Carta del Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo con motivo del Día de La Merced. Los Apóstoles Pedro y Pablo estuvieron en la cárcel y los cristianos rezaban por ellos, no los olvidaban. Pedían el consuelo de Dios y que pronto pudieran reintegrarse a la familia de la comunidad. Ellos desde su oración se sentían libres.
Nuestra Señora de la Merced y los presos.
El próximo día 24 de septiembre celebramos en la Iglesia una fiesta mariana bajo el título de Nuestra Señora de la Merced. Esta advocación no sólo va unida a la Orden de la Merced sino que también nos hace mirar hacia los hijos de la Virgen que viven en prisión.
Al referirnos a ellos no distinguimos sobre cuál es delito por el que se les acusa, sólo consideramos en ellos que la Virgen María los mira como hijos predilectos que le encomendó su Hijo desde la condena de la Cruz.
La Iglesia diocesana y los presos.
Esa mirada de Madre la tiene que mantener hoy la Iglesia, Madre de todos los hombres. Por eso, como Pastor de esta Diócesis de Jaén, me siento en la responsabilidad de invitar a todos los fieles que, a ejemplo de nuestra Madre, la Virgen María, dirijamos nuestras miradas hacia esos hermanos nuestros que cumplen condena en estos momentos.
Compromisos del cristiano.
Esta petición incluye:
1. Amarlos con la caridad universal de Dios; y, si ciertas consideraciones impiden que en nuestro corazón brote el amor, pedirle a Nuestra Señora de la Merced que nos conceda su amor hacia ellos. Ella sí los ama.
2. Orar por ellos. Es frecuente que en nuestra plegaria incluyamos a otros grupos que sufren (enfermos, inmigrantes, heridos de la guerra, huérfanos…), pues agreguemos siempre en nuestras intenciones a quienes cumplen condena en la prisión y también a sus familias.
En esta oración, no olvidemos tampoco a los miembros de la Iglesia que desarrollan el apostolado en estos ambientes y a los profesionales que los atienden.
3. Colaboremos, en lo posible, con las actividades que la Delegación de Pastoral Penitenciaria lleva a cabo dentro de la prisión y en la Diócesis. Son muchos y muy eficaces.
Nuestra Señora de la Merced nos acerque a estos hermanos que residen generalmente en los extrarradios de las ciudades, pero no del corazón de la Virgen María y de muchos de nosotros.
Con todo mi afecto en el Señor.
D. Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén
Jaén, 14 de septiembre de 2008.