El Obispado de Córdoba remitió a la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli el decreto firmado el 1 de junio por el obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, en el que declarara “Santuario Diocesano de María Santísima de Araceli” al actual Real Santuario, construido en el siglo XVII en la cima de la Sierra de Aras.
El origen de la devoción a María Santísima de Araceli venerada en el Real Santuario de Aras, un templo de “gran importancia religiosa como lugar de peregrinación, de oración, devoción mariana y culto al que acuden muchísimos fieles lucentinos y de otros lugares de la geografía diocesana y nacional”, además del valor artístico del Santuario, han sido los elementos determinantes para la concesión de la declaración de “Santuario Diocesano” solicitada por la Obra Pía de María Santísima de Araceli y la Real Archicofradía.
En el documento de concesión, el Obispo pone de manifiesto que “con esta declaración de Santuario Diocesano no solo reconozco que, dentro de la geografía diocesana, se trata de un importante lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, sino que manifiesto su idoneidad para que se convierta en lugar destacado de peregrinación para todos los fieles de la Diócesis”.
El escrito recoge también la aprobación de los Estatutos del Real Santuario Diocesano en los que se concreta que “en los santuarios se debe proporcionan con más abundancia a los fieles los medios de salvación, predicando cuidadosamente la Palabra de Dios, fomentando adecuadamente la vida litúrgica sobre todo mediante la celebración de la Eucaristía y la penitencia, y practicando también formas aprobadas de piedad popular”. Asimismo, el decreto determina que el Rector del Santuario será nombrado por el Obispo Diocesano y asumirá también el cargo de Capellán-Administrador de la Obra Pía de María Santísima de Araceli.
En el decreto, el pastor de la Diócesis muestra su interés en que “este reconocimiento diocesano del Real Santuario contribuya a consolidar su importancia y fomentar las visitas de los fieles de toda la Diócesis, aliento de la Real archicofradía de María Santísima de Araceli para que siga trabajando para promover actos de culto y piedad, evangelización y caridad, y se fortalezca la fe y la vida cristiana de todos los fieles de Lucena y de la Diócesis”.