A los profesores de religión de los centros públicos de enseñanza media de Huelva

Carta pastoral del Obispo de Huelva, D. José Vilaplana Blasco. Querido hermanos y hermanas: 

Bien sabéis que los Obispos de Andalucía, reunidos en Córdoba hace unos días, hemos manifestado nuestra preocupación, a la vez que solidaridad, ante el conflicto creado por la drástica reducción horaria en la ERE. Esa misma preocupación, acompañada de dolor compartido, es la que os quiero manifestar personalmente. 

Soy consciente y estoy informado de las dificultades sociales, que ha generado tal reducción horaria en muchas de vuestras familias, y  de los problemas humanos, económicos y laborales que conlleva. Vuestros problemas son mis problemas, porque -no lo olvido- sois por mis “enviados”  a evangelizar en los centros educativos. 

Nuestra mediación ante las autoridades educativas no siempre surte los efectos deseados y buscados. En última instancia, tanto la normativa administrativa en vigor -que dificulta la realización de algunas funciones propias del profesor de religión-, como una adaptación legislativa más acorde a la realidad actual -que facilite y normalice vuestra función profesoral-, depende exclusivamente de una voluntad política por dar solución estable al problema, que viene arrastrando de mucho tiempo atrás. Conocéis bien la interrelación que existe entre dignidad de la asignatura y dignidad de la función profesoral. ¡Cuántas entrevistas, conversaciones, escritos, etc. han mantenido la Comisión Episcopal y la Secretaría Técnica por defender ambas realidades! Debéis ser conscientes de esto para no caer en desesperanza y seguir en la brecha. 

No puedo menos, como Pastor de la Diócesis, que integrar vuestros problemas en el cuadro de tantos otros que, en este contexto de crisis, están afectando también a muchos diocesanos. Soy testigo por experiencia e información  del alcance critico de esta situación, aunque sin saber hasta dónde puede llegar.  

Vuestra misión de educadores cristianos tiene que ser un aliciente por alcanzar, ciertamente, lo que en justicia y en derecho os corresponda, pero sin que el desánimo os invada ni el pesimismo irrumpa en vuestro interior. La esperanza y la alegría son actitudes y virtudes que debéis transmitir y testimoniar a vuestros alumnos, como signo y expresión de la Buena Nueva que anunciáis.  

Confío al Señor vuestras preocupaciones y las de otras muchas familias con la seguridad de que “todo sucede para bien de los elegidos”.

Con afecto,  os bendigo     

+ José Vilaplana Blasco
Obispo de Huelva

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