Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López.
Queridos fieles diocesanos:
1. Sabrán ya seguramente que el próximo día 13 de octubre serán beatificados siete nuevos mártires, en la Ciudad de Tarragona, que engrosarán el catálogo ya muy numeroso en la historia de siglos de esta Iglesia de Jaén.
Encabezados por el Obispo y Pastor de la Diócesis, D. Manuel Basulto Jiménez, completan este número otros tres sacerdotes: D. Félix Pérez Portela, D. Francisco Solís Pedrajas y D. Francisco López Navarrete; una religiosa de la Divina Pastora: Madre Mª Victoria Valverde González, y dos jóvenes: Manuel Aranda Espejo y José María Poyatos Ruiz, seminarista y miembro de acción católica respectivamente.
Acudirá un numeroso grupo de fieles diocesano, sobre todo de las localidades en que dieron su vida como testigos de su fe o ejercieron su ministerio pastoral. La inmensa mayoría lo harán coordinados por el Secretariado de Peregrinaciones de la Diócesis de Jaén y, otras, por medios particulares. Todos precisarán de acreditación para los actos de Tarragona. Pueden adquirirla o informarse en la oficia del Secretariado Episcopal para la Causa de los Santos, en el Obispado.
2. Les invito y animo, en los inicios de este nuevo curso pastoral, especialmente a los sacerdotes, a presentar a todos los fieles de forma especial a niños/as, adolescentes y jóvenes el significados que encierra este acontecimiento y el sentido del martirio en el cristiano.
Desde la Vicaría de Pastoral se les enviaron unos materiales el curso pasado, bajo el título Catequesis sobre los mártires del siglo XX en Jaén, además de mi Carta Pastoral: El Tesoro de los mártires que podrían ayudarles. Disponen también del esquema de una Hora Santa ante el Santísimo Sacramento, como acto preparatorio al de la beatificación.
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: «El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe» (n. 2472). El seguimiento de Jesucristo incluye aceptar las persecuciones y el dolor por amor al Evangelio (cf. Mt 22, 9-14; Mc 13, 9-13; Lc 21, 12-19). Jesús nos advirtió que nuestras vidas estarían vinculadas a su destino. Una fe coherente puede llevar al cristiano hasta la efusión de la sangre. el mártir fortalece a toda la Iglesia y nos señala el camino de nuestra vocación: adherirnos íntimamente a Cristo hasta donde Él disponga.
3. Se trata, como podrán pensar, de un importante acontecimiento diocesano que no podemos dejar pasar sin participar en su riqueza y alegría. Hemos de dar juntos, como Iglesia, gracias a Dios. Por ello, el día 19 de octubre, a los seis días de su beatificación, celebraremos una solemne Eucaristía en la Catedral de Jaén a las 12:00 horas, con ese sentido de agradecimiento.
Quedan convocados a este acto especialmente los sacerdotes, personas consagradas y fieles de la ciudad de Jaén, además de otras representaciones diocesanas, como se les informará debidamente.
Celebraremos asimismo otras Misas de Acción de Gracias en el Santuario de la Virgen de la Villa, de Martos , el día 17 de octubre; en la Parroquia de la Encarnación, de Mancha Real, el día 25, también de octubre; en la Parroquia de la Asunción de Ntra. Sra., de Rus, el 3 de noviembre; en la Parroquia de San Andrés, de Villanueva del Arzobispo, el día 9; en la Parroquia de la Asunción de Ntra. Sra., de Orcera, el día 15, y en la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, de Monte Lope Álvarez, el día 16 de noviembre.
4. Contemplemos todos estos actos en su conjunto como hora de gracia muy especial, para la Iglesia diocesana y nuestra sociedad. Su ejemplo e intercesión podrán estimularnos en este Año de la Fe, a favor de un nueva evangelización en este suelo y a vivir nuestra vocación con alegría y entrega desde el amor.
Necesitamos de estos testimonios de modo especial en estos momentos en los que, al tiempo que se difunde con fuerza una mentalidad laicista, nuestra sociedad se encuentra muy necesitada de reconciliación y esperanza.
Los mártires, que murieron perdonando, son el mejor aliento y estímulo para que todos participemos y vivamos en ese espíritu que brota del amor cristiano.
Recemos la oración propia par la próxima beatificación, y que Nuestra Madre del Cielo, Reina de los mártires, nos conduzca de su mano en este valle de lágrimas.
Con mi saludo agradecido en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén