Alocución del Obispo de Almería, Mons. Adolfo González Montes.
Ilustrísimos señores Vicarios;
Miembros de la Curia episcopal y de la Administración diocesana; y
Amigos que os habéis querido hacer presentes procedentes de los equipos de Caritas diocesana y de las delegaciones parroquiales, para asistir a esta toma de posesión. Os saludo a todos y agradezco vuestra atención a estas breves palabras mías.
La ley de la Iglesia establece que el Obispo debe nombrar un Vicario general, dotado de potestad ordinaria a tenor de los cánones y que, salvo que la diócesis exija otra cosa por el número de sus habitantes, extensión o razones pastorales que así lo requieran, deber uno solo (CIC, can. 475). Este ha sido nuestro caso y sigue siendo así. Es razonable contar con un solo Vicario general, sabiendo que existe además la función de sustitución y asistencia del Pro-Vicario general y, en su territorio o sector propio la función pastoral de los Vicarios episcopales, dotados igualmente en su territorio y sector pastoral de verdadera potestad ordinaria.
Con esta toma de posesión de Mons. Miguel Romera Domene como Vicario general, hasta ahora Pro-Vicario y Vicario Episcopal para los Asuntos Económicos, se continúa la labor de gobierno que el Vicario general saliente, Mons. Tomás Cano Rodrigo ha desempeñado a lo largo de diez años, secundando la acción pastoral del Obispo y asistiéndole en el gobierno de la diócesis. Dios se lo pagará generosamente, sabiendo que cuento igualmente ahora como antes con el consejo de quien ha sido Vicario general durante una década, y ha adquirido la experiencia de gobierno, haber valiosísimo que el Obispo ha de tener siempre en cuenta, contando —como es obvio— con la que acumulan sus colaboradores. Gracias de verdad, querido don Tomás. Han sido años de intenso trabajo y dedicación y hemos recorrido juntos un trecho importante en la historia actual de nuestra Iglesia diocesana.
Llega don Miguel Romera cargado también de experiencia y buen hacer a su nuevo oficio pastoral al servicio de la diócesis, y habiendo acumulado un amplio conocimiento de los sacerdotes, de los religiosos y religiosas y del laicado que le resultará valiosísimo a la hora de colaborar con el Obispo en el gobierno pastoral, participando el munus regendi u oficio de regir la comunidad eclesial diocesana. De hecho lo viene haciendo con la competencia, la dedicación y la eficacia notorias en gestionar los asuntos que se le confían, pues así lo reconocen todos en común opinión. Su conocimiento y gestión compartida con el Vicario general saliente y los ecónomos diocesanos de estos años le permiten, asimismo, contar con la ventaja de quien no sólo es conocedor de nuestras necesidades y problemas, sino capaz de aportar valiosos consejos y propuestas que ayuden al Obispo en el gobierno pastoral.
Con el nuevo Vicario general ha jurado también su cargo el nuevo Director de Caritas Diocesana, don José Luis Aguilar Gallart, persona conocida en Almería por su experiencia en la gestión de los asuntos públicos desde el siempre difícil campo de la acción política, que la Doctrina social de la Iglesia considera necesaria y forma y medio de servicio y caridad para con el prójimo. Un cometido que no puede oscurecer ni la mala gestión ni la corrupción en la que caen algunos de los gestores del bien común. La dignidad de la acción política viene marcada por la ética en fidelidad tanto a la conciencia moral como al mandato de los electores. D. José Luis llega con esta experiencia y habiendo dejado atrás su compromiso político de partido, pero enriquecido por las experiencias vividas y la práctica de la gestión, un haber que le servirá sin duda con creces para el cargo que hoy le confiamos, fiados como estamos tanto de su bonhomía como de su buen hacer, de su condición de católico convencido y de hombre de Iglesia, esa vocación que nunca le ha abandonado y que ahora puede llevar a cabo con competencia que le acredita.
Mucho le agradecemos que haya aceptado este nombramiento, que llega después de la gestión bien hecha y valiosa del Director saliente don Andrés Asensio Martínez, por lo cual el listón ha quedado muy alto. Sentimos la marcha de don Andrés, pero sabemos que tiene derecho al júbilo de la vida familiar y al descanso que estos años le hemos sustraído, merecido después de la jubilación laboral, gracias a lo cual ha podido dedicarse desde su jubilación a la tarea evangélica y apasionante de gestionar las obras de la caridad eclesial, del amor por los pobres y necesitados en el que la Iglesia diocesana se ha de mantener fiel, expresión visible del amor de Cristo y de la caridad de Dios para con nosotros. Don Andrés, con el concurso y las orientaciones de nuestro Delegado Episcopal para la Acción Caritativa y Social, don Juan Antonio Plaza, ha servido el encargo que le confiamos en su día a plena satisfacción y, durante su gestión, se han puesto en marcha proyectos importantes como los Talleres pre-laborales y laborales, para promoción del empleo y la inserción costosa y difícil de quienes se han visto marginados o han perdido el empleo y se encuentran en difíciles circunstancias sociales. La cualificación profesional que estos talleres pretenden ayudará, con toda seguridad, a mejorar la situación de muchas personas.
Termina la gestión de don Andrés cuando acabamos de comenzar el proyecto Koopera-Almería, del cual ha sido impulsor, proponiéndonos en su momento enrolarnos en la red de reciclaje y transformación de tejidos que se está poniendo en marcha en algunas Caritas diocesanas en España. Se trata de un proyecto que crea empleo y ayuda a generarlo. La gestión y asesoría de don Andrés tanto de estos proyectos como de los bienes con que cuenta Caritas diocesana para servicio de los pobres y necesitados, en definitiva para la promoción de las personas, es una herencia que don José Luis recoge y se propone continuar con la mejor gestión posible, para la cual está tan cualificado.
Damos las gracias de corazón a don Andrés y animamos a don José Luis a que, con la ayuda de sus colaboradores y equipo, y sobre todo con la ayuda de Dios, lleve adelante la carga que hoy echamos sobre sus hombros. Quiero manifestar que agradecemos de corazón a las esposas y familias de ambos su compromiso eclesial, deseando que Dios las bendiga abundantemente.
Finalmente, termino estas palabras pidiéndoles a todos los diocesanos representados por los presentes que colaboren con los nuevos cargos. Muchas gracias a los que han cumplido el encargo que les confiamos y a los que ahora continúan la tarea. A unos y otros encomiendo al Señor y su Santísima Madre.
Almería, a 9 de diciembre de 2015
+ Adolfo González Montes
Obispo de Almería