El movimiento Vida Ascendente, de apostolado seglar de jubilados y mayores, celebró el pasado día 5 el día de sus patronos Simeón y Ana, los ancianos que esperaban con ansia la llegada del Señor y lo descubrieron en el Niño que maría y José llevaban al templo de Jerusalén para presentarlo. El acto se celebró en la iglesia de Santa María la Blanca, con una misa presidida por el consiliario diocesano del movimiento, Manuel Mateo.
En su homilía, destacó que los miembros de Vida Ascendente “no debemos cansarnos de proclamar el Evangelio y hacer descubrir a Cristo como luz, camino, verdad y vida para los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. “dar a conocer a Cristo en nuestro entorno familiar y social es la urgente tarea de todo creyente cristiano y, por supuesto, de los mayores”, añadió. Tras la Eucaristía, hubo tiempo para la convivencia entre todos los participantes.
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