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Corpus Christi. “La veneración a Cristo no se puede concebir sin la comunión con los hermanos y la preocupación por el otro”

El obispo Bernardo Álvarez presidió la Misa del Corpus Christi en la Catedral.

Este año las celebraciones de esta festividad tuvieron lugar,
exclusivamente, en el interior de las iglesias con el aforo permitido en
este momento.

Por esta razón, las manifestaciones en la calle propias de este día no
se pudieron llevar a efecto, debido a la emergencia sanitaria en la que
nos encontramos.

El obispo comenzó su homilía indicando cuáles son las formas adecuadas
para venerar el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. En este sentido,
monseñor Álvarez recordó que cuando sacamos en procesión al Santísimo,
el pueblo cristiano lo que está expresando es que a quien honramos es al
Señor. “Le cantamos, le adornamos casas, le tendemos alfombras. Lo
reconocemos. Son gestos para decir: Dios está aquí. Venid adoradores,
adoremos a Cristo Redentor”.

El prelado continuó apuntando que este año no hemos podido llevar a cabo
esa manifestación visible de amor en las calles. Pero, sin embargo,
puntualizó, eso no quiere decir que no veneramos al Santísimo
Sacramento. “Esa veneración visible tiene su importancia cuando se hace
de corazón. Cuando la finalidad es honrar a Jesucristo. Por eso, nos
viene bien la experiencia de este año para que profundicemos en lo que
significa el auténtico valor de la Eucaristía”.

El obispo, al hilo de esta idea, señaló que el arte en las expresiones
religiosas se puede convertir en la religión del arte. “Si se cae en
esto, lo que prima es la manifestación, no lo que realmente celebramos.
Y eso lo denunció en muchas ocasiones Jesucristo. La Eucaristía se
venera, sobre todo, comulgando. Y no comulgando de cualquier manera,
sino en verdadera comunión con Jesucristo”.

Monseñor Álvarez también quiso hacer hincapié en la importancia de la
solidaridad en estos tiempos tan difíciles que nos toca afrontar.
“¿Quién de nosotros no conoce un vecino, una persona que vive sola, una
familia que está necesitada? Ahí podemos ejercer nosotros nuestra
caridad”.

Otro aspecto importante que quiso resaltar en su homilía fue el de la
unidad. “La familia cristiana no puede presumir de creer en Jesucristo y
al mismo tiempo estar peleada con las personas. Por eso es muy
importante la reconciliación. Jesús nos transforma con la Eucaristía. En
resumen, la veneración verdadera a Cristo no se puede concebir sin la
comunión con los hermanos y la preocupación de los unos para con los
otros”.

En la última parta de su homilía el obispo recordó que al igual que el
alimento corporal debe ser asimilado por el organismo, Cristo tampoco
hace un efecto automático en nuestras vidas. “Jesús no se impone.
Necesitamos asimilarlo. Y eso se hace mediante la fe, intentando vivir
como él nos dice, fiándonos de su palabra. Cristo vive en nosotros y
nosotros en Él”.

Al finalizar la Misa se tuvo la procesión claustral con el Santísimo y
la bendición.

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