El ecónomo diocesano, Rafael Carmona, anima a la participación para el sostenimiento de la actividad de la Iglesia católica.
El 10 de noviembre es el Día de la Iglesia Diocesana. Esta es una jornada para recordar que “Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro”. Es el lema de este año.
Igual que en nuestras casas, también la casa de nuestra familia en la fe tiene unos gastos constantes: luz, agua, teléfono, limpieza de salas de catequesis, calefacción. Igual que nuestra casa, la parroquia requiere reparaciones con el paso del tiempo y alguna obra de mantenimiento.
Estas necesidades materiales son permanentes e inaplazables, como continuo es el servicio parroquial y la entrega a la labor pastoral que la Iglesia ofrece sin descanso.
Cabe preguntarse si alguna vez nos hemos interesado por esta cuestión, si conocemos el presupuesto anual de nuestra parroquia, sus gastos e ingresos, o qué se puede estar necesitando en cada momento: también es nuestra casa, la Iglesia es una gran familia en la que todos debemos colaborar y contribuir.
La actividad celebrativa y la pastoral es una expresión de como la parroquia recibe y atiende a miles de personas cada año. La Iglesia está también presente en hospitales y centros penitenciarios, alcanza donde el dolor y la soledad necesitan compasión y caridad. Llegar hasta ellos requiere voluntad de servicio y también medios materiales para desarrollarlo.
¿Cómo podemos colaborar?
Cada uno de nosotros está llamado a construir Iglesia. La parroquia está presente en los momentos más importantes de nuestra vida y forma parte de la historia de nuestro pueblo o ciudad, tiene valor patrimonial y humano. Cada uno de nosotros, en nuestra relación cotidiana con los hermanos, va describiendo parte de su historia. Todos tenemos dones que aportar a la parroquia para construir la gran familia de la Iglesia y convertirnos en corresponsables de su labor y de su sostenimiento. Cada uno aporta lo que tiene: tiempo, habilidades, cualidades, aportación económica.
Nuestra parroquia necesita nuestra ayuda para seguir ayudando a los demás, para eso debemos conocer cuál es la función de los grupos de catequesis, la actividad de Cáritas o la atención que cada persona enferma recibe en casa por el sacerdote.
Podemos ser colaboradores en muchas labores para el sostenimiento de las actividades parroquiales, con nuestra ayuda la familia crece.
En el mantenimiento económico también podemos ayudar. Con mucho o con poco, cada uno en función de sus posibilidades.
Nuestra colaboración nos da sentido de pertenencia a la Iglesia y nos impulsa a reconocernos como hermanos. Nuestra aportación puede ser mensual, pero también podemos hacerlo trimestral, semestral, o anualmente. Esperamos vuestra ayuda. “Sin ti no hay presente . Contigo hay futuro”.
Rafael Carmona, ecónomo diocesano