Así titula esta semana su artículo de la sección «Al trasluz» el sacerdote y periodista Antonio Gil.
A continuación, ofrecemos íntegra la reflexión:
Nos llega el domingo del Buen Pastor, con la preciosa alegoría de Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Quien entre por mí se salvará». El papa Francisco comenta el pasaje evangélico: «El Buen Pastor, Jesús, está atento a cada uno de nosotros, nos busca y nos ama, dirigiéndonos su Palabra, conociendo en profundidad nuestro corazón, nuestros deseos y nuestras esperanzas, como también nuestros errores y nuestras decepciones».
En este domingo celebramos y recordamos a todos cuantos tienen la misión de ser «pastores», a todos los que tienen a su cargo una pequeña grey que han de conocer y custodiar. Hace años se celebraba con especial solemnidad el «día del párroco» y me gustaría evocar y ofrecer algunos párrafos de la «Oda al párroco», que escribiera monseñor Víctor Manuel Fernández, Arzobispo de la Plata. Escojo algunos de sus párrafos: «Para un cura no hay nada más lindo que ser párroco. Un párroco es un hombre tomado por Dios que sabe que sin Él nada puede y que el Señor es el destino final de su vida. Un párroco es un enamorado de Jesucristo, que tiene la certeza de que la amistad con Él ya no tiene vuelta atrás. Un párroco es un contemplativo de la belleza que siembra el Espiritu Santo. Está atento a la vida de su gente y admira tantos gestos de generosidad, tanta entrega, tanta paciencia, tanta lucha, tanta fe del pueblo. Y lo más lindo de ser párroco es experimentar que uno siempre es padre, amigo, compañero, uno del barrio, alguien que tiene su casa entre el pueblo como uno más, pero seguro de entregar un milagro permanente».
Una felicitación especial a los pastores, -obispo, párrocos, capellanes-, y todos los que tienen encomendada una «comunidad», -padres de familia, superiores religiosos, dirigentes-, para que la conozcan, la cuiden y la custodien, imitando al Buen Pastor, el Señor Jesús.
