Sr. Administrador Diocesano D. Alfonso Belenguer, gracias por invitarme a abrir la puerta de este hermoso museo diocesano. Estimadas autoridades con las que he trabajado codo a codo durante estos cuatro últimos años.
Sacerdotes y vida religiosa, amigas y amigos, estar entre vosotros me hace muy feliz (aunque solo sea unas horas).
La Iglesia de esta diócesis de Teruel y Albarracín tiene un valioso y basto patrimonio. Las parroquias, han conservado y acrecentado con mimo un bagaje artístico que estamos obligados a conservar. Sólo la atrocidad de las guerras carlista y civil aniquilaron muchas obras de arte acumulada por la historia y la fe de nuestros pueblos. No queremos que se trunque la fe ni la memoria de nuestros antepasados y por eso unos pocos nos pusimos manos a la obra para poder contemplar hoy tanta belleza.
En el tiempo de pandemia, surgió este nuevo museo que amplía, junto a la catedral que también añadirá más salas, la oferta turística de nuestra ciudad. Y estamos orgulloso de ello. Era un sueño, casi imposible, en la memoria de unos pocos. No fueron posibles las subvenciones externas y ha sido realizado con mucho trabajo de voluntariado y con algunas aportaciones anónimas de fieles. Los primeros bocetos fueron hechos el 19 de marzo de 2018.
La nueva concepción museística, generada a partir de la segunda mitad del siglo XX, ha hecho que el museo no sea un almacén para colocar distintas obras artísticas. Todos recordamos las pinturas románticas donde las pinacotecas llenaban las paredes de cuadros encajados entre ellos cubriendo todas las paredes provocando un horror vacui. No basta con mostrar las piezas, la selección de las mejores y su adecuada colocación, la iluminación y los colores de las salas, la inclusión de obras contemporáneas, los espacios vacíos entre pieza y pieza, la eliminación de vitrinas, la colocación de las imágenes a la altura de los ojos del visitante, la simplicidad (casi como un guiño) de las letras escritas, eliminando las cartelas, son las claves que intentan provocar un diálogo entre el visitante que contempla y la obra que se muestra en todo su esplendor. Para favorecer este diálogo hemos contrapuesto piezas de hace más de 500 años al lado de otras del siglo XXI. Nada es evidente.
La nueva parte del museo está dedicada a los elementos que formaron parte de la vida de los monasterios (con la recreación de una biblioteca del siglo XII) y las dependencias que habitó, en la década de los 40, nuestro obispo Fray León Villuendas Polo.
La importancia de la inclusión de las artes decorativas como innovación en los museos: muebles, adornos, lámparas, objetos de uso común, como parte de lo que interesa a todo el público, se lo debemos, en parte, a Georges-Henri Rivière, allá por los años 60 del siglo anterior, intentando explicar, en los objetos expuestos, los cambios y evoluciones de la sociedad.
El logo de nuestro museo diocesano MAS suma un nuevo espacio visitable a nuestra ciudad, favoreciendo también al crecimiento turístico y esperemos que el diálogo entre la fe y la cultura.
Quiero agradecer, en la figura de nuestro director del Museo, D. Pedro Luis Hernando, a todos los que incansablemente y con tanta ilusión habéis trabajado en la transformación de este museo, incluso hasta horas intempestivas, regalándolo de vuestro tiempo libre. Hemos pasado horas de pandemia seleccionando, recolocando, reinventando, diseñando, recomponiendo, discutiendo y sobre todo amando este sueño, que ya es posible. Muchas gracias a todos.
+ Antonio Gómez Cantero, Obispo Coadjutor de Almería