozo encontrarme con las hermanas de aquí. Las veo muy contentas con su vocación y trabajando mucho por hacer realidad el sueño de Dios en ellas”.

Según Cobo, es todo un regalo de Dios ver cómo el Espíritu sigue moviendo corazones.  “Es una enorme satisfacción comprobar que en el monasterio de La Laguna hay hermanas jóvenes y también jóvenes que se acercan, que preguntan, que tienen inquietudes por seguir al Señor”.

En cuanto al tema de las vocaciones, para Cobo significa un reto en el que ningún cristiano debe desfallecer. “Es verdad que hoy día cuesta dar el paso. Pero hay que estar disponibles para escuchar la voz del Señor. Ser conscientes de la realidad actual pero no por eso tenemos que quedarnos quietos. Nosotras hemos encontrado el lugar donde el Señor nos quiere y como hemos dicho “sí”, estamos siendo felices porque hemos sido coherentes con esa llamada”.

Cobo conoció a las Hermanas Clarisas justo al terminar su carrera de Derecho. “Ahí fue donde experimenté la llamada y aunque había finalizado mis estudios con mucho sacrificio, era más fuerte la llamada del Señor. Y para nada me arrepiento de la decisión que tomé”.

Solo han pasado tres meses desde que Cobo comenzó a desempeñar su nuevo cargo, pero hasta la fecha el balance es positivo. “Lo más grande de esta nueva tarea es la alegría que siento de la misión que las hermanas me han encomendado. Dios y ellas han confiado en mí, así que espero llevar a cabo este servicio animando a mis hermanas a seguir al Señor con alegría para que podamos proclamar que el Él existe y que es posible vivir en plenitud esta vida”.

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