Coincidiendo con la Solemnidad de la Anunciación del Señor, el 25 de marzo se celebra la Jornada por la Vida, un día para recordar que la vida es un bien fundamental, desde su concepción hasta su muerte natural. En esta ocasión la Conferencia Episcopal Española propone celebrarla bajo el lema ‘Contigo por la vida, siempre’. De esta forma lanzan un mensaje más que necesario en la sociedad actual, precisamente después de la aprobación en España de la ley de la eutanasia en 2021 y de la reforma de la ley del aborto este mismo año.
Por su parte, la Delegación diocesana de Familia y Vida para celebrar esta jornada y mostrar su defensa de la vida convoca a participar en la Eucaristía que tendrá lugar el sábado, 25 de marzo, a las once y media de la mañana, en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. “En ella pediremos a Dios por la vida humana y para que cambie los corazones de aquellos que atentan contra ella”, explican los delegados diocesanos de Familia y Vida, Rafael Muñoz y Carmen Rodríguez.
La Misa será presidida por Antero Pascual, vicario episcopal para el Clero, y contará con el acompañamiento musical de la Escolanía Salesiana María Auxiliadora.
Además de todos los fieles que lo deseen, están invitados especialmente los representantes de los movimientos laicales pro-vida presentes en la diócesis, así como las corporaciones que participan en el Proyecto Hermandades por la Vida.
Igualmente, los delegados diocesanos invitan “a todos los que no podáis acudir a esta celebración, a que os unáis desde vuestras parroquias y templos a esta jornada orando junto a toda la Iglesia. Y a todas las comunidades de clausura para que oren al Señor por estas intenciones”.
Mensaje de los Obispos
Como es habitual, los Obispos españoles han emitido un mensaje en torno a esta jornada, reflexionando sobre el acompañamiento a la vida humana “la de todas y cada una de las personas, en todas las fases de su existencia, desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, aumentando sus cuidados en los momentos en los que la vida es más vulnerable”.
En esta línea, insisten Rafael Muñoz y Carmen Rodríguez, “debemos y tenemos que defender la vida humana insistiendo en algunos momentos de esta especialmente”. Por un lado, al inicio de la vida, “uno de los momentos de máxima debilidad y que tiene que ser protegida, más aún en estos momentos en los que las propias leyes amplían y promueven el supuesto ‘derecho al aborto’”. Asimismo, apuntan que “tenemos que integrar en la defensa de la vida el cuidado de las personas que llegan a nuestras fronteras las cuales, en su mayoría lo hacen en condiciones trágicas”. Por otra parte, se refieren a la enfermedad mental, que “en gran medida está relacionada con el incremento de los suicidios, también debe ser considerada en esta defensa de la vida en la que la Iglesia está comprometida”.
Igualmente, declaran que es necesario acompañar la ancianidad, principalmente desde las familias, pero también con el “apoyo y ayuda de la sociedad”. Y, por supuesto, durante el final de la vida, ya que “en sus últimos momentos es donde, supuestamente para eliminar el sufrimiento, realmente se busca eliminar una vida humana en lugar de aplicar unos auténticos cuidados paliativos”, añaden.