El domingo 10 de octubre comenzó en la Iglesia un Sínodo que se va a prolongar a largo de dos años, para propiciar que sea un proceso sinodal con toda la extensión de la palabra, en el que se puedan escuchar todas las voces, incluso las que vengan de fuera. Lo ha querido así el papa Francisco, que desea escuchar la voz de la Iglesia, de los creyentes que hay en parroquias y comunidades religiosas, la voz de todos los obispos, de todos los continentes. Por eso, el proceso sinodal que ha comenzado tiene una primera fase en las diócesis y en todos los países. Después habrá otra fase a nivel regional y continental para terminar en octubre de 2023, en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma, ya con el papa.
Toda esta maquinaria de tres años la puso en marcha el papa Francisco con una celebración solemne, como no podía ser menos, desde el Vaticano. Y el domingo 17 de octubre se inició la primera fase del Sínodo en todas las diócesis del mundo. También en la de Guadix, donde la apertura de esta fase, y por tanto del Sínodo a nivel diocesano, tuvo lugar en una celebración de la Eucaristía en la catedral, presidida por el obispo D. Francisco Jesús Orozco.
Y un Sínodo ¿para qué? El papa francisco lo dejó bien claro cuando anunció que el tema de este Sínodo sería “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Dice Francisco que “el mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión”. Y para ello ha iniciado este proceso de sinodalidad, de comunión, de “caminar juntos”, en el que quiere que toda la Iglesia se implique.
Y ese es el deseo transmitido por el obispo accitano en las últimas reuniones mantenidas con el clero y con otras instituciones diocesanas: que toda la diócesis se implique, todas las parroquias, hermandades, congregaciones, grupos… consideren el trabajo del Sínodo como algo propio y que todos aportemos nuestro granito de arena. Así se hará, impulsado y coordinado por la vicaría general y la delegación de Apostolado Seglar. Los materiales y las preguntas que nos hagan pensar ya están planteadas y pronto se repartirán por esos grupos. Ahora toca hablar.