Federico Tovar y Myriam Cabrera formaron una familia al estilo de la Iglesia, formándose desde novios para vivir un matrimonio que tiene a Dios en el centro. Ahora, convertidos en abuelos, están implicado en la educación de sus tres nietos, mostrándole a Jesús para “discernir por ellos mismos”.
¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
Nosotros nos consideramos una familia cristiana, un día pusimos a Dios en el centro de nuestra vida como matrimonio, hoy lo seguimos teniendo como pilar fundamental de nuestra Iglesia doméstica, esto no quiere decir que no hayamos tenido dificultades y por supuesto seguiremos teniendo
¿Qué ha resultado más complicado en la educación de los hijos y ahora de los nietos?
Para nosotros la transmisión de la fe, por las dificultades que se plantean con la sociedad que nos rodea, implica intentar que no se pierdan los valores que consideramos fundamentales en nuestras vidas, para que les permita discernir por ellos mismos, sin que el mundo exterior influya en sus decisiones.
Con los nietos al ser todavía pequeños, lo vivimos como algo natural, enseñándoles tradiciones. Con los años lo irán aprendiendo, como nosotros lo hicimos de nuestros padres y abuelos. Rezar con ellos,
ofrecer el día, salir cada año a visitar belenes, vivir la Semana Santa, etc.
¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristina?
Por suerte tenemos Parroquias y Sacerdotes, que nos ofrecen donde poder trabajar y donde poder formarnos y así llevarlo en nuestro día a día en la sociedad a la que pertenecemos. Hay muchos sitios donde colaborar y eso implica un compromiso y una responsabilidad (Caritas, catequesis, grupos del Movimiento de Cursillos de Cristiandad)
La transmisión de la fe a los hijos y a los nietos es un reto para todos ¿Cómo lo hacéis vosotros?
Desde muy pequeños siempre le hemos intentado inculcar el amor de Dios, hemos ofrecido el día, hemos asistido junto a la misa dominical, hemos rezado por los que lo necesitaban, y por los que ellos conocían y le ponían cara y por lo que no conocían, haciéndoles ver lo importante que es que recemos unos por otros. Recientemente lo hemos podido apreciar. Ahora son mayores y ellos toman sus propias decisiones, y aunque la semilla está, le hacemos ver que no somos más que nadie y que con sencillez, humildad, perdón, oración y amor, se llega a todas partes
¿Cual es vuestra Parroquia? Habladnos de vuestra vida en comunidad
Nosotros pertenecemos, por zona, a la Parroquia de Santa Victoria (Barrio del Naranjo), pero nuestro comienzo fue en San Nicolás como novios y después como matrimonio durante muchos años, allí fueron bautizados e hicieron la primera Comunión nuestros hijos, pero donde podemos considerarnos más integrados es en Santa Teresa. Ahora estamos vinculados al Movimiento de Cursillos de Cristiandad y desde allí participamos de nuestra escuela y comunidad y en la Parroquia de Santa Teresa donde tenemos actualmente nuestra reunión de matrimonios
¿Cómo os imagináis la Iglesia del futuro?
Con esperanza, rezando por los jóvenes que son la cantera que necesita nuestra Iglesia, con personas comprometidas que den su vida por amor (Para Dios nada hay imposible) y sobre todo rezando por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales
Fecha y lugar del Matrimonio: 26 de septiembre de 1987 en la Iglesia Conventual de San Jacinto (Los Dolores)
Número de hijos y edades: 4 hijos: Marta, de 30 años; Miryam, de 27 años; Rocío, de 24 años y Federico, de 21 años (seminarista).
Un momento de nuestra historia familiar: Un percance con una de nuestras hijas cuando era muy pequeña, que nos cambió la forma de ver la vida
Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre: Procuramos reunirnos los domingos para comer juntos
Que cosas no dejáis de hacer juntos cada día Al ser ellos mayores y libres, contestamos como matrimonio, rezar por ellos todos los días
¿Qué lugar ocupan los abuelos en casa? Es importante, nuestros hijos han visto y ven como lo hacemos con ellos, ahora con la única que nos queda.
Rezáis por algún sacerdote Si, por muchos porque tenemos la suerte de compartir con muchos, pero con una relación más íntima con D. Antonio Reyes y D. Pablo Calvo. Y cómo no, por el Seminario, porque Dios nos ha regalado tener un hijo en el Seminario Mayor San Pelagio
