Los cursillistas han celebrado la fiesta de la Conversión de San Pablo con un sentido homenaje a un grupo de personas que han puesto todo su esfuerzo para dar a conocer a Jesucristo en la vida de muchas personas.
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Córdoba (MCC) celebró, el martes 21 de enero, la fiesta de la Conversión de San Pablo con una eucaristía presidida por el consiliario del mismo, Manuel Sánchez, y concelebrada por un grupo de sacerdotes de la diócesis y seminaristas, en la que participaron un gran número de cursillistas cordobeses.
“San Pablo, nuestro maestro, al decirnos: ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio!, nos invita a la misión esencial que tenemos todos los cristianos y que constituye el sello de identidad de todos los cursillistas, anunciar la Buena Nueva, como testigos fieles, allí dónde Dios nos ha colocado”, explica el movimiento en un comunicado.
Por su parte, Manuel Sánchez, en su homilía, animó a los presentes a interiorizar las vidas de María y de San Pablo en relación al lema adoptado por el MCC este año. “Ambos actuaron con justicia, aceptaron su misión y abrazaron la voluntad de Dios, se dejaron llevar por Él; aprendieron a amar con la ternura de Dios y caminaron junto a los demás en actitud de servicio y humildad. Nosotros, por tanto, debemos pedir a Jesús la conversión de nuestros corazones para que sigamos a la Virgen María como modelo de mujer creyente y fiel y san Pablo como ejemplo de apóstol de Cristo”, afirmó.
La celebración eucarística finalizó con una acción de gracias muy emotiva en la que se reconoció que el Movimiento de Cursillos en Córdoba está bendecido por contar con personas, que hace muchos años, escucharon a su “mariposa”, hicieron su cursillo y eso transformó sus vidas; personas valientes que siguen al servicio de Cristo, facilitando el encuentro de otras personas con el Señor y que conservan el mismo amor de su primer encuentro. Asimismo, los asistentes quisieron recordar especialmente a todas aquellas personas que ya no están presentes, dando gracias a Dios por su entrega.
