Félix Reyes, hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Fuengirola reflexiona sobre la celebración de Pentecostés y la Virgen del Rocío en este año en que seguimos viviendo en pandemia.
Nuevamente volvemos a vivir un Pentecostés diferente, la pandemia sigue entre nosotros. Después de lo vivido el año pasado, este año hemos querido fortalecer aún más nuestra preparación para este nuevo Pentecostés.
Después de que nuestro anterior director espiritual, el sacerdote Rafael Vázquez, fuera enviado a otra parroquia, creíamos difícil poder sentir de esta manera tan especial la llegada del Espíritu Santo; pero, una vez más, los hermanos de Nuestra Hermandad del Rocío de Fuengirola, guiada ahora por nuestro nuevo director espiritual, el sacerdote José Antonio García Carrasco, nos hemos sentido guiados en una nueva preparación para poder sobrellevar esta difícil situación.
Comenzamos con el pregón, a cargo de nuestro querido Manuel Ángel Santiago, que nos habló de las Glorias de María y después, durante la semana anterior, hemos celebrado la Eucaristía desde el mismo día en que hubiéramos emprendido nuestro caminar hacia la Blanca Paloma hasta el día de Pentecostés; hemos compartido una reflexión de lo que hubiera sido cada día de nuestro camino; y hemos rezado juntos la Salve.
También hemos celebrado el solemne triduo en honor a nuestra Madre del Rocío, a cargo del director espiritual, quien nos ha mostrado el amor a María.
El domingo de Pentecostés celebramos juntos la Eucaristía y rezamos juntos el santo rosario. Concluimos la jornada con una vigilia de oración a los pies de nuestro bendito Simpecado, hasta las 12 de la noche, momento en el que salió al dintel de la puerta de la parroquia para bendecir al pueblo de Fuengirola y empezar este lunes de Pentecostés, tan deseado por todos los rocieros. Así concluimos los cultos de Pentecostés en este Año Jubilar de San José.
¡Viva nuestra Madre del Rocío!