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La Junta incluye a los niños en exclusión de la concertada en el plan alimentario

La Junta de Andalucía reconoce al fin el derecho de los alumnos y familias de los 19 centros concertados de compensatoria de Andalucía que prestan el servicio de comedor escolar a niños en riesgo de exclusión social durante el estado de alarma.

El BOJA del lunes 30 de marzo recoge, al fin, el derecho de los alumnos y familias de los 19 centros concertados de compensatoria de Andalucía que prestan el servicio de comedor escolar durante el estado de alarma facilitando comida que llevarse a casa a alumnos en riesgo de exclusión.

Entre ellos, se encuentran los alumnos del colegio Misioneras Cruzadas de la Iglesia, en Palma-Palmilla, así como la Ciudad de los Niños, ambos en Málaga. Desde el primero de estos centros, llevaban semanas exigiendo justicia en este sentido, ya que al tratarse de centros concertados, no públicos, habían quedado excluidos. Eso no impidió que empezaran a ofrecer alimentos gracias a donaciones de instituciones de Iglesia como Cáritas Diocesana de Málaga, la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, la Cofradía de la Santa Cruz, la congregación de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia y donaciones de personas particulares, y que ahora irán destinadas a completar esa comida de modo que llegue al resto de la unidad familiar. Este centro viene realizando el reparto desde la semana pasada, de 12 a 14 horas, y aprovecha además los menús que han resultado sin repartir en los centros públicos. Además atienden a 20 niños del Instituto Público Guadalmedina, que, por nivel de enseñanza, quedan fuera del plan SIGA, pero que están igualmente en riesgo de exclusión. En el momento presente, 120 familias reciben este servicio en el colegio religioso de La Palmilla, número que va creciendo en la medida en que se detectan necesidades entre los alumnos.

Desde el colegio, su director, José Miguel Santos, explica que lo están viviendo «como un servicio más de la Iglesia de Málaga ante una necesidad muy grande. Empezamos con un nudo en la garganta, detectando situaciones muy duras que estaban viviendo nuestras familias. Ahora vivimos con más alegría el reparto, porque vamos viendo el aprovechamiento que hacen de lo que les llega, su lucha y esfuerzo por salir adelante». Además de alimento, desde el colegio quieren prestar también apoyo integral a las familias, no solo académico en un barrio con una importante brecha digital, sino de acompañamiento y consuelo. «Los tutores y maestros, educadores del proyecto y personal del centro estamos llamando a las familias para saber de ellos, que se sientan alentados, acompañados, y lo agradecen mucho», explica Santos.

Ana María Medina

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