Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como “la madre de todas las santas Vigilias”. Toda la celebración debe hacerse durante la noche. Bernardo Álvarez preside en su sede la Solemne Vigilia Pascual a las 22 horas.
Por ello, durante el sábado, en los distintos templos se realiza su preparación para tan importante liturgia de modo que los mismos también expresen la alegría y el gozo de la Resurrección del Señor.
Las celebraciones de la primera parte del Triduo (misa vespertina del Jueves Santo y celebraciones del Viernes y Sábado Santo durante el día) son intensamente sobrias, en cambio la noche santa de la Resurrección es una fiesta rebosante de alegría. El paso de la tristeza al gozo, de la muerte a la vida se expresa en la misma Vigilia Pascual, la más importante celebración de los cristianos. Por ello, la culminación del Triduo Pascual es la Vigilia Pascual en la que hacemos memoria sacramental de la resurrección del Señor.

La Vigilia se desarrolla en cuatro partes: el lucernario y el pregón pascual forman la primera parte de la celebración. En la segunda parte la santa Iglesia contempla a través de la liturgia de la Palabra, las maravillas que Dios ha hecho en favor de su pueblo desde los comienzos. En la tercera parte, tiene lugar la liturgia bautismal o, si no hay bautizos, la renovación de las promesas del bautismo. Finalmente, la comunidad es invitada a la mesa, preparada por el Señor para su pueblo, memorial de su Muerte y Resurrección, en espera de su nueva venida (cuarta parte).
Por otro lado, la Misa del día de Pascua, domingo, se celebra también con el mayor gozo. El obispo Nivariense preside la solemne Eucaristía Pontifical de la Pascua a las 12 horas. En la misma impartirá la bendición papal en día tan singularmente alegre para todos los católicos de canarias unidos a los del mundo entero.