CONCLUSIONES DE LA FASE DIOCESANA DEL SÍNODO EN LA DIÓCESIS DE ALMERÍA

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

El pasado domingo día 17 de octubre comenzábamos en nuestra diócesis, juntamente con toda la Iglesia, la fase diocesana de sínodo. El papa Francisco convocaba a los obispos a un nuevo sínodo con una modalidad novedosa, donde en lugar de ser un momento puntual, alentaba a comenzar un proceso de tres años donde poder escucharnos y discernir, desde el Espíritu Santo, lo que Dios nos pide. De esta manera, se decía: “se quiere resaltar la escucha del pueblo de Dios siendo el sínodo de los obispos el punto de convergencia de esta escucha”.

Para ello en nuestra diócesis se constituyó una comisión que es la que ha ido promoviendo, estimulando y coordinando esta fase que culminaba en nuestra diócesis el sábado día 23 de abril con la entrega de las actas y las conclusiones de nuestra diócesis. Esta misma comisión ha ido trabajando en el documento final del sínodo, cuyas conclusiones hacemos publicas hoy ante la proximidad de la clausura nacional de esta fase diocesana, que tendrá lugar el sábado 11 de junio en Madrid.

Bloque A

  1. ¿Qué hitos, puntos de inflexión se han dado en el proceso? ¿Cuáles fueron las dificultades y sorpresas? ¿Y los principales pasos que se dieron en la diócesis durante el proceso (fortalezas, debilidades, actitudes, desacuerdos…), como frutos del discernimiento realizado?               

La Diócesis comenzó a trabajar tras la designación y constitución del Equipo coordinador diocesano, compuesto por un sacerdote, dos consagrados y nueve laicos. La configuración del equipo responde a la diversidad de servicios y funciones que visibiliza la diversidad de dones y carismas. Previamente el Sr. Obispo convocó a todos los párrocos para presentar por arciprestazgos la Fase diocesana con objeto de señalar la importancia de la participación en el Sínodo convocado por el Papa Francisco.

El 17 de octubre, la SAI Catedral de Almería acogió la Solemne Eucaristía de apertura de la Fase diocesana del Sínodo que se desarrolló durante seis meses, concluyendo el día 23 de abril con la Misa de clausura celebrada en el mismo lugar y en presencia de numerosos fieles.

Una de las tareas principales del equipo coordinador fue facilitar a las parroquias y grupos los diversos materiales adaptados a la edad y, en todos ellos, se hacían propuestas de dinámicas de trabajo y de oración para los grupos. Dichos materiales se publicaron escalonadamente a lo largo del curso pastoral y, para facilitar su acceso, se encontraban disponibles en la web diocesana.

Hacia mitad del mes de enero, dada la situación de que muchas parroquias no habían iniciado el proceso sinodal, se realizó un discernimiento en el grupo coordinador y se decidió que era importante animar, acompañar y hacerse presentes en las diferentes parroquias en contacto con los coordinadores parroquiales o los párrocos. Cabe señalar que uno de los posibles motivos de esta circunstancia pudo ser la quinta ola del Covid 19, que afectó bastante a la provincia de Almería durante el mes de diciembre y enero.

El clima de oración predominó en cada encuentro, sabiendo que el Espíritu Santo guiaba las etapas y objetivos.

El Obispo diocesano, que fue informado en cada momento sobre el desarrollo de la Fase, expresó en reiteradas ocasiones su confianza, apoyo y gratitud hacia el esfuerzo realizado. El prelado se reunió con los miembros del Equipo el día 7 de marzo en un ambiente fraterno para interesarse por el avance del proceso.

Cabe destacar el empleo de diferentes medios para la propagación del Sínodo: medios de comunicación diocesanos y locales, radio y televisión, la utilización de redes sociales como mecanismos de difusión, un enlace a la encuesta diocesana a través de un Código QR, la instalación de cartelería en soportes lumínicos municipales en la capital de la Diócesis, impresión de carteles en papel, divulgación de materiales digitales de promoción…etc.

Especialmente fructífero fue el concurso infantil/ juvenil online sobre el Sínodo. CasaQuesis: sínodo, un Kahoot a modo de concurso a través de Youtube que fue celebrado en las vísperas de Navidad y donde participaron numerosos niños de edades comprendidas entre los 8 y los 17 años.

En relación a las dificultades encontradas cabe reseñar la premura de tiempo para la preparación de materiales que hizo difícil prepararlos correctamente, el incremento de contagios del virus COVID-19 que paralizó y aplazó numerosas sesiones en las distintas Parroquias, dificultades a la hora de encontrar medios para informar y animar al Pueblo de Dios y también llegar a los alejados y excluidos; así como la resistencia de algunos párrocos para convocar reuniones sinodales en las comunidades parroquiales, por diversos motivos. Dicha actitud, en ocasiones, remitió tras el contacto de los miembros del Equipo con los sacerdotes y/o responsables de los grupos sinodales para aclarar dudas y ofrecer sugerencias.

En otro orden, fue motivo de sorpresa la llegada del Sínodo a la Universidad de Almería, abriendo espacios de colaboración y potenciando la pastoral universitaria en el deseado encuentro “fe y ciencia”. Tras la presentación realizada, se obtuvo el compromiso por parte de la dirección a ofrecer medios para que los universitarios católicos puedan desarrollar y vivir su fe en el campus. En esta línea el Señor Obispo presentó en el paraninfo de la UAL el significado del Sínodo e invitó a la Comunidad Universitaria a “caminar juntos”.

Especialmente gozoso fue conocer la impresión unánime de los participantes en los grupos al experimentar que la Iglesia escucha y que todas las opiniones y testimonios son tenidos en cuenta. La confianza en la consulta fue incrementándose conforme fue avanzando la fase; aunque, en algunos casos, los participantes se han sentido intimidados para expresarse con libertad debido a la presencia del párroco o de otros miembros de la comunidad, a causa de un excesivo respeto o por miedo a incomodar con sus intervenciones.

El 19 de febrero la mayor parte de congregaciones religiosas de toda la diócesis (71 personas) se reunieron en clima de oración y reflexión para trabajar intercongregacionalmente los temas del Sínodo, contando con la animación de dos miembros del equipo coordinador de la diócesis, una consagrada y un laico, que dinamizaron la jornada.

  1. ¿Qué impacto creéis que ha tenido el proceso sinodal en la diócesis, a nivel interno (en la vida de las comunidades, parroquias, realidades…) y a nivel global (respecto al camino con el resto de la sociedad)?

La impresión ha sido positiva, ya que se han creado nuevas vías de comunicación y confraternización entre los fieles y alejados, teniendo en cuenta la opinión de todos desde el respeto y en un ambiente de oración. En general se ha trabajado con seriedad y alegría, tratando de construir y conscientes de la importancia del momento vivido.

La Fase diocesana ha servido para reflexionar sobre el sentido de comunidad, para renovar la adhesión a la Iglesia en comunión con los pastores y para favorecer el encuentro como medio para vivir y celebrar la fe.

En clave sinodal, se ha experimentado que el Espíritu Santo está presente en medio de la Iglesia. Los grupos han sabido invocar, escuchar y aportar con libertad y valentía.

Una vez finalizada la Fase diocesana quedó patente la existencia de cierta incertidumbre sobre la influencia y eficacia que va a tener dentro de la Iglesia, ya que esta iniciativa ha despertado la expectación ante un posible cambio.

Creemos que aún falta más valentía para seguir caminando en clave sinodal y es necesario acabar con el miedo y barreras que, a veces, nosotros mismos levantamos por prudencia, inexperiencia o, incluso, falta de confianza. Asimismo, se necesita una comunicación clara y asidua por parte de las instituciones eclesiales.

Bloque B:

En el discernir sobre la cuestión fundamental del proceso sinodal, a la luz de los 10 núcleos temáticos, os animamos a recoger las reflexiones y conclusiones en base a las siguientes preguntas. Si en alguna de ellas ha tenido más repercusión o protagonismo cualquiera de los núcleos temáticos propuestos, podéis detallarlo a la hora de responder.

  1. ¿Qué pide el Espíritu Santo en esta hora de la Iglesia y del mundo? ¿Qué cambios (conversión personal y pastoral) nos exige?

Vemos un deseo profundo de que la Iglesia recupere el sentido de comunidad, a ejemplo de los primeros cristianos, pero presentes en medio de la sociedad y caminando junto al resto del mundo; de modo que podamos anunciar el Evangelio desde la experiencia de vida de fe y con un espíritu misionero.

De las síntesis podemos discernir una añoranza y petición de una Iglesia acogedora, tanto para el que ya está como para el que está alejado. Esta demanda sigue vigente a día de hoy, por tanto, se entiende que estamos fallando en la acogida cálida y sincera. Hay que romper con el sentimiento de “islas” para dejar de ser grupos cerrados, en ocasiones, de “élite” o “clasistas”. En cuanto a la voz de los jóvenes, manifiestan que desean sentirse escuchados y acogidos, sin reproches ni censuras.

Para hablar de los cambios pedidos o la conversión pastoral, es necesario que tratemos un punto negativo que observamos en las síntesis: se pide una mayor acogida a quienes se sienten excluidos, ya sea por de su condición vital, por los nuevos modelos de familia, por sus diversas orientaciones sexuales, por su raza, cultura, por sus convicciones políticas, etc. Visto esto, como un buen paso hacia la conversión pastoral, se hace imprescindible mejorar la comunicación. Si se encuentra la manera de enseñar los fundamentos doctrinales de la Iglesia con un lenguaje sencillo y adaptado a cada realidad, el mensaje seguirá siendo luz testimonial ante el mundo y misericordia para los corazones heridos. En conclusión: su busca una nueva acogida, realmente evangélica, que comience en el inicio y corazón de las relaciones humanas, la comunicación. Una comunicación acogedora, veraz y eficaz en la Iglesia.

Un elemento fundamental que vimos fundamental es el de la corresponsabilidad dentro de la Iglesia. Esto no es novedad en el magisterio eclesial ni en la praxis, pero si notamos que gran parte del Pueblo de Dios no se siente corresponsable de su propia comunidad. Creemos que siendo todos partícipes de las decisiones y asumiendo cada uno su función dentro de la Comunidad, seremos testigos de un crecimiento en unión y servicio mutuo.

Encontramos una demanda por una Iglesia más participativa. Esta demanda de una Iglesia más sinodal, no se refiere a la democratización de las decisiones, sino a la apertura de espacios de comunicación y participación; de manera que, el pastor vaya en medio de su rebaño, lo escuche y aliente. Hemos encontrado múltiples testimonios positivos: Se valora positivamente cuando se acompaña con ternura a los niños durante las catequesis, a los novios en los cursillos previos al Matrimonio, a las familias en el sepelio de un ser querido… La Iglesia tiene que mostrar la ternura de Dios en cada momento con naturalidad y actitud de servicio.

En la actualidad, la Iglesia debe plantearse con mucha seriedad la necesidad de acompañamiento, especialmente personas muchas veces vacías de Dios y que no encuentran sentido a su vida. Es preocupante la sensación de soledad que experimenta la sociedad actual y que se refleja en muchas expresiones de los grupos sinodales. La Iglesia podría atender más este campo estableciendo vías para escuchar y dar respuesta a tantos problemas existenciales. La situación hace plantear un complemento a la labor de los sacerdotes que, en ocasiones, no pueden dar atención personalizada a su feligresía a causa de sus múltiples ocupaciones. A ejemplo de algunos movimientos, el acompañamiento previo a una dirección espiritual podría ser asumido por laicos colaboradores de la parroquia que transmitan el apoyo en nombre de la Iglesia y que puedan ofrecer palabras o acciones que sirvan de estímulo o consuelo. Como camino de conversión pastoral, sí que es necesario que, como Iglesia, seamos fríamente conscientes de las limitaciones de nuestros pastores y religiosos que no llegan a todos, y de unos laicos que necesitan ese voto de confianza institucional para dar su apoyo siendo fieles a cuanto recibieron en el bautismo.

En los trabajos sinodales analizados se menciona a menudo la necesidad de orar por el incremento de vocaciones sacerdotales y a la vida religiosa, pero cabe destacar que no fue un tema muy presente en los grupos sinodales. Hace falta una cultura vocacional que facilite el discernimiento sobre las distintas opciones de servicio-carisma dentro de la Iglesia.

  1. ¿Qué experiencias significativas se han detectado en vuestra Iglesia local? ¿Qué alegrías han aportado? ¿Qué heridas han revelado? ¿Qué se ha aprendido de todo ello?

Las experiencias y alegrías más significativas son, por unanimidad, el grato recuerdo de haber coincidido con un buen párroco, un amable y cariñoso catequista, un entregado responsable de grupo, la vivencia de la fe en el seno de la comunidad junto a hermanos sinceros y atentos…

El trato directo y personal marca positivamente y propicia el encuentro con Cristo dentro de la familia de la Iglesia. El ejercicio de hacer memoria agradecida hace aflorar sentimientos del pasado donde todo era más natural y sencillo y las Parroquias eran puntos de encuentros de familias y vecinos que se apoyaban y vivían la fe.

Se valora y es motivo de orgullo en las encuestas la labor caritativa de la Iglesia, siempre atenta a las necesidades de los más desfavorecidos.

En relación a las heridas, fueron las primeras que afloraron y son reflejo de malas experiencias que quedan en la memoria individual y/o colectiva y que son difíciles de olvidar por el daño o vergüenza producida. En la mayoría de los testimonios no suponen hechos graves, pero que sí causaron daño y por tanto permanece el resquemor y el recelo a superarlas.

En cuanto al Sínodo, para muchos la referencia fue nuestro pasado sínodo diocesano. ¿Problema? Para algunos existía una ausencia de frutos visibles tras las conclusiones del Sínodo diocesano celebrado a finales de los años noventa, lo que les producía una desconfianza en la convocatoria del sinodal actual.  Se detecta como dificultad la falta de unidad en criterios pastorales entre las distintas parroquias, lo cual genera confusión entre los fieles y comparaciones. No se sigue un criterio común a la hora de llevar a cabo las indicaciones doctrinales o litúrgicas.

Con frecuencia, se crea malestar en las Comunidades tras los cambios de párroco, pues conllevan modificaciones en el funcionamiento de la parroquia en base al criterio del recién nombrado y sin tener en cuenta a los feligreses.

Se percibe la tranquilidad por parte de los fieles en relación a las medidas adoptadas por la Iglesia para aclarar y prevenir la lacra de abusos sexuales, aunque es un tema que está presente y preocupa.

En resumen, como aprendizaje de esta fase diocesana del Sínodo destaca el deseo de que la Iglesia viva en sinodalidad y profundice en su fe en Jesús. En cierta manera, el camino exige la conversión de todo el Pueblo de Dios para redescubrir la presencia del Espíritu en nuestras vidas que nos impulsa a vivir en común-unión.

La importancia de la participación de los laicos en la vida de la Iglesia es todo un reto, conlleva una integración veraz para que se tengan en cuenta las opiniones y deseos de construcción.

Hay dos peticiones resaltables: la formación de los futuros sacerdotes y el funcionamiento de los consejos pastorales. Es necesaria una profunda reflexión que facilite una formación coherente de sacerdotes, enfocada también a vivir la sinodalidad. Se hace una llamada de atención a que se revise el funcionamiento de los consejos pastorales parroquiales y diocesano y se tenga muy en cuenta la integración de los laicos.

  1. ¿Qué puntos de vista parecen haber tenido una fuerte resonancia?

Las reflexiones recogidas dan a entender que existe una necesidad de acción clara: el Pueblo está dispuesto, esperanzado para iniciar un nuevo camino basado en la sinodalidad, pero deben existir signos concretos que ayuden a la motivación y a la ilusión para mantener el impulso que está generando el Sínodo.

  1. ¿Qué ha inspirado el Espíritu Santo a la comunidad con respecto a la realidad actual de la sinodalidad en la Iglesia local, incluidas las luces y las sombras? (Indicar temas o cuestiones que dieron lugar a diferentes puntos de vista, actitudes, estructuras y prácticas pastorales necesitadas de conversión y sanación, así como áreas donde reavivar las relaciones y el impulso misionero).

Dar importancia al discernimiento para la toma de decisiones en todos los ámbitos,personal, comunitario y eclesial.

– Que se reconozca y se valore la vocación laical y su implicación en la vida y en lasresponsabilidades de la Iglesia. Que participen en la toma de decisiones.

– Que funcionen, desde las claves de la sinodalidad, los órganos de participación tanto parroquiales como diocesanos: consejos parroquiales, consejos diocesanos…

– Analizar la realidad social actual con actitud de escucha y discernimiento.

– Practicar la sinodalidad en todos los ámbitos de la Iglesia.

– Que se cuide la formación continua de los sacerdotes: espiritual, vocacional, bíblica, psicológica, social…

– Que sigamos profundizando en este caminar sinodal para que la Iglesia, asumida su vocación de caminar unida, también inspire y contribuya a la unidad con toda la humanidad.

– Valorar la presencia en las redes sociales.

– Con el objetivo de reavivar y renovar el impulso misionero, el Espíritu nos pide trabajar en los ámbitos donde se perciben la presencia de los jóvenes como presente y futuro de la Iglesia, capaces de contagiar el entusiasmo e ilusión a otros y llenar de alegría y vitalidad los ambientes donde se desarrollan como personas.

– Atender con especial cuidado a las familias, como verdaderas “escuelas de fe” aprovechando las catequesis de iniciación cristiana de los niños, pues se valora como esencial la inculcación de valores cristianos por parte de padres y abuelos.

– Superar la mentalidad individualista para trabajar juntos, en comunidad.

Bloque C:

  1. ¿De qué manera el Espíritu Santo ha invitado a vuestra Iglesia local a crecer en sinodalidad?

A través de una comunicación asidua y eficaz, creando puntos de encuentro y convivencias entre Parroquias con apertura de espacios y foros de diálogo que propicien la escucha mutua. Siendo todos conocedores de los distintos carismas, sabiendo que a todos nos une la fe en Cristo y sintiéndose parte de una única Iglesia. La vocación laical tiene que ser reconocida y valorada como un verdadero tesoro.

  1. ¿Cuáles son los próximos pasos a dar en el camino de la sinodalidad, en comunión con toda la Iglesia y con toda la familia humana? Considerar 3 niveles:

a) En las parroquias, comunidades religiosas, movimientos, asociaciones…

Crear estructuras y procedimientos que garanticen la puesta en acción de los consejos pastorales y potenciar las asambleas parroquiales.

En la vida consagrada, no tener miedo a hacer partícipes a los laicos de la espiritualidad y carisma vividos por los consagrados proyectando hacia el futuro, con fidelidad creativa, las familias carismáticas.

b) En la diócesis

Organización de encuentros interparroquiales a nivel diocesano.

Actividades destinadas a jóvenes para buscar la integración en la vida parroquial, siendo conocedores de que las Hermandades y Cofradías son “nidos juveniles” que hay que aprovechar para que sus miembros se comprometan con la Iglesia y perfeccionen la vida cristiana a través de la formación y actividades de apostolado.

Un medio adecuado para seguir experimentando la sinodalidad sería la implantación de consultas anuales, parroquiales o diocesanas, para que los fieles tengan oportunidad de expresarse y analizar los planes pastorales.

c) En la Iglesia universal

Potenciar la transparencia, claridad en la comunicación de la doctrina desde la acogida y unidad

VOZ PROFÉTICA:

Se debe ser más incisivos en la denuncia social de la situación de los inmigrantes en los asentamientos y la marginación que sufren con respecto al tema del empadronamiento.

OTROS APORTES:

En relación a la inmigración y en el contexto social de la provincia de Almería llama la atención la ausencia de reflexiones al respecto en actas y síntesis. Si bien, en algunas encuestas online sí se hace referencia a la necesidad de atender a las comunidades de inmigrantes de Almería.

También fue llamativa la petición de algunos hermanos que sienten que, en algunas ocasiones, sus pastores no explican ni defienden claramente algunas cuestiones del Magisterio por la presión mediática de nuestra sociedad. Podríamos interpretarlo como una petición de mayor liderazgo, no defensivo, sino esperanzador.

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