El pasado viernes, 23 de octubre, 14 adolescentes y 10 adultos, de la parroquia de Santa María Madre de la Iglesia de Jaén, recibieron el Sacramento de la Confirmación de manos del Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro.
La Eucaristía, que comenzó pasadas las 19 horas, estuvo presidida por el Obispo y concelebrada por el párroco, D. Javier Díaz Lorite; y el Secretario particular del Obispo, D. Juan Pedro Moya.
Las lecturas fueron realizadas por una de las catequistas y el Evangelio fue proclamado por el párroco.
Homilía
Don Amadeo comenzó su homilía recordando que “la vida de un cristiano es siempre un encuentro personal con nuestro padre Dios, con su hijo Jesucristo y con el Espíritu, que actúa en nosotros”.
El Obispo continuó insistiendo en la importancia de recibir este Sacramento, con el que se culmina la iniciación cristiana. “Finalizáis con este Sacramento vuestra iniciación cristiana que comenzó con vuestro Bautismo, con el que os convertíais en hijos de Dios. Con el Sacramento de la Confirmación se completa nuestra identidad cristiana y se recibe la plenitud del Espíritu Santo”.
En este sentido, el Prelado manifestó, “el Bautismo significa para nosotros una vida nueva. Y vosotros, como ha dicho vuestro párroco, queréis que esa vida se consolide poco a poco, aunque tengamos fallos, pecados y a veces tengamos tentaciones o dudas. Pero, si tenemos un corazón abierto, humilde y sencillo Dios, siempre, estemos en la situación en la que estemos, nos atraerá”.
“Por el Bautismo nuestra vida quedó unida a Jesucristo. Por eso para los cristianos es tan importante vivir en Cristo, sentir en Cristo y valorar la existencia de Cristo Jesús, porque desde el día de nuestro Bautismo Jesucristo vive en nosotros”, continuó Monseñor Rodríguez Magro.
Finalmente, Don Amadeo animó a los confirmandos a seguir caminando en la fe y en su vocación. “Hemos recibido una llamada del Señor. Y aunque la fe es una cuestión de libertad, no solo basta la voluntad. Necesitamos la ayuda, la acción y la presencia permanente de Dios y del Espíritu Santo en nosotros. Necesitamos al Espíritu Santo para manifestar la vocación a la que hemos sido llamados. Y esa vocación es la santidad”.
A continuación, tuvieron lugar los ritos propios de la Confirmación: la renovación de las promesas bautismales, la imposición de las manos y la crismación a cada uno de los confirmandos, que estuvieron acompañados por sus padrinos.
Asimismo, los confirmandos fueron los encargados de la oración de los fieles.
Tras la felicitación del Obispo al párroco a los confirmandos y a toda la comunidad parroquial, la Eucaristía finalizó con una foto de familia.
