Carta del obispo de Tenerife, Mons. Bernardo Álvarez
Hermanos y amigos:
Cristo ha resucitado y vive para siempre. ¡Feliz Pascua para todos!
En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Por eso, los cristianos podemos vivir con la firme esperanza de que también venceremos el mal y el pecado, todo lo que nos hace sufrir y, hasta el poder de la misma muerte.
En esta Pascua de 2021, aun bajo los condicionantes de la Pandemia de Covid-19, todos estamos invitados a brindar por la vida y la esperanza, porque nada ni nadie está definitivamente perdido para el Señor, pues, para Dios no hay nada imposible.
Por muy difícil y oscura que sea nuestra realidad, por muy lamentable que sea la situación -personal y social- que nos toca vivir, tenemos razones para apuntar a la esperanza. Ante todo, en relación con nosotros mismos, que somos los constructores de historia, los que estamos llamados a hacer un mundo nuevo. Como los árboles que, en primavera, vuelven a brotar, florecen y fructifican, así, todos podemos renacer para dar de esa vida que Jesús conquistó para Él y para todos nosotros cuando resucitó.
Fiel a su promesa Cristo está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo para que, por Él, con Él y en Él podamos ser esos hombres y mujeres que dan buenos y abundantes frutos.
A nosotros nos toca dejarle actuar en nuestra vida con esa energía que Él tiene para sometérselo todo. En nuestras manos está agarrarnos a Cristo o, mejor dicho, dejarnos agarrar por Él para resucitar con Él.
No olvidemos que la acción de Dios en nosotros no funciona de forma automática o por imposición, sino que es una oferta de gracia a nuestra libertad. Sólo nuestra libre y coherente voluntad de estar agarrados a Cristo puede hacer operativos y fecundos en nuestra vida los efectos salvadores de su muerte y resurrección.
Por tanto, si queremos andar en una vida nueva, plena y feliz, reavivemos nuestra fe en Cristo Resucitado y dejémonos agarrar por Él. Así será realidad en nuestra vida el triunfo de la esperanza y el amor, necesarios para vivir en plenitud.
Vale la pena seguir a Jesucristo viviendo y actuando como Él lo vivió. Verdaderamente Él es el Camino, la Verdad y la Vida y quien lo sigue no andará en tinieblas y encontrará la Luz de la Vida. Así, iluminados y fortalecidos por el poder de su resurrección, será posible, no solo renacer a una vida nueva sino, también, convertirnos en constructores de la civilización del amor, de la libertad, de la justicia y de la paz.
Feliz Pascua a todos y que sintamos el consuelo y cercanía de Cristo vivo, que camina con nosotros en todas las dificultades de nuestra existencia. Cristo ha resucitado, está vivo y camina con nosotros. Si lo escuchamos y acogemos con fe, “revivirá nuestro corazón” y nos llenaremos de alegría. Es lo que deseo para todos. ¡Feliz Pascua!
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense