La imagen de San Torcuato portaba, este año, un crepón negro en memoria de los miles de fallecidos por el coronavirus
La ciudad de Guadix y la diócesis accitana celebraron a u Patrón, San Torcuato, el pasado viernes 15 de mayo. Fue una celebración marcada por la Covid-19, que impidió una celebración abarrotada de fieles, como en otros años. El confinamiento no lo hizo posible, pero la celebración se pudo seguir a través de los medios de comunicación, del canal de YouTube de la Catedral de Guadix o de la Cadena Cope.
En la Catedral, la imagen de San Torcuato presidía el altar, con un crepón negro en su báculo, como expresión del dolor por tantos fallecidos a casusa del coronavirus. Y en la homilía, el obispo rescató de la memoria algunas palabras del obispo Francisco Alejandro Bocanegra, que fue obispo accitano en el siglo XVIII y gran devoto de San Torcuato, y que subrayó en sus predicaciones su devoción y la grandeza de Guadix por ser la primera Iglesia de España por la predicación del Santo Varón Apostólico.
“Hoy es un día grande para Guadix y para la Iglesia en España, porque celebramos con acción de gracias la memoria del primer mártir de la fe en la tierra hispana, fundador de esta Iglesia de Guadix y su primer obispo, San Torcuato… qué suerte tiene Guadix”, dijo Mons. Francisco Jesús Orozco en la homilía.
También, habló Mons. Orozco de esperanza en estos tiempos de desesperanza y de pandemia. Tenemos a San Torcuato como protector, vino a decir, al tiempo que invitaba a estar alerta ante otras “pandemias” que alejan a los cristianos de su fe y su compromiso. Estamos llamados a ser “una iglesia que viva la unidad…; que evangeliza en comunión; católica y apostólica; unida al papa afectiva y efectivamente, a los obispos; fiel al magisterio eclesial; subsidiaria en derechos y responsabilidades; atenta a los que más sufren y, siempre, como dice el papa, una Iglesia en salida para remediar la más profunda de las pobrezas: no conocer a Cristo.”
Terminó la celebración con la bendición apostólica y sin la procesión que, siempre, ha sacado a Guadix a la calle. El estado de confinamiento de la población impidió esa procesión y otros actos con los que Guadix honra cada año a su Patrón. Pero no pudo impedir, como se pudo observar en la solemne Misa Pontifical, que la ciudad y la diócesis accitana volvieran a celebrar, un año más, su devoción a San Torcuato, que hizo de Guadix la primera Iglesia de España, allá por el siglo I de nuestra era.
Antonio Gómez