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Primicias de esperanza

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La semana estrena inicio. El amanecer de su primer día ha disipado para siempre la oscuridad de la noche. El alba trae la noticia que todo lo cambia: Jesucristo resucitado; Satanás derrotado; el pecado redimido; la muerte muerta; el llanto, por fin y para siempre, consolado. La liturgia vespertina recogía ya los primeros rayos de luz que quebraban las tinieblas, invitándonos a participar en la Santa Vigilia Pascual. Según una antiquísima tradición, los fieles cristianos pasan la noche en vela conmemorando la noche Santa en la que el Señor resucitó. San Agustín en el siglo V llamó a esta vigilia “la madre de todas las Santas Vigilias” por ser la celebración principal de todo el año litúrgico. Durante esta noche, la Iglesia celebra el triunfo de Jesucristo sobre el pecado y sobre la muerte, proclama el triunfo de su resurrección e invita a toda la humanidad a pasar con Cristo de las tinieblas a la luz, del error a la verdad, de la muerte a la vida, del pecado a la santidad. En esta noche santa los cristianos renuevan las promesas de su bautismo y los que han respondido a la llamada del Señor abrazando la vida de fe en la Iglesia renacen a la vida por los sacramentos de la iniciación cristiana. Para rescatar al siervo, envió el Padre a su Hijo amado. El pecado y la muerte, definitivamente derrotados. Cristo vive para siempre. La cincuentena pascual será marco privilegiado para el encuentro renovado con el Resucitado.

La palabra nueva del Evangelio llega en la Vigilia Pascual tras la prolongada escucha de las promesas que sostenían la esperanza. El evangelista san Lucas comienza el relato de la resurrección siguiendo sus huellas en la historia: en un momento de la noche, antes de irrumpir la mañana, acontece lo que trasciende el tiempo; el sepulcro, donde yació el cuerpo sin vida, recoge ahora el sudario y, vacío de quien no muere más, deja a la fe un asidero razonable; el Resucitado es el que estuvo muerto y sepultado. La noticia de la resurrección del Señor es primero constatación de un hecho que acontece en la historia y supera los límites del espacio y del tiempo. Una aparición extraordinaria pone nombre a lo sucedido: no se debe buscar entre los muertos al que vive para siempre. «Si hubo ángeles que dieron a los pastores de Belén la buena noticia del nacimiento, la dan también ahora de la resurrección» (San Cirilo de Alejandría). Para comprender lo sucedido es necesario recordar la promesa del Maestro: al tercer día -había dicho- resucitará el Hijo del hombre. En la mañana de Pascua las mujeres reciben una misión superior a la de los apóstoles. Serán ellas las que lleven a éstos el anuncio de la resurrección. Las que madrugaron para ofrecer los últimos auxilios al cuerpo sin vida de su Señor, se encontraron llevando las primicias de la esperanza para toda la humanidad. El corazón madrugador de aquellas mujeres despertó del sueño de la desesperanza a los que debían ser los cimientos de la Iglesia. Bendita mañana de Pascua que, con el anuncio de Cristo resucitado, nos trae la imagen bella de la Iglesia portadora de esperanza. Una pregunta, que no envejece, propone cada año la Iglesia durante el Tiempo santo de Pascua a María Magdalena: “¿Qué has visto de camino, María en la mañana?” y una respuesta, siempre nueva, la Iglesia recibe de sus labios con inmensa alegría: “Resucitó de veras, mi amor y mi esperanza”.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Las diócesis canarias recuerdan y agradecen la preocupación del papa Francisco por la situación migratoria

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En un gesto de cercanía y profunda sensibilidad, el papa Francisco dirigió una carta a los obispos de las diócesis de Canarias y de la diócesis de Tenerife, con motivo de la compleja y dolorosa situación migratoria.  En la carta, fechada el 3 de noviembre de 2023, el Santo Padre reconoce el sufrimiento de quienes llegan a las islas en busca de un futuro mejor y agradece la respuesta solidaria del pueblo canario, animando a seguir siendo testigos de esperanza y caridad en medio de una realidad que interpela profundamente a la sociedad y a la Iglesia. El papa Francisco recuerda, además, la llamada evangélica a acoger, proteger y sanar, evocando la figura del Buen Samaritano como modelo de compasión activa. A continuación, reproducimos íntegramente  la carta como signo de agradecimiento al Santo Padre por su compromiso y preocupación por la situación migratoria:

La Catedral de Canarias acogerá el funeral por el papa Francisco el martes 29 de abril

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El obispo de la diócesis de Canarias, Mons. José Mazuelos, ha anunciado la celebración del funeral por el eterno descanso del papa Francisco. La Misa tendrá lugar el martes 29 de abril, a las 19.00 horas, en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Canarias.

La Eucaristía será presidida por Mons. José Mazuelos y concelebrada por el presbiterio que se sume a la celebración, en una muestra de comunión y oración por el Santo Padre.

Tras esta celebración diocesana, las parroquias de la diócesis podrán organizar, si lo desean, celebraciones litúrgicas en los diferentes templos.

Mons. José Mazuelos anima a todos los fieles diocesanos a unirse a esta celebración, ya sea de manera presencial en la Catedral, o a través de la retransmisión en directo que ofrecerá la Diocesana de Canarias por sus canales oficiales de radio y YouTube.

La llagas de la divina misericordia

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Al anochecer del primer día, Cristo resucitado muestra sus llagas. Como si de un solo día se tratara, la Iglesia revive durante la octava de Pascua el encuentro con Jesucristo resucitado acontecido en el primer día del nuevo inicio. El evangelio del segundo domingo de Pascua nos lleva al final de aquel día y traza el nuevo ritmo del tiempo hasta que el Señor vuelva. Si la primera creación se cerró el día séptimo, la nueva comienza el octavo. El domingo es memoria del tiempo renovado, prenda de eternidad, momento agraciado para saberse acompañado de Quien vive para siempre. En la carne resucitada del Verbo todo empieza a ser renovado. Y en esta carne permanecen las llagas de las manos, de los pies y del costado.

A pesar del anuncio de las mujeres, de la constatación del sepulcro vacío y de los primeros encuentros con el Resucitado, los discípulos no consiguen vencer el miedo y se quedan en casa con las puertas cerradas. Jesús entonces se deja ver; su cuerpo resucitado no está sujeto a los límites del espacio; se muestra donde quiere y a quien quiere; ha derrotado para siempre al pecado y a la muerte. El saludo que anuncia su presencia trae la paz, vencedora de miedos y cerrazones. Y en seguida muestra las manos y el costado. En las llagas está la marca de la pasión soportada, que ahora se muestra como prueba de la victoria alcanzada. «Los clavos habían taladrado las manos, la lanza había abierto el costado, y las heridas se conservaban para curar el corazón de los que dudan» (San Agustín de Hipona).

Mostrando las llagas, Jesús es reconocido por los discípulos, que cambian el miedo por la alegría. Y llega de nuevo la paz y con ella la misión que nace del corazón del Padre. El Hijo fue enviado por el infinito amor del Padre a los hombres. Y ahora el Hijo envía a sus discípulos para que extiendan el amor más grande a los confines del mundo. Los apóstoles reciben una primera efusión del Espíritu Santo, que prepara la que recibirá el nuevo Pueblo de Dios el día de Pentecostés, y son hechos portadores del perdón que sólo Dios puede otorgar. Será misión de la Iglesia construir la paz desde el perdón divino. Y en un nuevo encuentro con Jesús resucitado, destinado a fortalecer la fe de los apóstoles y discípulos, las llagas además de vistas son tocadas. «Incorruptible y palpable se mostró el Señor para probarnos que Él conservaba después de su resurrección la misma naturaleza que nosotros, y una gloria diferente» (San Gregorio Magno). Tocando, Tomás vence sus dudas y se abre a la fe. Con los sentidos reconoce al Hombre, con la fe confiesa a Dios. Para apartar prejuicios y obstáculos, que los sentidos ayuden a la razón; para alcanzar la verdad plena y llegar al encuentro salvador, que la adoración auxilie a la fe.

Llegamos en Jerez a la clausura del Año jubilar concedido a la Basílica del Carmen al cumplirse el centenario de la coronación de la bendita imagen. Hace cien años el pueblo fiel de Jerez cantó a María Santísima en su advocación del Carmen con palabras que siguen siendo un programa de vida: Como Dios te corona en el Cielo / te corona Jerez con su amor.

Este amor se renueva poniendo nuestro corazón junto al de Cristo y dejándonos curar por su misericordia divina. A los que hemos recibido la alegría de creer sin haber visto, las llagas del Resucitado nos permiten vencer miedos, alcanzar paz y perdón, superar dudas, y confesar a Jesús como Señor. Esas llagas son las llagas de la divina misericordia.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Eucaristía por el fallecimiento del Santo Padre Francisco

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En la tarde del 24 de abril.

Ayer se celebró una Eucaristía con motivo del fallecimiento del Santo Padre Francisco, en la S. A. I. Catedral de Granada. La celebración estuvo presidida por nuestro arzobispo, que manifestó su gran alegría al ver que acudieron muchos fieles para conmemorar al Santo Padre. También estuvo presente el arzobispo emérito, Mons. Javier Martínez.

Acudieron la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, junto con otras autoridades de la ciudad, varios sacerdotes de la diócesis, seminaristas y todos aquellos feligreses que quisieron orar por el eterno descanso del Papa.

 

La misa transcurrió con mucha emoción, y en su homilía nuestro arzobispo agradeció a Dios por la vida y evangelización del Papa Francisco. Destacó que ha sido “un enamorado de Cristo con una pasión grande por Él y al mismo tiempo con un celo apostólico de llevar el Evangelio a todas partes, especialmente a los más pobres, a los necesitados, a esas periferias existenciales. A esas periferias que están en los límites físicos del mundo, pero también donde la humanidad se palpa de manera más grande.”

También invitó a los cristianos, como decía el Santo Padre, a estar alegres y manifestar la alegría del amor de Cristo en nuestras vidas.

Comentario bíblico del II Domingo de Pascua

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Elaborado por la Pastoral Bíblica.

La Pascua nos resitúa en el centro de la vida y nos “pro-voca” cada amanecer a recibir con los ojos expectantes e ilusionados el gran regalo que se nos entrega: VIVIR. En nuestras manos esta hacer de cada uno de los instantes un momento grandioso y extraordinario, o algo mediocre y pasable. Tú eliges. Decía Martin Luther King: “Si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir, no es digno de vivir.” ¿Has descubierto algo por lo que morir? Entonces “arrójate” con garra a la vida.

… “Y todos se curaban” (Hch 5, 12-16)

Nos encontramos en la primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles con un sumario en el que Lucas hace un resumen de la actividad realizada por la comunidad cristiana. El texto comienza y finaliza aludiendo al poder taumatúrgico de los discípulos (5, 15,12a. 15-16), situando en el centro, la dinámica vital de la comunidad cristiana.

Los apóstolos aparecen realizando signos y prodigios, que atestiguan que los tiempos escatológicos ya han llegado, como anunció Pedro en el discurso de Pentecostés citando al profeta Joel (Hch 2, 17-19). Pero estos signos y prodigios no los realizan por su propio poder, sino que han recibido esa autoridad de Jesús (Lc 9,1-2). Los apóstoles no son los protagonistas, ellos son los mediadores del poder del profeta de Nazaret que actúa a través de ellos (Hch 3,6-7.12.16). Eso llega a su máxima expresión con la sombra de Pedro. En realidad, en la antigüedad se creía que la sombra era reflejo de la persona y que transmitía la fuerza del individuo sobre aquello que cubría.

Junto a este poder de curación de los apóstoles se nos presenta la dinámica de la vida de la comunidad, reuniéndose “con un mismo espíritu” en el pórtico de Salomón en el que escuchan a los apóstoles (Hch 3,11) y oran (Hch 2,46ss). El testimonio de la comunidad genera dos tipos de reacciones en la gente, no juntarse con ellos por temor a las represalias de los dirigentes judíos (5,13), o adherirse al Señor, o lo que es lo mismo a la comunidad cuyo centro es el Señor. Lucas, en su habitual talante de igualdad de género subraya que se unen tanto hombres como mujeres.

Dichosos los que crean sin haber visto (Jn 20,19-31)

El cuarto evangelista nos presenta dos tipos de relatos sobre la resurrección de Jesús: los del sepulcro vacío (20,1-18) y las apariciones (20,19-29). En el evangelio de hoy, tenemos dos partes desigualmente repartidas: la primera, perteneciente a una de estas escenas de aparición del Resucitado en la casa (20,19-29), y la segunda, la conclusión del evangelio de Juan (20,30-31)

1) Apariciones del Resucitado en la casa (20,19-29)

Juan nos relata dos apariciones que ocurren en el mismo lugar, pero están separadas por el tiempo: «Al atardecer de aquel día» (v. 19) y «ocho días después» (v. 26). Mientras en la primera Jesús se aparece a los discípulos como grupo en ausencia de Tomás, en la segunda, se aparece a todos los discípulos, incluido ya Tomas, al que se dirige de forma especial.

a. Jesús se aparece a los discípulos en ausencia de Tomás (20, 19-23)
Los discípulos, de los que no se dice su número ni su nombre, están reunidos. A pesar de haber escuchado el mensaje de María (v. 17) sobre el Señor resucitado, están encerrados «por miedo a los judíos» (v. 19a).

Las puertas cerradas, no son obstáculo para que Jesús, ya fuera de los límites del espacio y el tiempo, se haga presente en la comunidad, se sitúe en medio de ellos y les regale su paz (v. 19b). La expresión constituía una forma habitual de saludo, pero en este contexto tiene una significación especial llevando a cabo las promesas hechas en el discurso de despedida: “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde” (Jn 14,27) “Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).

Aunque el miedo se ha evaporado, la duda planea ahora sobre los discípulos: ¿es realmente el mismo Jesús muerto en la cruz? El Maestro por ello, les muestra sus manos y su costado (v. 20b). Jesús resucitado es el mismo que el crucificado (19,18.34). Reconocer esa realidad llena a los discípulos de alegría (v. 20c).

Por segunda vez, les regala su paz (v.21) y con ella los envía a la misión. Jesús había hecho esta oración a su Padre la noche antes de morir: «Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo» (17,18). Para que puedan llevar a cabo esta tarea, les insufla el Espíritu. El romperá sus miedos y les dará fuerza para la nueva misión encomendada. Mediante su ministerio, los pecados han de ser perdonados o retenidos. Los discípulos, autorizados por el Espíritu, en medio de sus temores y alegrías, serán mediadores de la misericordia del Padre y con ello de la reconciliación de todos los creyentes.

Sin embargo, hay un miembro de la comunidad que no está con los suyos: Tomas. Por eso no se encuentra con el Señor. Aunque, recibe el testimonio de los discípulos, su incredulidad es más fuerte que su fe: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

b. Jesús se aparece a los discípulos, entre los que se encuentra Tomás (20, 24-29)
El Resucitado se hace presente de nuevo en medio de la comunidad, estando ya presente Tomás. También en la escena Jesús supera el límite de las puertas cerradas y les regala su paz. Se dirige directamente a Tomas y responde a sus palabras de desconfianza, mostrándole las manos e invitándole a meter su mano en el costado, a la vez que reprocha su incredulidad. Tomas se ve abrumado ante la verdad que por sí misma se le “impone” y hace una confesión de fe: “Señor mío y Dios mío”.

A partir de lo ocurrido con él, Jesús pronuncia una bienaventuranza para todos aquellos que no hemos convivido con Jesús, que no hemos tenido la oportunidad de ver esa continuidad entre el crucificado y el resucitado: “Dichosos los que no han visto y han creído.” A nosotros que hemos creído por el testimonio de otros, Jesús nos llama dichosos. Nuestra fe ha nacido y crecido porque una “cadena de testigos” ha traído hasta nosotros la Buena Noticia de Jesús Resucitado.

2) Conclusión del evangelio de Juan (20,30-31)

El Jesús proclamado en el prólogo ha vivido, ha sido ajusticiado y ha resucitado. Todo lo ocurrido no se puede recoger en un escrito, la vida lo desborda. El relato evangélico no pretende ser una mera recolección de cosas del pasado, sino una proclamación dirigida al presente para que los lectores del evangelio puedan crecer en su fe. La Buena Noticia se ha trasmitido a fin de que creamos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos vida en su nombre. Ahora nos toca a nosotros seguir anunciando esa gran noticia para que otros “creyendo tengan vida en su nombre”.

La Palabra hoy

En ocasiones la proclamación de la fe por parte de la Iglesia ha puesto más énfasis en anunciar las verdades que se han de creer, que la persona que sustenta esas verdades; se ha subrayado más en “lo que se ha de creer” que en “quien hemos de creer”. Eso ha llevado a excluir a muchas personas de la Iglesia, o lo que es peor, a que muchos hermanos se hayan auto excluido de la comunidad de los creyentes en Jesús por no sentirse acogidos en su situación concreta formando parte de una nube inmensa de los que llamamos “alejados”.

El final del evangelio de Juan es muy explícito al explicar cuál ha sido su objetivo al narrar las palabras y los signos de Jesús. Su finalidad es que los seres humanos crean que Jesús es el Mesías, el Hijos de Dios, que este profeta de Nazaret es el Ungido, el enviado por el Padre por el amor que le tiene al mundo: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (Jn 3, 17) y para que, creyendo en este Jesús, Mesías e Hijo de Dios, tengan vida y vida en abundancia. La fe en Jesús ha de llevarnos a ser más felices, valorando más el ser que el tener, agradeciendo lo que recibimos cada día como don inmerecido, estableciendo redes de relaciones de comunión; y comprometiéndonos a que nuestros hermanos, los de cerca y los de lejos también sean más felices, luchando por su dignidad y sus derechos. “La gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios” (San Ireneo, Adversus Haereses, 4, 20, 7.

Mariela Martínez Higueras, OP

Familias de acogida, en “El Espejo Granada”

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Programa emitido en COPE Granada y COPE Motril el 25 de abril de 2025.

En El Espejo de Granada, emitido en COPE Granada el 25 de abril, hablamos de familias de acogida, con la Asociación Andaluza de Centros Católicos de Ayuda al Menor, que cumple 25 años y de la que forman parte, entre otros, La Salle, las Mercedarias o la Fundación Purísima Concepción.

También hablamos con una familia granadina de Salar que acoge a una niña de 14 años integrándola como un miembro más.

Próximas Eucaristías jubilares

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El 29 de abril y 1 de mayo.

En este Año dedicado a la esperanza, se suceden las Eucaristías jubilares en los templos así designados donde obtener las gracias de la Indulgencia Plenaria. Uno de ellos es la catedral, donde están previstas sendas convocatorias jubilares para sus participantes. Por un lado, el jubileo de la discapacidad el día 29 a las 12 horas. Y, por otro lado, el jubileo de los trabajadores el 1 de mayo, coincidiendo con el día de San José y por ello el Día internacional del trabajo, a las 10 horas. Ambas estarán presididas por el arzobispo, Mons. José María Gil Tamayo, y están abiertas a la participación de todos los fieles.

Jornadas de Pastoral Obrera en Granada

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Con charlas-coloquio, mesas redondas y una exposición.

La Pastoral obrera de Granada se dispone a celebrar sus Jornadas anuales, que este año cumplen su XXXIII edición, con una serie de actividades, que comenzarán el 24 de abril y concluirán el 5 de mayo, éste último día con la inauguración de una exposición.

Las Jornadas comenzarán el día 24 con una charla-coloquio sobre “Trabajo para la vida”, ofrecida por un militante de HOAC Segorbe-Castellón, Francisco PorcarRebollar, en el Centro Suárez, a las 19:30 horas. El ponente también hablará en la parroquia del Carmen el día 26 para presentar las Jornadas, que tienen como tema “El trabajo en la Doctrina Social de la Iglesia: desde la Laborem exercems al Papa Francisco”, de 9:30 a 14 horas. Esta parroquia también acogerá un gesto-eucaristía para reivindicar y orar por el cuidado del trabajo para cuidar la vida, que tendrá lugar el día 27 a las 19:30 horas.

El día 29 se celebrará una nueva mesa redonda con el título “La experiencia de trabajo en las nuevas realidades”, en la que participarán trabajadores de distintos sectores. Será a las 19:30 horas, en el Centro Cultural del Arzobispado. Aquí también se celebrará del 5 al 13 de mayo una exposición organizada por HOAC, titulada “Rostros y retos del mundo del trabajo”. Es una exposición itinerante de la HOAC que recorre las diócesis españolas y podrá visitarse en horario de 10 a 14 horas, de lunes a viernes.

Una nueva Virgen de Fátima estará disponible para recorrer la Diócesis

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El Apostolado Mundial de Fátima pone a disposición de quien lo solicite esta imagen peregrina

La Capilla del Seminario Conciliar San Pelagio acogerá este sábado, 26 de abril, a las 20:00 horas, la bendición de la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima de la Delegación de Córdoba del Apostolado Mundial de Fátima.

Se trata de una nueva imagen traída desde Fátima (Portugal) para aquellos fieles que en reiteradas ocasiones solicitan la presencia de la Virgen en retiros, encuentros, parroquias o peregrinaciones, entre otras jornadas.

Esta imagen peregrina será la que a partir de ahora proporcione el Apostolado de Fátima de la diócesis de Córdoba a quienes les soliciten la presencia de la Virgen. Por su parte, la otra imagen que hasta ahora era la única que tenía el Apostolado, continuará expuesta en su sede, la parroquia de la Inmaculada y San Alberto Magno.

Tras la bendición, habrá un Rosario de velas y el traslado de la Virgen desde el Seminario hasta la parroquia de la Inmaculada, en Ciudad Jardín.

La entrada Una nueva Virgen de Fátima estará disponible para recorrer la Diócesis apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis

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