El 2 de febrero de 1885 se fundó en Madrid el Instituto de Hermanas Trinitarias, una obra que hoy cuenta con numerosas iniciativas en los campos educativo, social, misionero o penitenciario en seis países, y que debe su fundación al venerable Francisco de Asís Méndez y a la madre Mariana Allsopp. Esta religiosa también ha sido declarada venerable por el papa Francisco, que ha reconocido sus virtudes heroicas el pasado 21 de mayo. Se trata de un paso previo en el consiguiente proceso de beatificación, aunque para ello habrá que acreditar un milagro atribuido a su intercesión.
Las hermanas trinitarias están presentes en Sevilla en la céntrica calle Santa Lucía, muy cerca de la casa natal de santa Ángela de la Cruz. Allí dirigen un colegio, el Beaterio de la Santísima Trinidad, en cuyas aulas reciben formación unos setecientos alumnos de Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Inicialmente, los centros educativos de la institución estaban dirigidos a las jóvenes acogidas en ellos, pero progresivamente se abrieron a otras jóvenes externas, así como a la conversión de centros mixtos. Como reza la presentación de sus centros, “desde sus orígenes nuestros centros han tenido la peculiaridad de la atención especial a las necesidades de la juventud, y ha optado por una educación de calidad para quienes menos medios tienen”.
En efecto, las hermanas trinitarias se fundaron para “abrir una puerta de esperanza a muchas jóvenes que buscan llegar a ser lo que su corazón anhela, realizar sus proyectos de vida, y necesitan quien las acompañe en su camino”. Una puerta abierta, este es el símil que mejor explica el objetivo de sus fundadores.
Al respecto, la hermana María Eliécer Peláez, superiora y directora titular de la Comunidad de las Trinitarias del Colegio Beaterio de la Santísima Trinidad, de Sevilla, manifiesta que lo que define la misión trinitaria en todos sus proyectos “es la manera de mirar, tratar y acompañar a las personas, desde la realidad que viven hacia la meta en la que sueñan, tratando de facilitar al máximo el desarrollo de sus posibilidades, y liberando de los condicionamientos y dificultades que cada situación presenta”.
Misión sin fronteras
En España, las hermanas trinitarias tienen presencia en Madrid, Santander, Barcelona, Sevilla, Granada, Bilbao, León, Málaga y Vigo. Fuera de España en México, Argentina, Uruguay, Guatemala e India.
Su misión apostólica la realizan a través de residencias de jóvenes, hogares de menores, centros Educativos, casas de acogida, Pastoral penitenciaria, y diferentes proyectos sociales y misiones en favor de la juventud y mujer necesitada.
“Nosotros atendemos a la juventud en los diferentes campos y necesidades en los que se encuentren. Pretendemos una atención integral y mantenemos la prioridad a las jóvenes más vulnerables. Es verdad que las situaciones y realidades de la juventud son diversas en los diferentes campos de apostolado, por eso tenemos programas diferentes y personal especializado según cada proyecto. Pero es él mismo fin, una misma pedagogía, los mismos objetivos esenciales, una manera concreta de actualizar la liberación de Jesús en nuestros tiempos”, añade la hermana María Eliécer.
Sobre la venerable Mariana
Las trinitarias destacan de la vida y obra de la venerable madre Mariana Allsopp “su amor desmedido por el Señor, proyectado en la juventud más necesita. La confianza desmesurada en las personas, incluso cuando nadie cree ni confía, cuando todo parece que no hay remedio. Mujer arriesgada y valiente que deja una vida de privilegio pues pertenecía a una clase social acomodada, para darse por completo en la tarea de preservar y rescatar a aquellas jovencitas que sufrían toda clase de pobreza y marginalidad. Así nos lo trasmite a sus hijas Trinitarias”, añadió.