En el cuarto domingo de Cuaresma, domingo de laetare o de la alegría, se celebraba el Día del Seminario, este año bajo el lema «Levántate y ponte en camino».
El Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, presidió la Eucaristía a las 12 horas, en la S. I. Catedral de Jaén, donde confirió el Ministerio del Lector al seminarista Fernando Ruano. Concelebraron, además, algunos formadores del Seminario, el Vicario Episcopal de Jaén y Mágina y algunos Canónigos de la Catedral.
Asimismo, los seminaristas, los familiares, amigos y miembros de su comunidad parroquial de Arjonilla, quisieron acompañar al Seminarista en este paso que le acerca más al sacerdocio y consolida su vocación.
Las lecturas estuvieron participadas por familiares y seminaristas. Las ofrendas y oración de los fieles, también, fueron participadas por familiares y amigos. Y la capilla musical corrió a cargo de la Cantoría de Jaén.
Tras el Evangelio, proclamado por el Rector, D. Juan Francisco Ortiz, Fernando fue llamado para presentarse ante el Pastor diocesano.
Homilía
Don Sebastián quiso iniciar su homilía haciendo referencia al domingo de laetare. “Nos encontramos en mitad de la Cuaresma. Hoy, la Iglesia rompe, hasta cierto punto, su austeridad y manifiesta la alegría que siente, por comenzar a vislumbrar la proximidad de las fiestas pascuales. A este domingo se le llama “Domenica Laetare”, domingo de la alegría. Este tono festivo nos quiere animar a seguir andando nuestro camino cuaresmal hacia Jerusalén, donde contemplaremos, donde viviremos el sacrificio redentor de Cristo”. Y haciendo referencia al Evangelio añadió: “Para ello, estamos avivando nuestra fe. El camino del creyente es un camino largo y difícil. El ciego de nacimiento nos recuerda que el camino del creyente es un camino duro y oscuro, pero Cristo nos lo ilumina”. “Nuestra alegría es el don recibido en nuestro Bautismo, y que nos disponemos a renovar esta Pascua, es el don de la fe, la luz que ilumina nuestra vida, nuestra historia, nuestro ser, nuestro mundo, lo que da sentido a nuestra vida… lo que ilumina y nos hace vivir con entereza y fortaleza”.
Asimismo, el Pastor diocesano dirigiéndose al seminarista le dijo: “Querido Fernando, hoy das un paso más en tu camino de entrega para ser totalmente luz para los demás: ¡ser sacerdote! El Señor te llama a una madurez de fe muy especial, de hecho, hoy te confiere, a través de la Institución del Ministerio de lector, una capacidad que te va llevando a una profunda intimidad con Él, porque quiere configurarte con Él. El Señor te quiere a ti, se fía de ti, te capacita y te envía porque te ama. Hoy das un paso más para una unión mucho mayor que ya te deja atisbar”. Del mismo modo quiso agradecer su respuesta. “Gracias, querido hijo, por la respuesta que das a la gracia, que hace posible que se cumpla el plan que tiene Dios sobre ti. Ten presente que el ministerio que se te confía denota un trato de predilección para contigo. Ser lector implica dejarse asumir por la Palabra, no pretender dominarla. Desde una postura de humildad, deberás acercarte a ella con sobrecogimiento, pidiendo al Espíritu Santo que la encarne en tu vida. Date cuenta de que la Palabra no es algo sino Alguien, una Persona divina que quiere darse a conocer a los hombres a través de tu vida”.
Además, el Obispo quiso animarle a vivir siempre de cara a Jesucristo cuidando la oración. “Vive siempre de cara a Jesucristo, cuidando la intimidad en la oración, pidiéndole que te explique el sentido de las palabras que meditas y predicas. Mira a la Virgen María, tenla como referente en tu vida, pues Ella es modelo para quien ha sido escogido para “meditar asiduamente la palabra, ser penetrado y transformado por ella”, siendo dócil al Espíritu Santo, conservándola en tu corazón”.
Finalmente, Don Sebastián culminaba pidiendo a la Virgen María que “nos ayude a ser sal y luz en medio del mundo, verdaderos testigos de la Palabra de Dios encarnada y proclamada como “Camino, Verdad y Vida” para nuestra salvación”.
Tras la predicación, Fernando Ruano se presentó ante el Prelado y se arrodilló ante él, para recibir de sus manos el libro de la Sagrada Escritura, signo del ministerio conferido. A continuación, la Santa Misa continuó como de costumbre.
Al finalizar, el seminarista, los formadores y el Obispo se hicieron una foto a los pies del altar. Para después hacer otra con la familia de Fernando. Un momento que culminaba con el abrazo de Don Sebastián al seminarista y un emotivo aplauso.
Ya en la Sacristía, se fotografiaban la comunidad del Seminario, los miembros del Cabildo Catedral y el Obispo.
Finalmente, Don Sebastián pudo saludar y departir con los familiares de Fernando y algunos miembros de la Cantoría de Jaén, a quienes quiso felicitar.
Galería fotográfica: «Día del Seminario y Ministerio del Lector»