Compartimos este artículo de opinión publicado en el Ideal de Almería hoy domingo 16 de enero de 2022
NUETRO OBISPO ANTONIO
En la estructura de la Santa Misa, la parte central corresponde a la plegaria eucarística, dentro de ella y a continuación de la consagración viene la anámnesis, en la que se realizan las peticiones por el Papa y por el obispo del lugar, en el caso de la diócesis de Almería por «nuestro obispo Antonio» expresando así la unidad y comunión de la Iglesia en su síntesis más profunda. Ello me permite utilizar este término como es «nuestro obispo Antonio», que no es en modo alguno en desdoro de su dignidad ni reconocimiento de su legitimidad institucional, acreditada por la cultura y la historia, sino significando con ello la devoción filial y reconocimiento al pastor responsable de la comunidad de fieles católicos de Almería.
En esta semana he tenido, junto con otras personas, la oportunidad de compartir con nuestro obispo Antonio, alguna experiencia muy interesante sobre la realidad almeriense y he podido observar, en las distancias cortas y sin barreras protocolarias, unos aspectos básicos de su persona y sobre ello han coincidido los que hemos estado juntos, tales como la sencillez, inteligencia y bondad que desprende en su trato, pero también nos hemos encontrado al hombre culto, preparado y creyente sincero, consciente de la responsabilidad de su misión y abierto para acoger a todos.
En la semana que comienza tendrá lugar en Roma la primera visita ‘Ad límina’ de nuestro obispo Antonio, como titular de la diócesis de Almería, donde dará cuenta del estado de la misma, así como de sus fieles y recibirá los consejos y orientaciones del Papa para nuestra Iglesia particular. Es cierto que lleva poco tiempo en la responsabilidad pastoral, pues estas visitas suelen ser quinquenales, pero, con toda seguridad, informará de la realidad objetiva de la diócesis y del período de transición vivido.
Durante el período de cambio de los titulares de la sede episcopal, los católicos, hemos sufrido con tristeza las sibilinas descalificaciones y críticas a la labor de gestión de nuestro obispo Antonio, propiciadas desde ámbitos clericales, muchas veces ajenos a la realidad orgánica de la diócesis de Almería, tratando de generar victimismos y con ello desconfianzas en la labor pastoral y administrativa del que tiene la responsabilidad para ello. De otra parte, alguna torpeza informativa, de personas de ‘buenas intenciones’, han generado desasosiego e inquietud en determinados sectores, que no reflejan la realidad de la comunidad de cristianos de Almería a la que, por otra parte, no parecen muy integrados.
En marzo del pasado año, en esta misma columna, hacia una serie de reflexiones sobre el nuevo obispo de la diócesis urcitana, que hace el número 53 desde la restauración de la sede a finales del siglo XV, y que paso a copiar: «El nuevo obispo Dr. Gómez Cantero puede ser muy interesante para la diócesis urcitana, al posibilitar una nueva perspectiva de análisis de la realidad de la comunidad cristiana almeriense. Este nuevo pastor se ha caracterizado por su posición personal de acercamiento e identificación con la realidad diaria de la comunidad a la que ha servido, la diócesis de Teruel-Albarracín, como se desprende de sus propias declaraciones y testimonio de vida, en el que se advierte un conocimiento de sus ovejas y éstas de su pastor». Sinceramente creo que ésta va a ser la clave de su mandato en comunión con el Papa; por ello creo que nos corresponde a los católicos mantener la confianza y con ello el apoyo, a nuestro obispo Antonio.
Andrés García Lorca
Enlace del periódico disponible aquí:
https://www.ideal.es/opinion/obispo-antonio-20220116183647-nt.html