Mons. Zornoza presidió la ceremonia de imposición de la ceniza en Puerto Real

Diócesis de Cádiz-Ceuta
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La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Los feligreses de la parroquia de San Benito Abad, en Puerto Real, recibieron ayer, Miércoles de Ceniza, la grata sorpresa de la visita del obispo diocesano. Mons. Zornoza presidió la ceremonia de la imposición de la ceniza junto al párroco, Juan Antonio Martín Barrera.

En este inicio de la Cuaresma, el prelado explicó la importancia y el sentido de este tiempo litúrgico. «Todo lo que celebramos en la Iglesia, y muy en especial en este tiempo de Cuaresma, tiene su explicación en Cristo, que ha resucitado, que está vivo. Jesús ha venido para darnos la vida eterna, para salvarnos. Él predicó el perdón de los pecados, nos sacó de nuestros males, que nos conducen a la muerte eterna. La Iglesia, al imponernos la ceniza, nos dice ‘conviértete y cree en el Evangelio’. La Iglesia nos recuerda también que la ceniza es tierra, polvo, el fruto de algo que ha muerto y que nosotros somos creados del polvo de la tierra. Hoy experimentamos que la vida pasa, que tenemos que convertirnos, que no podemos vivir con el mal a cuestas porque destruye nuestro interior y nuestra alma. Pero, por otro lado está el Señor que nos ama y que ha venido a predicar la alegría de su amor. Él nos abraza y quiere que resucitemos con Él».

Asimismo, Mons. Rafael Zornoza aseguró que la Iglesia nos invita a orar. «Orar significa ponerse cara a cara con Dios, hablarle con el corazón abierto, mostrarle lo que somos, lo que tenemos y lo que nos falta, pedirle lo que nos falta, y vivir junto a Él como si fuera nuestro mejor amigo. Por su parte, la limosna nos pone de cara a los hermanos. Compartamos nuestros bienes y no dejemos que la gente sufra. Pensemos en los demás y hagamos gestos de desprendimiento de amor».

Destacó también D. Rafael la importancia del ayuno. «Los cristianos ayunamos porque sabemos que nos enfrentamos a nosotros mismos, que nos enfrentamos a nuestros gustos, que nos llevamos la contraria y a nuestros caprichos, que nos tenemos que vencer en las cosas que nos cuestan. Esa es la manera de hacernos libres. Libres ante las pasiones, las críticas, los contratiempos, y así amar mejor a Dios y a los demás».

En cuanto a las celebraciones de las próximas semanas, el obispo diocesano afirmó que «podemos y debemos hacer tríduos, vía crucis, rosarios… pero si no mueven nuestro interior, ahí falla algo. Le pedimos al Señor que nos ayude a iniciar un camino de amor, de conversión, un camino interior que necesita recuperar el amor del señor, que necesita la gracia de Dios, pedir perdón por los pecados, volver a la Eucaristía y volver a la oración».

Por último, como había recomendado Su Santidad, el papa Francisco, Mons. Zornoza pidió una oración por la paz en Ucrania y por todos aquellos que están sufriendo el horror de esta guerra.

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