Su talla evangélica quedó reflejada en su elección, nada más ordenarse, como director espiritual de los seminaristas de su diócesis. En 1880 fue nombrado rector del entonces deteriorado Santuario de la Virgen de la Consolación o “Consolata”, patrona de Turín, que recuperó en poco tiempo su esplendor con su trabajo incansable. En 1901 fundó el instituto de los Misioneros de la Consolata y, en 1910, el de las Misioneras. Misioneros marianos para el mundo, «con el compromiso de llevar a los pueblos la verdadera “consolación” que es Jesús, hijo de María».
En Málaga, los Misioneros de la Consolata cuentan con una comunidad compuesta por tres misioneros que atienden las parroquias de Cristo Rey y Nuestra Señora del Rosario y Los Gámez. Ese día celebrarán de forma especial la fiesta de su fundador en el rezo comunitario así como en la Eucaristía con la comunidad parroquial.