El sábado 4 de junio a las 20 horas, en la parroquia de La Encarnación de Almuñécar, fueron confirmados 10 adultos después de un año de preparación. En la víspera de una solemnidad como Pentecostés, muchos de ellos han llegado hasta allí gracias a las confirmaciones de sus hijos o nietos. El vicario territorial D. Juan Bautista Amat les animó a vivir con plenitud la vida del Espíritu.
Fue la víspera de Pentecostés el día elegido para que esta decena de sexitanos recibiera el sacramento que confiere la plenitud de los dones del Espíritu Santo. Nadie hubiera dicho que todos ellos llegaron hasta allí gracias al testimonio de fe de sus descendientes.
“Hemos implicado a los familiares en la catequesis. Imagínate, dos hijos fueron padrinos de confirmación de sus padres”, cuenta el vicario parroquial D. John Piratova, que ha sido además su catequista.
En un periodo de unos diez meses han ido recibiendo una bases de formación teológica sistemática, que conformaba una parte de enseñanza de la Biblia y su desarrollo dentro de los Padres de la Iglesia y el magisterio de la Iglesia. “Estaban muy contentos porque sabían lo que estaban haciendo y a lo que se comprometían. El mismo hecho de invitar a todas sus familias, el hecho de vivir el nerviosismo, significa que entendían lo que vivían. Algunos lo veían como los nervios de un matrimonio”, afirma Piratova.
VIVIR LA PLENITUD DE LOS DONES DEL ESPÍRITU
Parte de esta preparación incluyó el retiro que todos tuvieron en la localidad de Guájar Fondón, en donde participaron de una charla desarrollada sobre los dones del Espíritu Santo, con citas bíblicas alusivas a cada don. Una jornada de convivencia en la que también se les fue preparando para el sacramento de la Reconciliación, que fueron llevando a cabo cada uno tranquilamente a lo largo de la semana.
Amat felicitó a los confirmandos, y se detuvo en entrar en la primera parte de la secuencia de invocación del Espíritu Santo, que se encuentra dentro de la liturgia de Pentecostés que celebraron el sábado. “La venida del Espírtu Santo es un don de Dios. Es presencia de Dios que crece y da fruto cuando se comparte”, dijo, recordando que la mejor forma de compartirlo es en la comunidad y la familia.
Acompañados de esos mismos chicos de la comunidad parroquial de Almuñécar, esta decena de cristianos acabaron el día de fiesta con un ágape fraterno en los salones parroquiales del templo de El Salvador.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
