El Obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidió, el pasado viernes, una Eucaristía en honor al Evangelista San Lucas, en el día grande de la Feria de la capital jiennense.
Dicha celebración, que comenzaba a las 12 horas en la S.I. Catedral de Jaén, estuvo concelebrada por el Vice Deán de la Catedral, D. Juan Herrera, y otros miembros del Cabildo Catedralicio, así como por el Secretario del Obispo y el Canciller-Secretario.
Participaron en la celebración, además, los Seminaristas y multitud de fieles de la ciudad.
Tras el Evangelio proclamando por el Vice Deán, el Obispo, en su homilía, hizo una semblanza de San Lucas. Comenzó, así, haciendo mención a su nombre “que significa el portavoz de luz, que el ofrece luz, el que lleva luz en su vida. Que, en su caso, dice mucho de lo que fue toda su vida. Una vida larga y fecunda”.
Don Amadeo destacó que aunque era médico de profesión, su verdadera vocación fue la del seguimiento de Cristo, acompañando la predicación de San Pablo. “San Lucas fue llamado a una vocación especial. Por la fe descubrió a Cristo, indagó sobre la vida de Cristo, buscó a los testigos y estuvo con ellos para conocer en profundidad a Cristo”. Y continuó recordando que se convirtió, “ni más ni menos que en Evangelista. A nosotros nos ha llegado la Buena Noticia de Jesús a través de San Lucas, además de por Marcos, Mateo y Juan”. “Por eso, hoy –insistió- es un día muy grande en el mundo de la Iglesia y para los creyentes es un día de una gran importancia”.
El Prelado explicó, además, que San Lucas nos ofrece el Evangelio de Jesús “tal y como había pasado por su vida y tal como lo sentía y lo amaba en su corazón”. “Dios se valió de su propia experiencia, como creyente y como escritor, para mostrarnos un rostro precioso de Jesucristo”.
Señaló, también, que el Evangelio de San Lucas se describe como el más valioso, el más agradable y el más grato de leer. “En su Evangelio nos ofrece el rostro más cercano y más amable de Jesús”.
Asimismo, incidió sobre la cercanía de Jesús con los pecadores y los pobres. “En Lucas también encontramos la misericordia, la cercanía de Jesucristo a los pecadores. Con San Lucas siempre encontramos caminos de esperanza porque Jesucristo comprende, ama y acompaña a los pecadores”. “Además, en el recorrido de su Evangelio, Jesús siempre está cercano y compasivo con los más pobres, débiles y necesitados”.
Igualmente, recordó que celebramos a San Lucas también como mártir. “Murió en su ancianidad dedicando toda su vida al servicio y transmisión del Evangelio, hasta dar su vida por el seguimiento de Cristo. Y ese es el gran testimonio haber dado su vida por el ministerio de Cristo”.
Monseñor Rodríguez Magro quiso hacer hincapié, además, en la relación de San Lucas con la Virgen María. “Ha pasado a la historia como el pintor de la Virgen. Nadie sabe si fue o no pintor, aunque se le atribuyen algunas obras. Algunos opinan que realmente se le conoce como el pintor de la Virgen porque su Evangelio recoge la infancia de Jesús y porque es el Evangelista que mejor conoce el corazón de la Virgen. Nadie puede plasmar más bellamente y profundamente a la Virgen María que él”.
Del mismo modo, el Obispo narró como su Evangelio recoge el canto del Magníficat de la Santísima Virgen en el pasaje de la Visitación. Y como, según la tradición, se entrevistó personalmente con la Virgen María.
Finalmente, hizo alusión a un bellísimo cuadro que se encuentra ubicado en la primera Basílica dedicada a la Santísima Virgen en Roma, Santa María la Mayor, “se dice que ese icono fue el cuadro que Lucas pintó de la Santísima Virgen. Aunque hay otros, este es por el que han pasado todos los Papas, y de una manera muy especial los últimos: Juan Pablo II, Benedicto XVI y, ahora, el Papa Francisco.”
Don Amadeo quiso culminar sus palabras apuntando que “este es nuestro San Lucas, el que estamos celebrando y el que hace posible la alegría que cada año celebra nuestra ciudad. El corazón de la fiesta es este precioso personaje, creyente, apóstol y Evangelista”.
