Carta del Obispo de Guadix para la Campaña de Manos Unidas 2015.
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
La pobreza que sufren tantos hombres y mujeres en el mundo entero nos preocupa y avergüenza a todos. Parece mentira que esa multitud de gente, que hasta hace poco creíamos lejana, carezca de lo más esencial para la vida y dignidad de cualquier ser humano. Creo que la crisis económica por la que nosotros mismos pasamos nos ha hecho aun más conscientes de lo que significa carecer de lo esencial. La pobreza puede cambiar de lugar, todos podemos llegar a ser pobres, aunque antes hayamos vivido en la abundancia. Quiero decir con esto que la pobreza y sus consecuencias ni son lejanas ni nos pueden dejar indiferentes como si fuera un asunto que nada tiene que ver con nosotros.
Contra la pobreza hay que luchar. No podemos mirar a otra parte, ni dejar la responsabilidad a los demás. No valen las actitudes de indiferencia o conformismo ante la pobreza, que tiene rostros tan variados en el mundo de hoy. Tenemos que detenernos en sus causas, y actuar con audacia a la hora de adoptar medidas para erradicar el hambre y la pobreza en general. No podemos conformarnos con que las cosas son así, sino que hemos de cambiarlas, y cada uno lo ha de hacer desde su situación y desde sus posibilidades. La lucha contra la pobreza ha de ser general, no misión, incluso monopolio de algunos. Contra la pobreza hemos de luchar todos.
Esto es lo que hace, y a lo que nos invita este año, Manos Unidas. El ¿te apuntas? es una invitación, pero también una interpelación. Es la invitación a realizar un trabajo que humaniza, a construir un mundo mejor y más habitable para todos; pero es también una interpelación para no considerar la pobreza desde claves sólo macroeconómicas, como algo lejano y complejo, de difícil solución, sino como algo cercano. La pobreza es el pobre, y nuestra lucha contra la pobreza es caminar al lado de los pobres. Hemos de acercarnos a los pobres y caminar con ellos. El modo cristiano de lucha contra la pobreza no está sólo en lo que se hace, sino en cómo se hace, cuál es el estilo.
Después de esto, cabe preguntarse, ¿qué puedo hacer yo? Pues me atrevo a decir, sin que en esto haya recetas, que ante todo hemos de cambiar de actitud, situarnos ante la vida con otra visión, desde otra perspectiva. Hemos de ser conscientes de la realidad en la que vivimos, y para ello es fundamental la formación, que es mucho más que estar informados de lo que pasa en nuestro mundo. Podemos revisar nuestro consumo de las cosas, nuestra utilización del medio en el que vivimos, nuestra solidaridad real y no sólo sentimental con los pobres, nuestra participación en organizaciones que trabajan en la lucha contra la pobreza, en nuestra aportación real y económica para acabar con la pobreza.
Como cada año Manos Unidas – Campaña contra el Hambre de nuestra Diócesis, ha elegido un proyecto que se llevará a cabo, Dm, y con la aportación de todos nosotros. Se trata de la construcción de una Escuela de Bachiller en Madagascar. Esta escuela se construirá en una zona rural de Ambohibary, en la provincia de Antsibare, en el centro de la isla. Es una región montañosa con abundantes lluvias, donde los habitantes se dedican a la agricultura de subsistencia fundamentalmente. El colegio de San José, de las Misioneras de la Inmaculada Concepción, es el más grande la zona -1078 alumnos- pero no cuenta con la fase de bachiller, lo que los padres solicitan. En este momento, están en unas aulas provisionales, por lo que solicitan la construcción de cinco aulas, que tienen un importe de 42.470 Euros.
Estoy seguro que, como cada año, llegaremos a cumplir con este objetivo de la construcción de las aulas en Madagascar. Es lo que espero y lo que pido a todos.
Que el Señor nos conceda un corazón grande y fuerte para comprometernos en la lucha contra la pobreza. Que como la Virgen María sepamos salir de nosotros mismos y de nuestra comodidad para ir al encuentro de los hermanos más pobres.
Con mi afecto y bendición.
+ Ginés, Obispo de Guadix
Guadix, 24 de enero de 2015