Doña Encarnación González Rodríguez ha sido postuladora en la Causa del Doctorado de San Juan de Ávila por encargo de la Conferencia Episcopal Española, en la que ha sido directora de la Oficina para las Causas de los Santos. Esta especialista en la vida y obra San Juan de Ávila participa el próximo 30 de junio en el III Congreso Internacional Avilista como moderadora de la mesa sobre Teología en la que participan Carlos Gallardo, Juan Miguel Corral Cano y Ricardo Aldana Valenzuela
¿Qué le motivó a acercarse a la figura de San Juan de Ávila?
Mi primer acercamiento a la figura de San Juan de Ávila fue siendo estudiante en la universidad de Valladolid. Recuerdo que leía sus sermones sobre la Eucaristía en torno a las fiestas del Corpus Christi y desde entonces siempre ha sido para mí una figura amable, cercana y querida.
Ser la Postuladora de la Causa del Doctorado de San Juan de Ávila fue un mandato explícito de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española. Era entonces directora de la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia y me hicieron este encargo. Me costó aceptarlo porque no veía fácil gestionar una Causa de Doctorado, pero insistieron y tuve que aceptar.
¿A qué fuentes ha recurrido para estudiar la dimensión del Patrón del Clero Secular Español?
Fundamentalmente a toda la obra escrita de San Juan de Ávila, los cuatro volúmenes de la BAC Maior, y también a sus primeros y principales biógrafos y a los estudios más importantes sobre él. Como la clave para obtener el Doctorado es demostrar su eminens doctrina, el decir, que sus enseñanza sobresalen respecto a lo común, la fuente principal, la más manejada y estudiada por mí han sido sus escritos. La dimensión de Patrón del Calero Secular Español se relaciona con su propio carácter de presbítero diocesano. Después de ser proclamado Doctor de la Iglesia universal he ido profundizando más en esta dimensión porque, en torno al 10 de mayo, fiesta de San Juan de Ávila, todos los años me han invitado una o más diócesis a alguna intervención para celebrar al Santo Patrono del Clero Secular. Es una fecha en la que suelen reunirse los sacerdotes diocesanos con su obispo para festejar a su Patrón, y se homenajea también a los que cumplen sus Bodas de Oro y de Plata sacerdotales. Son encuentros muy entrañables, en los que he disfrutado y aprendido mucho. Me emociona cuando los sacerdotes cantan el himno a su Patrón.
¿Qué papel desempeña san Juan de Ávila en la Teología?
En vida fue un Maestro ―comúnmente era llamado “el Maestro Ávila”― que era el título superior en Teología, y ahora es un Doctor de la Iglesia universal. Esto lo dice todo. Su papel a este respecto ha sido, y es, fundamental. Así lo afirmó un gran teólogo actual, el Papa Benedicto XVI, al ser entrevistado por los periodistas el 6 de noviembre de 2010, cuando viajaba a Santiago de Compostela: “España ha sido siempre, por una parte, un país originario de la fe; pensemos que el renacimiento del catolicismo en la época moderna ocurrió sobre todo gracias a España: figuras como San Ignacio de Loyola, Santa Teresa y San Juan de Ávila, son figuras que finalmente han renovado el catolicismo y formado la fisonomía del catolicismo moderno”.
¿Considera que su estudio es necesario para comprender la Iglesia de hoy?
Cada persona está vinculada a su tiempo y el Santo Maestro Ávila, que vivió hace 500 años, también lo estuvo al suyo. Pero estas grandes figuras, estos gigantes de la teología, a la vez que vivieron su presente plenamente inmersos en él, fueron capaces de trascenderlo porque profundizaron de tal modo en las verdades de la fe que su enseñanza, válida entonces, continúa siéndolo también hoy. De hecho, es requisito para alcanzar el título de Doctor, es que los escritos del candidato hayan tenido amplia difusión, que hayan sido recibidos de modo positivo y que tengan una influencia permanente en el Pueblo de Dios, de modo que interesen a la Iglesia también hoy. Su mensaje, por tanto, es seguro y duradero, constituye una profundización en los contenidos de la fe y es incluso capaz de iluminar nuevas prospectivas doctrinales y de vida. Este nuevo Doctor pone de manifiesto, como los demás, que está dotado de un carisma particular, que es un don del Espíritu Santo a su Iglesia, y que su enseñanza y su vida ayudan no solo a comprender, sino a vivir mejor el mensaje evangélico y la fiel pertenencia a la Iglesia actual.
¿Qué aspectos de los sermones de San Juan de Ávila mantienen hoy su vigencia?
Considero que sus sermones continúan vigentes tanto en su contenido como en su forma. En cuanto al contenido, es impresionante la continua alusión en ellos a la Sagrada Escritura. En la mente, en el corazón y en la predicación del Maestro Ávila estuvo siempre presente la Biblia, que, según sus contemporáneos, sabía de memoria. Bien lo ponen de manifiesto sus sermones: la Palabra de Dios fue el principal mensaje que en ellos transmitió. Y en cuanto a la forma, impresiona también el modo de conectar con la gente: se hizo entender por sabios e ignorantes, grandes y pequeños, justos y pecadores… Fue un Doctor a pie de calle, que predicó en iglesias, calles y plazas, y tanto atraían sus sermones que la gente se sorbía los vientos por escucharle. Su propia vida de oración, recogimiento y atención a quien lo necesitara era la corroboración práctica de su magisterio, y su anecdotario, sus ejemplos, que, obviamente, son propios de su contexto, revelan hoy hasta qué punto conocía bien la realidad y estuvo inmerso en ella. Hablaba, además, como si dialogara con cada uno, por lo que sus palabras pasaban de los oídos al corazón de quienes le escuchaban. Predicar con un profundísimo conocimiento de la Palabra de Dios, expresarse al alcance de cualquiera y confirmar con la propia vida la verdad de sus enseñanzas me parece que mantiene toda su vigencia en la actualidad.
¿Es San Juan de Ávila una figura inabarcable?
Más que inabarcable, diría que es una figura inabarcada, o todavía por abarcar. He escrito en alguna ocasión que es como una mina rica y profunda de la que solo conocemos un poco, pero atisbamos que en lo profundo hay mucho más. El Maestro Ávila tiene que pasar del clero al pueblo, de las universidades eclesiásticas a las civiles, de los libros a las artes, de las aulas a la calle… Es una figura enormemente atractiva y llena de posibilidades para el estudio, la investigación, la vida espiritual, la creatividad… Su persona, su obra escrita y su testimonio de vida ofrecen innumerables vías de profundización, aun en gran parte por explorar. No sé si acabará siendo inabarcable, por el momento es mucho lo que de él queda por descubrir.
¿Qué ha aportado a su vida cristiana conocer de cerca al Santo Patrón del Clero Español?
A pesar de mi resistencia inicial para asumir la Postulación de la Causa del Doctorado de San Juan de Ávila, ahora me considero muy afortunada, porque ese trabajo me obligó a profundizar seriamente en la figura del Santo Maestro. De él se aprende siempre y se aprende mucho; esta es mi experiencia. He aprendido que las palabras tienen que ser coherentes con la vida; que la mejor enseñanza es la del propio testimonio; que lo que Dios nos da a cada uno es para que lo facilitemos a los demás; que la profundidad hermana bien con la sencillez; que la unión con Dios mediante la oración hace a la persona profundamente humana y que, tal como Juan de Ávila no se cansó de predicar, todos, sea cual sea nuestra condición y estado de vida, todos estamos llamados a la santidad.
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