Mensaje del Obispo de Cádiz y Ceuta

En la Revista «Piedras Vivas» del mes de abril.

«Las cosas antiguas han pasado ya, ahora todo se ha vuelto nuevo, la verdad ha vaciado la sombra. Ya está aquí el día de la salvación, se ha marchado el invierno y la tierra reverdece con sus flores. El arrullo de la tórtola, que ya se ha sentido, anuncia que está cerca el tiempo de la poda. Festejémoslo, pues, comiendo, no con la vieja levadura, sino con el ázimo de la verdad, porque Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado y el reino de Dios está dentro de nosotros». Así se expresaba San Paulino de Nola tan vinculado a nuestra diócesis. Estamos a punto de celebrar la Pascua tiempo de victoria, la victoria de la Misericordia. El Santo Padre nos invitó a vivir en esta clave la Cuaresma e incluso ha querido dedicar un día entero a la celebración de la Misericordia con su iniciativa «24 horas para el Señor» un auténtico maratón de la misericordia que ha llenado de fruto a tantas personas que se han acercado durante ese tiempo a las iglesias con las puertas abiertas para la Reconciliación sacramental y la Adoración. Verdaderamente la vida resucitada es la auténtica victoria de Dios y del hombre. Una vida transformada por el Espíritu Santo que nos trae la Ternura del Padre y nos modela a imagen de su Hijo, Jesucristo, el hombre nuevo, el protagonista de la nueva creación que nos hace coprotagonistas de toda causa buena y justa de nuestro mundo. No por casualidad el beato Juan Pablo II será canonizado en la fiesta de la Divina misericordia el 27 del presente mes de abril. Su vida fue testimonio del poder de la gracia. Cada corazón transformado, cada acto de amor verdadero hace avanzar al mundo entero hacia su meta: la tierra nueva y definitiva. En el camino pascual de esta vida al mismo tiempo que actúa la muerte en nuestra parte más terrenal, el Espíritu renueva nuestro corazón día tras día, llenándolo de claridad, la luz de su Misericordia, que nos hace mirar de un modo nuevo a toda criatura, especialmente a los que más sufren. Bendita victoria de la Cruz. ¡Pueblo del Señor, venid, caminemos a la Luz del Señor, celebremos su Victoria! (cf. Is, 2, 5) El triunfo del amor ya ha comenzado y avanza, venciendo toda tiniebla, como la aurora de la mañana del domingo de Resurrección, imparable.

+ Rafael Zornoza Boy, obispo de Cádiz y Ceuta

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