«Manos Unidas contra la mortalidad infantil»

Artículo de Mons. Bernardo Álvarez Afonso, Obispo de Tenerife, sobre la LII Campaña de Manos Unidas.

Queridos diocesanos:

Como cada año a comienzos de febrero, Manos Unidas (ONG católica y de voluntarios) inicia su campaña, con el objeto de sensibilizar a la población española sobre la realidad de los países más pobres y recaudar fondos para realizar proyectos de desarrollo en los mismos. Los más de 54 millones de euros recaudados en 2009, permitieron poner en marcha 692 proyectos en 58 países. En ello, nuestra diócesis contribuyó con 170.714 €, entre colectas, socios y donaciones.

El lema para 2011 es “Su mañana es hoy”. El mismo indica la prioridad de la campaña de este año en la que se quiere exigir el cumplimiento del Objetivo 4 del Desarrollo del Milenio: “Reducir la mortalidad infantil”, es decir, luchar, con todos los medios a nuestro alcance, para evitar que enfermen y mueran los niños menores de cinco años. Los niños son el futuro de la humanidad, pero ese futuro comienza hoy y depende de que haya niños que nazcan y crezcan sanos, por eso “su mañana es hoy”. Desgraciadamente, decenas de miles de niños menores de 5 años mueren todos los días (mil a la hora) por causas que se podrían evitar fácilmente con la ayuda de todos.

Como leemos en el Boletín 182 de Manos Unidas: “Acabamos de cerrar un año envuelto en crisis, son muchas y estrechamente relacionadas, pero la que, de hecho, ocupa a nuestros gobiernos es la crisis económica. Las cantidades de dinero invertidas en los denominados rescates financieros son de una elocuencia que estremece, comparadas con lo que se ha invertido en erradicar el hambre y la pobreza”. A veces, pensamos que, como no se puede “arreglar todo globalmente”, no se puede hacer nada. Sin embargo, Manos Unidas, año tras año (y van 52), nos demuestra que se puede hacer mucho para liberar del hambre y la miseria a millones de personas en todo el mundo.

Por eso, con mis palabras, quiero hacer un especial llamamiento a todos los católicos de nuestra diócesis, para que apoyen la campaña de Manos Unidas haciendo las dos cosas que se nos proponen: Primero,  el 11 de febrero, Día de Ayuno Voluntario, privarnos de comida (al menos de una) y de otros gastos (bebidas, tabaco, etc.), destinando lo ahorrado para la Campaña contra el Hambre. Y segundo, el 13 de febrero, Jornada Nacional de Manos Unidas, aportar un donativo, especialmente generoso, en las colectas que se realizan en todas las iglesias ese fin de semana.

Los datos de la situación de pobreza en que viven miles de millones de personas en el mundo son de todos conocidos. Los Medios de Comunicación nos dan cuenta de ellos todos los días. En la propia página WEB de Manos Unidas (manosunidas.org) podemos encontrar amplia información de la realidad, así como de las actividades y proyectos de la Organización. Conocimiento de la realidad no nos falta y, en la práctica, sentimos que podemos, y debemos, hacer algo. Pero, a veces, nos entra la duda de si eso que damos realmente llega a su destino. Esa incertidumbre nos retrae e impide que seamos más generosos. Por eso es importante que las ONGs sean transparentes en su gestión e informen puntualmente, tanto de lo que recaudan, como del uso que hacen de ello.

En este sentido, Manos Unidas es ejemplar. Aparte de que está sometida a una auditoría permanente, no deja de informar puntualmente de su gestión, caracterizada por hacer un seguimiento hasta el final de los proyectos que financia con los recursos que todos aportamos. Prueba de ello es que en 2010, a Manos Unidas, se le concedió el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. El Príncipe de Asturias, D. Felipe de Borbón, en su discurso en la entrega del premio dijo estas palabras que son la mejor carta de presentación de Manos Unidas:

“Entregar el Premio de la Concordia a una organización como Manos Unidas, supone engrandecer nuestros galardones y lograr su significación más profunda. Manos Unidas es una institución muy querida por los españoles que nació hace 50 años cuando un grupo de mujeres de Acción Católica respondió a la campaña contra el hambre que había emprendido la FAO.

Con el paso del tiempo, 40.000 voluntarios, 71 delegaciones, programas de acción en países de África, América y Asia, apoyo a centenares de proyectos,… son algunos de los datos que avalan las actuaciones de Manos Unidas. En sus fines es donde se pone de relieve el necesario y útil humanismo de esta institución: la lucha sin cuartel contra el hambre y la pobreza, la labor paciente en favor de la educación de los más desposeídos, la promoción social de las personas, la especial atención a la mujer, el desarrollo agrícola y la atención sanitaria.

Hoy también queremos hacer patente nuestro agradecimiento a tres valiosos grupos de personas con los que cuenta esta institución y que la engrandecen extraordinariamente: los misioneros que dedican su vida a tantas gentes sumidas en el mayor abandono. Los voluntarios, en cuya acción aflora lo mejor del comportamiento de los seres humanos. Y los colaboradores, que con su ayuda permiten que se materialicen estas ansias de entrega a los demás que caracterizan la labor de Manos Unidas.

Siempre en esta ceremonia nos encontramos con esa hermosa y significativa palabra: ‘concordia’, que lo resume todo de manera ideal, que atrae el progreso y facilita la convivencia, que hace, en definitiva, mejor a la Humanidad.

Gracias, pues, al inmenso equipo de Manos Unidas. “Manos que se unen para ayudar. Manos que se unen para sanar, alimentar y educar. Manos que se unen, simplemente, para salvar. Que nunca nos falten vuestras manos unidas”.

Estas palabras de D. Felipe, me llenan de satisfacción y me animan, aún más, a confiar en el trabajo de Manos Unidas y a pedir a todos, católicos o no, su apoyo efectivo a esta 52 Campaña contra el Hambre en el mundo, para mejorar el “hoy” de millones de niños en situación de riesgo en todo el mundo, porque tienen derecho a ello y porque son el futuro de la humanidad.  

† Bernardo Álvarez Afonso

Obispo Nivariense

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