La familia cordobesa López Perea vive en China desde hace nueve años y relatan cómo vive el país el Coronavirus.
El Coronavirus azotó Taiwan antes de llegar a Europa. José Antonio y Amalia escucharon hablar por primera vez del virus a través de una amiga, que les aconsejó tener cuidado así como el uso de mascarillas y desinfectantes, algo muy frecuente allí. Pronto el gobierno empezó a tomar medidas y empezaron a ser conscientes de la gravedad del asunto. Estaban en la celebración del año chino y los colegios ya no abrirían sus puertas al terminar las vacaciones. No obstante, las medidas demostraban que la situación era delicada pero “las noticias no decían mucho al respecto”.
La familia está muy integrada en la sociedad, especialmente sus hijos, que están “viviendo la situación como el resto de compañeros”. La zona está “acostumbrada a catástrofes” ya que a menudo sufre terremotos o lluvias torrenciales, lo que hace que la gente no viva con miedo.
En ningún momento la familia López Perea ha pensado abandonar Taiwán, “desde el primer momento lo hemos vivido con tranquilidad, sin alarmar a nuestros hijos, poniéndolos de cara a Dios, sabiendo que de todo saca algo bueno”. La situación a día de hoy sigue siendo complicada, las normas siguen vigentes e incluso han cerrado las fronteras. José Antonio y Amalia consideran que “lo importante es obedecer al gobierno” y en el ámbito religioso, explican que “no se pueden hacer catequesis, ni reuniones, desde hace tiempo, no nos damos la paz”.
Los cordobeses José Antonio López (47) y Amalia Perea (45) llegaron a Taiwán el 11 de noviembre de 2011. En aquel momento tenían ochos hijos, en estos años han ampliado la familia y actualmente tienen once. La familia López Perea pertenece al Camino Neocatecumenal y reconoce que uno de los mejores momentos de su vida fue “cuando nos levantamos para la Misión para cualquier parte del mundo, y más tarde nos mandaron a Taiwán». José Antonio y Amalia aseguran que previamente habían tenido miedo, “sentimos la vocación a la misión hace muchos años” pero no fue hasta una convivencia de familias cuando “sentimos la llamada del Señor”. Atrás dejaban a su familia, sus trabajos y su comunidad, pero siempre han mantenido un pensamiento: “Dios nos ayudará”.
José Antonio y Amalia se habían casado un 26 de julio de 1996, quince años después, la noche del 11 de noviembre de 2011, “después de tres aviones, con ocho hijos y ocho maletas” llegaban a Taiwán. En aquel momento lo único que sabían era “cómo se llamaba el sitio a donde iban” pero no conocían “ni el idioma ni las costumbres”. En el aeropuerto de Kaohsiung los estaba esperando un sacerdote, que los acompañó hasta Pintung, “un pueblo con un calor insoportable” de la montaña al lado de los aborígenes.
En Chaojhou empezaba su nueva vida. El matrimonio reconoce que Dios los ha ayudado desde el primer momento, “con el idioma, los colegios o la compra en el mercado”. “El día a día estaba lleno de dificultades”, el simple hecho de llevar a un hijo al médico suponía un reto, recordando “que lo poníamos delante y por señas nos intentábamos hacer entender”. Pero sienten que ha sido el Señor el que poco a poco iba solucionándolas.
Cuando le preguntan a José Antonio y Amalia qué hacen en China, ellos lo tienen claro: “vivir entre ellos”. Una cultura distinta a la suya, en la que viven como “Dios quiere”, pero conscientes de que están “evangelizando”. Su manera de vivir, de relacionarse, de comer, de educar a sus hijos y de rezar, es el reflejo de la Misión a la que han sido encomendados.
Fecha y lugar del matrimonio: Nos casamos en Córdoba, el 26 de julio de 1996
Número de hijos y edades: Tenemos 11 hijos (7 niñas y 4 niños)
María, 22 años, está en Córdoba, terminando de estudiar la carrera que iba a terminar aquí en Taiwán, le diagnosticaron una espondilitis anquilosante con muchas alergias y tuvo que irse allí, aquí no le cubrían la medicina.
Amalia, 21 años, estudia aquí en Taiwán, y también le han diagnosticado una espondilitis anquilosante, pero está siendo tratada aquí, ya que es otra variante y no tiene tantas alergias
José Antonio y Sara, tienen los dos 17 años, son mellizos.
Teresa de Jesús, 14 años.
Ana, 12 años.
Paula, 11 años.
Manuel, 9 años.
Francisco de Javier, 7 años
Ignacio de Antioquia, 5 años
Marta, 3 años
Un momento de vuestra historia familiar: Cuando nos levantamos para la Misión para cualquier parte del mundo, y más tarde nos mandaron a Taiwán (Republica China).
Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre: Los domingos estamos juntos, rezamos laudes y después pasamos juntos el día.
Qué cosas no dejáis de hacer juntos cada día: Todos los días cenamos juntos, porque es el momento de poder hablar, poder preguntarles a los hijos como están, verles la cara para saber si están bien o no. Aquí en el colegio están todo el día, están obligados a comer en el colegio, entran a las 7.20 de la mañana y salen a las 5 de la tarde.
Qué lugar ocupan los abuelos en casa: Los abuelos no están con nosotros, están en España. Lo que si hacemos es llamarlos con frecuencia pues son mayores.
¿Rezáis por algún sacerdote?: Si, rezamos por los sacerdotes de nuestra comunidad de España, por los de aquí y de toda China, y por nuestro hermano sacerdote Jesus Maria Perea Merina que está en la misión en Irlanda, y por supuesto por nuestro obispo D. Demetrio.