«Uno no tiene en la vida muchas oportunidades de pasar hablando con el Papa cerca de tres horas. Para mi es decisivo conocer su parecer sobre las cosas y compartir sus preocupaciones con calma».
Con la visita a la secretaría de Estado del Vaticano finaliza hoy la Visita Ad Limina Apostolorum que desde el pasado lunes 17 de enero está realizando el obispo Mons. Rafael Zornoza. El momento central de la Visita fue el viernes 21 de enero, donde el Santo Padre recibió en audiencia a los 17 obispos de las provincias eclesiásticas de Sevilla, Granada, y Mérida-Badajoz.
Un encuentro muy esperado por el obispo diocesano, pues tuvo la ocasión de expresar, junto a los demás obispos esa comunión eclesial y fraternal que se vive entre los pastores y el Papa.
Así, el prelado tras su audiencia con el Santo Padre declara que «Hemos vivido un acontecimiento de gracia. Sabíamos que nos esperaba una semana cargada de trabajo con muchas reuniones y entrevistas en los diferentes dicasterios y congregaciones romanas. A mi perecer ha valido la pena dialogar, presentar nuestra visión sobre la situación de la evangelización y la vida de la Iglesia en nuestras diócesis y escuchar los planteamientos y opiniones que se tienen en Roma sobre estos campos».
«El momento estrella de toda la visita es siempre la entrevista con el Santo Padre. Uno no tiene en la vida muchas oportunidades de pasar hablando con el Papa cerca de tres horas. Para mi es decisivo conocer su parecer sobre las cosas y compartir sus preocupaciones con calma. Le agradezco su confianza. Le hemos encontrado lúcido y con fuerza, tranquilo e ilusionado, paternal, conocedor de nuestra situación, y nos ha impulsado a vivir mejor el ministerio episcopal y los retos de la Iglesia de modo evangélico y actual».
El obispo diocesano, explica que para entender la Visita ad Limina es decisivo saber bien «quién es el Papa» «pues encarna una misión, señalada por Jesucristo a Pedro, que es «cuidar del rebaño» como buen Pastor, ser fundamento firme de la Iglesia, regirla haciendo observar los preceptos del Señor, mantener sus enseñanzas y acompañar amorosamente a esa comunidad de fieles que somos nosotros. El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles. Cada obispo representa a su Iglesia, y todos juntos con el Papa representan a toda la Iglesia en el vínculo de la paz, del amor y de la unidad. Al servicio de este ministerio están los organismos de la iglesia que hemos visitado».
«Hemos de dar gracias a Dios por la Iglesia y por el ministerio del Santo Padre. Creo que tenemos aún mucho camino por delante para aplicar a la vida diocesana sus propuestas para hacer una Iglesia misionera presente en el mundo actual».
Fotografías: ©VaticanMedia