“Se levantó y se puso en camino” Día del Seminario 2023

Llega del Día de Seminario, en torno a la fiesta de san José, patriarca de la Iglesia universal y protector especial de las vocaciones al sacerdocio. Propiamente se celebrará en toda España los días 19-20 próximos. En nuestra diócesis de Córdoba, la campaña del Día del Seminario se extiende durante estas dos semanas siguientes: domingo 12 y domingo 19. De esta manera nuestros seminaristas pueden hacerse presentes en muchos lugares de la diócesis, los primeros días por todos los pueblos de las tres vicarías, y el segundo finde, por las parroquias de la ciudad, la cuarta vicaría.

Se trata de un momento especialmente importante para toda la diócesis, para los seminaristas, para los sacerdotes y para todo el pueblo cristiano. Necesitamos sacerdotes, necesitamos más sacerdotes, necesitamos sacerdotes santos, que nos den a Jesucristo en la Eucaristía, en la Palabra, en la catequesis, en el acompañamiento personal, con su vida y su ministerio. Toda la diócesis debe atender este asunto de primera necesidad, porque es un asunto de interés público y de interés común. No se trata de un asunto privado, está en juego el presente y el futuro de la Iglesia diocesana en Córdoba y su proyección en la Iglesia universal.

El lema de este año para el Día del Seminario coincide con el lema de la JMJ de Lisboa 2023. “Se levantó y se puso en camino” se refiere a la actitud de María después del anuncio del ángel para ser madre de Dios y después de saber que su prima Isabel podía necesitarla. Ella se levantó y se puso en camino a prisa para ir a casa de su prima. María no queda encerrada en sí misma, preocupada o abstraída por la tarea que ha recibido, sino que, conociendo el estado de su prima, se pone en camino para ir a servirla. Y lo hace con prontitud. El Papa, escogiendo este pasaje mariano del Evangelio, quiere presentarnos a María como mujer de caridad y mujer misionera, alguien que al recibir un don lo pone inmediatamente a fructificar. El amor no conoce la lentitud, el amor es motivo para ponerse en marcha con diligencia, es decir, con mucho amor y con prontitud.

La vocación al sacerdocio es vocación de amor ante las necesidades de hoy. Amor a Jesucristo, que llama y al que el llamado entrega su vida; y amor a los demás, a los que el llamado es enviado con el encargo de declararles el amor de Cristo. Es vocación de amor, que Jesucristo dirige al corazón del joven, enamorándole y fascinándole con la aventura de dejarlo todo para seguirle a él de cerca y entregarse a los demás.

Jesucristo sigue llamando, porque él cuida de su Iglesia, y sin sacerdotes no puede haber Iglesia, porque no puede haber Eucaristía. Sin embargo, esta llamada a veces no es percibida en medio de tantos ruidos que nos aturden en el momento presente. Y cuando es percibida, a veces suscita dudas e incertidumbres en el llamado, porque le pide la donación de su vida entera. Por eso, lo primero que hemos de hacer en esta campaña del Seminario es orar al Dueño de la mies que mande trabajadores a su mies. Esta es la primera y principal colaboración, porque entramos en un misterio de amor, que sólo en el amor puede captarse y sólo en el amor puede responderse.

Y junto a la oración, el apoyo personal a aquellos que muestran haber sentido algún indicio de llamada. Me dirijo a los padres para que apoyen la posible vocación de sus hijos. Me dirijo a los catequistas y profesores para que alienten la llamada al sacerdocio, proponiéndola explícitamente. Y me dirijo sobre todo a los sacerdotes. No hay mayor alegría para un sacerdote que estar cerca de algún joven que es llamado. El sacerdote puede ayudarle con su buen ejemplo, con su apoyo, presentándolo al rector y formadores del Seminario y velando por su vocación.

Toda la diócesis en estado vocacional. Nos va la vida de la diócesis presente y futura en esta tarea de darle sacerdotes según el corazón de Cristo. Y si la Iglesia quiere tener ministro dignos e idóneos tiene que preocuparse de hacerlo tales, como dice nuestro san Juan de Ávila. La colecta de estos días irá destinada al Seminario, sed generosos.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández
Obispo de Córdoba.

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