Nuestro Seminario de Córdoba

Carta Pastoral del Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González.

En estos días comienza el curso en nuestro Seminario diocesano: en los Seminarios Mayor y Menor de san Pelagio y en el Mayor Redemptoris Mater. Después de las vacaciones, aprovechadas en el descanso y en distintas actividades de tipo pastoral y formativo, vuelven los seminaristas al curso académico, dando un paso adelante en su camino hacia el sacerdocio. Tras la cosecha de 11 nuevos sacerdotes en el curso pasado y uno más que será ordenado el próximo 2 de octubre, tenemos nuevas incorporaciones de jóvenes que se sienten llamados por Dios para servirle como sacerdotes, sirviendo a los hermanos en las cosas de Dios. Otros jóvenes continúan su discernimiento para poder ingresar en el próximo curso. 

 

El Seminario de Córdoba es un inmenso regalo de Dios a su Iglesia. Toda la diócesis debe sentirse agradecida a Dios por este don, y tener muy presente en sus intenciones el Seminario, corazón de la diócesis. Ahí están los sacerdotes, atentos a la llamada de Dios en el corazón de jóvenes y adolescentes. Los sacerdotes son una pieza clave en la pastoral vocacional. Dios nos pide ser ejemplo para quienes nos miran, de manera que los que son llamados puedan decir: “yo quiero ser como este sacerdote”. Monaguillos que sirven al altar, adolescentes que se plantean el futuro de sus vidas, jóvenes maduros que deciden ser sacerdotes. Todos hemos tenido a algún sacerdote de referencia en nuestra vida. Queridos sacerdotes, gracias por el trabajo y la dedicación a este campo. Apoyad a los formadores de los distintos Seminarios, secundad sus convocatorias de actividades orientadas a este fin. Debe ser esta una de las actividades más queridas en nuestro ministerio. Busquemos a los que puedan ser llamados y acompañemos sus pasos vacilantes, poniéndolos en contacto con el rector y los formadores. 

 

La familia es otro puntal para estos jóvenes aspirantes al sacerdocio. En una familia cristiana, la vocación al sacerdocio es un regalo que honra a toda la familia. Apoyad a vuestros hijos en este camino. No les quitéis la idea. Si en algún momento os resulta costoso dárselos a Dios, pensad que son de Dios antes que vuestros. Si un hijo o un familiar os plantea esta llamada, animadle. Un joven encuentra muchas dificultades, dentro de sí y fuera, para seguir esta vocación. Que en su familia encuentre un aliado, nunca un obstáculo a superar. Queridos padres y madres de familia, pedidle a Dios en el silencio de vuestro corazón que os conceda el don de un hijo sacerdote. Pedídselo especialmente a la Virgen, madre del sumo y eterno sacerdote Jesucristo. 

 

Queridos jóvenes, os lo digo abiertamente, la Iglesia necesita más sacerdotes. Para nuestra diócesis y para ayudar a otras diócesis que nos lo piden. Si el Señor te llama, no le des largas. Ponte en camino. Busca a un sacerdote que te guíe. Intensifica tu trato con el Señor en la oración. Invoca a María. La Iglesia acoge tu inquietud, la examina, la aclara, pone a tu alcance los medios para que se haga realidad lo que te parece un sueño. No tengas miedo. Nadie te comerá el coco. Has de caminar con toda libertad, encontrando la vocación que Dios quiere para ti, y ahí serás feliz. 

 

Comienza el nuevo curso en el Seminario, donde los aspirantes al sacerdocio se preparan para tan alta vocación. Oremos todos al Señor por los que son llamados, por los que están en plan de discernimiento, por los que han de discernir la autenticidad de esta vocación. El Seminario es el corazón de la diócesis, y hemos de apoyarlo todos. En él se encuentra el futuro de la Iglesia, el futuro de nuestra diócesis. 

 

Con mi afecto  y mi bendición: 

+ Demetrio Fernández

Obispo de Córdoba

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