Navidad: ¡Cuánto amor y cuánta ternura la de Dios para los hombres! “Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer”
Con estas palabras, el día de Navidad, San Juan nos anuncia, en su prólogo, la gran noticia de que el Niño Jesús nos revela el rostro de Dios. ¡¡Qué suerte tenemos!! Dios se ha hecho hombre, se ha hecho Niño, cercano, tierno, habla nuestro lenguaje, camina y entiende al ser humano, se hace comprensible en nuestra historia y la llena de sentido! !Qué sintonía de alma vivimos cuando alguien habla tan claro como nosotros y se hace tan cercano que dejamos de experimentar la soledad ! ¡Así es Dios, Jesús es Dios!! ¡Y todo por amor! Esta es la alegría que inunda de vida y de esperanza el corazón del mundo y del hombre desde la primera Navidad. Y es una Esperanza que no tiene fin, porque, como canta el villancico popular, “el Niño que está en la cuna, en una cruz morirá” y, resucitado de entre los muertos, inunda nuestra muerte de la alegría eterna que vivimos con su nacimiento.
¡¡¡Cuánto necesitamos la verdadera Navidad!!! En medio de tanto sufrimiento que vive nuestro mundo, rodeados de tantas malas noticias, naufragando todavía en el mar de esta pandemia que nos hiere tanto, amando el rostro crucificado de tantos hermanos nuestros que soportan las cruces pesadas de la soledad, de la enfermedad, de la falta de recursos necesarios para vivir dignamente, de la inmigración o de tantas violencias e injusticias presentes en nuestro mundo… el Emmanuel, Dios con nosotros, viene a llenar de esperanza , de Buena Noticia, de verdadero sabor, el dolor insípido del hombre. Este Niño quiere cambiar en Vida tantas muertes de nuestro mundo.
Y, como los pastores y los Magos de Oriente, estamos invitados a adorarlo por los caminos de la humildad, de la interioridad y de la sencillez. La Navidad nada tiene que ver con el consumismo desenfrenado, ni con el ruido ensordecedor de bacanales fiestas llenas de luces que, a menudo, solo alumbran el egoísmo mentiroso de una celebración sin corazón. No hay verdadera Navidad sin compromiso con nuestro tiempo, con los caminos crucificados de los hombres de la historia que vivimos. No hay Navidad sin perdón, sin volver por otro camino, sin mirar al cielo y dar gloria a Dios por tantos hombres de buena voluntad. No hay Navidad sin sembrar de sonrisas de alma la vida de los más pobres. No hay Navidad sin Jesucristo.
Queridos sacerdotes, seminaristas, consagrados, miembros de institutos seculares, queridos creyentes y no creyentes de esta querida diócesis de Guadix, queridos mayores, familias, jóvenes y niños, queridos amigos de esta tierra y de cualquier parte del mundo, estamos de fiesta, la noche se vuelve día, Dios nos salva, nos da su vida y nos enseña a peregrinar al cielo sin miedo, porque es Dios con nosotros.
Este tierno Niño ha descendido a la tierra para que la tierra ascienda al cielo. ¡¡¡Dios ha nacido en Belén para que nosotros nazcamos a la vida eterna!!! Que el nuevo año venga cargado de las mejores bendiciones de fe, esperanza y caridad.
Con mi cercanía y oración, os deseo a todos, ¡¡una Feliz y Santa Navidad 2021!!
+ Francisco Jesús Orozco
Obispo de Guadix