La ciudad de Guadix celebró el día del Corpus Christi con una magna Eucaristía en la Catedral, el 14 de junio, presida por el Obispo accitano, D. Francisco Jesús Orozco. Concelebraron canónigos y otros sacerdotes de la ciudad. A la celebración asistieron el alcalde Guadix, Jesús Lorente y concejales del Ayuntamiento, el jefe de la Policía Local, el capitán de la Guardia Civil, los jefes de Protección Civil y Bomberos, así como el delegado de Cáritas Diocesana, miembros de la vida consagrada, representantes de hermandades y los miembros de la hermandad del Santísimo. Una celebración que se parecía mucho a la de años anteriores, pero que era bien distinta: con limitación de aforo, distancia de seguridad, uso de gel desinfectante, y mascarillas. Y una celebración que, como siempre, acabó con la procesión del Corpus, pero por el interior de la catedral, dado el estado de pandemia.
El Obispo agradeció a todos su presencia y su participación responsable. Se acordó en la homilía de los niños de Primera Comunión que este año, aún, no han podido realizarla. Les animó diciéndoles que “todo llegará”. También habló de lo que significa la presencia del Señor en la Eucaristía, en el pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la sangre del Señor. Una presencia que nos transforma y que nos compromete en la vivencia del amor, en especial a los más necesitados.
D. Francisco Jesús recordó que el día del Corpus es también el día de Cáritas, el día de la caridad. Hizo saber que, por la pandemia, se han quintuplicado las personas que se acercan a las Cáritas parroquiales y diocesana pidiendo por necesidad. “Que sepamos estar a la altura con ellos”, pidió el Obispo. Y agradeció el servicio que prestan las Cáritas de toda la diócesis: “no cierran, ni han cerrado, ni trabajan de 8 a 3,…están abiertas siempre para cuando llega el que lo necesita y atender sus necesidades”. Animó a ser solidarios en la colecta, dado que estaba destinada a Cáritas.
Al terminar la celebración de la Eucaristía, se realizó la procesión del Corpus por el interior del templo y con la misma solemnidad de siempre. Y, en cada una de las puertas, el Obispo salió con la custodia para bendecir a la ciudad y a la diócesis.
Antonio Gómez
Fotos: Encarnación Molero