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Contribuyen, así, a conmemorar el 425 aniversario del Patronazgo de los Santos Médicos en Cortes de Baza, que ya prepara la parroquia
El CEIP Santos Médicos, el colegio de Cortes de Baza, ha presentado una exposición de pinturas sobre los Patronos de la localidad, los Santos Médicos, que se puede contemplar ya y durante toda la Navidad. La exposición fue presentada, el 15 de diciembre, por los responsables del colegio y los propios alumnos en el Ayuntamiento de Cortes de Baza y ha quedado expuesta en la ermita de los Santos Médicos.
Con esta exposición, el colegio hace su propia aportación a los actos conmemorativos del 425 aniversario del Patronazgo de los Santos Médicos en Cortes de Baza, que se cumplirá el año que viene, pero que ya se está preparando. En al ermita, se pueden contemplar las obras de los alumnos, que son pinturas sobre acrílico en las que son los protagonistas los Santos Médicos o su devoción vivida en la parroquia.
En la presentación intervino también el hermano mayor de la Hermandad de los Santos Médicos, Juan Moreno, que valoró muy positivamente esta exposición y la iniciativa emprendida tanto por el colegio como por los alumnos. En su agradecimiento, destacó que “para la Hermandad es una gran satisfacción ver cómo el alumnado se acerca a la historia y al patronazgo de los Santos Médicos desde el arte y la creatividad, demostrando que esta tradición sigue viva en las nuevas generaciones. Este proyecto es un ejemplo de unión entre escuela y pueblo, y convierte la ermita en un espacio de encuentro cultural que ayuda a cuidar y transmitir nuestra identidad colectiva”.
Ya se puede visitar esta exposición de los alumnos del CEIP Santos Médicos, de Cortes de Baza, en la ermita de sus Patronos. Un motivo más para visitar esta bonita localidad en los días de Navidad que se acercan.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix


A la celebración asistieron el obispo diocesano y el director del secretariado para la Causa de los santos
El pasado sábado 13 de diciembre se celebró en la Catedral de la Asunción, de Jaén, la beatificación de 124 Mártires del siglo XX ,que dieron su vida in odium fidei, por amor a Jesucristo y a la Iglesia. La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y enviado del Papa León XIV. A la eucaristía asistieron casi veinte obispos, más de ciento cincuenta sacerdotes y alrededor de dos mil fieles, incluidos familiares de los nuevos beatos.
La diócesis de Guadix también estuvo presente en esta beatificación, representada por el obispo diocesano, Mons. Francisco Jesús Orozco, y por el director del secretariado para la Causa de los Santos, Ramiro Avidad. Cabe destacar que la diócesis de Guadix sigue los pasos de la vecina diócesis de Jaén. En septiembre se abrió la fase diocesana del proceso de canonización de los Mártires del Siglo XX en la diócesis de Guadix. Si llega a buen puerto y supera esta fase diocesana y la de Roma, el proceso concluirá también con la beatificación de los siervos de Dios Avelino Aguilera y sus 50 compañeros mártires.
En la beatificación de Jaén, durante la homilía, monseñor Gianpaolo Rizzotti destacó la profunda tradición martirial de la diócesis jiennense, calificándola como “cuna de mártires y tierra abundante regada con su sangre”. Subrayó que los nuevos beatos son ejemplo de fe y amor total a Cristo, pues transformaron “el sufrimiento en redención y su testimonio en semilla de evangelización”. Antes de concluir la celebración, el obispo de Jaén, monseñor Sebastián Chico Martínez, dio gracias al Papa por la beatificación y pidió que la intercesión de los mártires fortalezca la vida cristiana, renueve la caridad y suscite nuevas vocaciones.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix


Santa Lucía se celebra con tradición en la parroquia de Caniles. Es una devoción muy arraigada, en la que no faltan las hogueras, los dulces y, por supuesto, las celebraciones religiosas.
El día 12 de diciembre, durante la Misa de víspera, tuvo lugar la bendición de las hogueras que se encendieron en todos los lugares de Caniles, en un ambiente de convivencia en el que se pudieron degustar los productos típicos del cerdo.
El día 13, festividad de Santa Lucía, la parroquia se llenó de fieles devotos que participaron en la solemne Misa. Al finalizar, se realizó la bendición y el reparto de los dulces devocionales de Santa Lucía, poniendo así el broche final a esta celebración tan arraigada en el municipio.
Rafael Tenorio
Párroco de Caniles


Más de 20.000 alumnos de toda España han participado en el VI Kahoot Intercentros Nacional Navideño 2025, una experiencia educativa celebrada los días 9, 10, 11, 12 y 15 de diciembre que ha reunido a 359 centros educativos de Primaria y Secundaria en torno a la asignatura de Religión
Este proyecto nacional ha sido coordinado e ideado por Carlos Valle Plaza, profesor de Religión del IES Pedro Jiménez Montoya de Baza, perteneciente a la diócesis de Guadix, desde donde se ha impulsado una iniciativa que ha conectado aulas de todo el país durante una semana completa. El alumnado ha participado en partidas simultáneas de Kahoot durante sus horas de clase, tras haber trabajado previamente en el aula los textos bíblicos de la infancia de Jesús, así como tradiciones y curiosidades de la Navidad en España.
Para la preparación del evento, los centros recibieron materiales didácticos elaborados específicamente para esta actividad, con presentaciones, tareas y recursos tanto digitales como imprimibles. La experiencia ha contado además con la colaboración de Loli Rubio, desde Ciudad Real, José Manuel Rodríguez, en Granada, y Charo Palomares, en Sevilla, que han acompañado la coordinación en las distintas etapas educativas.
El Kahoot Intercentros se ha consolidado como una propuesta altamente motivadora, que hace visible el trabajo del profesorado de Religión y permite al alumnado aprender de forma participativa, compartiendo experiencia con estudiantes de otros lugares de España.
La iniciativa tendrá continuidad con un Kahoot Familiar Navideño el próximo 4 de enero y con una nueva edición antes de Semana Santa, centrada en los textos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y en las tradiciones de la Cuaresma y la Semana Santa, reforzando así un proyecto educativo nacido en la Diócesis de Guadix y proyectado a nivel nacional.
Carlos Valle
Profesor de Religión .Baza
Adela o Adelaida, es un nombre alemán que significa: «de noble familia». A esta santa le decían también Alicia.
Santa Adelaida fue la esposa del Emperador Otón el Grande.
Era hija del rey Rodolfo de Borgoña, el cual murió cuando ella tenía 6 años. Muy joven contrajo matrimonio con Lotario, rey de Italia. Su hija Emma llegó a ser reina de Francia.
Su primer esposo, Lotario, murió también muy joven, parece que envenenado por los que deseaban quitarle su reino, quedando Adelaida viuda de sólo 19 años, con su hijita Emma todavía muy pequeñita. El usurpador Berengario la encerró en una prisión y le quitó todos sus poderes y títulos, porque ella no quiso casarse con el hijo del tal Berengario. Su capellán se quedaba admirado porque Adelaida no se quejaba ni protestaba y seguía tratando a todos los carceleros con exquisita amabilidad y dulzura. Todo lo que sucedía lo aceptaba como venido de las manos de Dios y para su bien. Le robaron sus vestidos de reina y todas sus alhajas y joyas y le dieron unos harapos como de pordiosera. En su oscura prisión pasó varios meses dedicada a la oración. Los carceleros exclamaban: «Cuánto heroísmo tiene esta reina. ¡No grita, no se desespera, no insulta. Sólo reza y sonríe en medio de sus lágrimas!».
Y mientras tanto su capellán, el Padre Martín, consiguió un plano del castillo donde ella estaba prisionera, abrió un túnel y llegando hasta su celda la sacó hacia el lago cercano donde la esperaba una barca, en la cual se la llevó hacia le libertad haciéndola llegar hasta el Castillo de Canossa, donde se refugió. Pero Berengario atacó aquel castillo y Adelaida envió unos embajadores a Otón de Alemania pidiéndole su ayuda. Otón llegó con su ejército, derrotó e hizo prisionero a Berengario y concedió la libertad a la santa reina.
Otón se enamoró de Adelaida y le pidió que fuera su esposa. Ella aconsejada por el Padre Martín, acepto este matrimonio y así llegó a ser la mujer del más importante mandatario de su tiempo. Los dos se fueron a Roma y allá el Sumo Pontífice Juan XII coronó a Otón como emperador y a Adelaida como emperatriz.
Otón el grande reinó durante 36 años. Mientras tanto su santa esposa se dedicaba a socorrer a los pobres, a edificar templos y a ayudar a misioneros, religiosos y predicadores.
Al morir su esposo Otón I, le sucedió en el trono el hijo de Adelaida, Otón II, pero este se casó con una princesa de Constantinopla, la cual era dominante y orgullosa y le exigió que tenía que alejar del palacio a Adelaida. Otón aceptó semejante infamia y echó de su casa a su propia madre. Ella se fue a un castillo pero pidió la ayuda de San Mayolo, abad de Cluny, el cual habló de tal manera a Otón que lo convenció que nadie mejor lo podía aconsejar y acompañar que su santa madre. Y así el emperador llamó otra vez a Adelaida y le pidió perdón y la recibió de nuevo en el palacio imperial.
Otón II murió en una guerra y su viuda la princesa de Constantinopla se apoderó del mando y trató duramente a Adelaida. Ella decía: «Solo en la religión puedo encontrar consuelo para tantas pérdidas y desventuras». En medio de sus penas encontraba fuerzas y paz en la oración. A quienes le trataban mal les correspondía tratándoles con bondad y mansedumbre.
Una extraña enfermedad acabó con la vida de la princesa de Constantinopla y Adelaida quedó como regente, encargada del gobierno de la nación, mientras su nieto Otón III llegaba a la mayoría de edad. Fue para sus súbditos una madre bondadosa. Ignoraba el odio y no guardaba resentimientos con nadie. Supo dirigir el gobierno del país alemán con bondad y mucha compresión, ganándose el cariño de las gentes.
Fundó varios monasterios de religiosos y se preocupó por la evangelización de los que todavía no conocían la religión católica. Se esforzaba mucho por reconciliar a los que estaban peleados.
Su director espiritual en ese tiempo fue San Odilón, el cual dejó escrito: «La vida de esta reina es una maravilla de gracia y de bondad». Santa Adelaida tuvo una gran suerte, y fue que durante toda su vida se encontró con formidables directores espirituales que la guiaron sabiamente hacia la santidad: el Padre Martín, San Adalberto, San Mayolo y San Odilón. En la vida de nuestra santa sí que se cumplió lo que dice la S. Biblia: «Encontrar un buen amigo es mejor que encontrarse un buen tesoro. Quien pide un consejo a los que son verdaderamente sabios, llegan con mucha mayor facilidad al éxito».
Cuando su hijo Otón III se posesionó como emperador, ella se retiró a un monasterio, y allí pasó sus últimos días dedicada a la oración y a mue el Espíritu Santo siga enviando sabios directores espirituales que aconsejen a los gobernadores de las naciones y los lleven hacia la verdadera sabiduría y hacia la santidad. ¡Que hermoso fuera que esto se hiciera realidad!.
Fuente: http://www.churchforum.org.mx
http://www.santopedia.com/santos/santa-adela
La entrada Santa Adela apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis
Homilía de Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la Eucaristía del III Domingo de Adviento, celebrada el 14 de diciembre de 2025, en la S.A.I Catedral.
Queridos sacerdotes concelebrantes;
querido diácono;
queridos seminaristas;
queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Como os decía al comienzo, y se nos introducía a través del canto del introito, tomando las palabras del apóstol San Pablo en su Carta a los Filipenses, hoy es el Domingo Gaudete. Esa es la palabra latina: “Alegraos, estad alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres”.
Y San Pablo da el motivo. El motivo es que el Señor está cerca. Es una invitación a la esperanza y a la espera con alegría y, es más, en la oración colecta le hemos pedido al Señor que, ya que nos conceda al pueblo cristiano, que prepara con fe las fiestas del nacimiento de Su Hijo, poder celebrar estas fiestas con alegría desbordante; y nos ha dado la razón: porque son fiestas de gozo- La Navidad es una fiesta de gozo, de alegría. Es verdad que echamos de menos a los que nos han dejado o no están con nosotros. Es verdad que a veces puede entrar un poquito de depresión, de recuerdo, pero, en absoluto, son unas fiestas tristes. Al contrario, nos muestra que el hombre tiene solución; que la humanidad a pesar de que a veces veamos que este mundo no hay quien pueda con él, que las guerras, que las divisiones, o basta poner los Informativos desde la corrupción al otro, a la violencia, a los atropellos contra la mujer, a tantas y tantas cosas que vemos, escenarios, y la paz no aparece por ningún lado, no sólo de las guerras que sabemos y que son importantes porque las traen los telediarios, sino también de tantas guerras escondidas que hacía decir al Papa Francisco que “el mundo está en la tercera guerra mundial, dividida en guerras pequeñas”. Nuestro mundo está así, ciertamente. Pero esto no puede llevarnos a la depresión o a la tristeza.
El Señor está cerca. Y es ahí donde tenemos que poner nuestra esperanza: en Dios. Ese es el motivo de la alegría. La alegría es encontrarnos con el Señor. La alegría que es tener a Cristo como el Salvador que viene. Esos tiempos mesiánicos que ha anunciado el profeta en el libro de Isaías, que hemos escuchado, que nos viene acompañando en el Adviento, poniéndonos unos tiempos idílicos, unos tiempos, pues, de la presencia de Dios, del rescate del pueblo de Israel por parte de Dios; unos tiempos de abundancia, unos tiempos de ausencia de las lágrimas, al contrario, el gozo permanente en que parece que se va a cumplir las utopías más grandes y más anheladas de la humanidad. El profeta las pone, ciertamente, en escala menor en el retorno de los desterrados de Israel a la tierra prometida, pero, sobre todo, en los tiempos mesiánicos.
De ahí que Juan el Bautista, que es otra de las figuras del tiempo de Adviento, y que Jesús le echa unos piropos hoy, como ha sido proclamado en el Evangelio de San Mateo, diciéndonos que “es el mayor de los nacidos de mujer, pero el menor en el Reino de Dios”, “el menor en el Reino de los cielos es mayor que él”. Juan el Bautista que hace esa bisagra entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, que es la voz que nos indica la palabra, como dice san Agustín; Juan el Bautista se siente como contrariado cuando Cristo va a bautizarse. Se siente contrariado, porque dice si soy yo quien tiene que ser bautizado por Ti. Y Jesús le dice que cumpla lo que está escrito. Y Juan el Bautista obedece.
Pero a Juan el Bautista no se le pasa la preocupación. Porque cómo el Mesías Glorioso, el Mesías que en los textos bíblicos viene con gran poder y gloria se presenta como un humilde siervo que se pone en la cola de los pecadores. Cómo el Mesías se muestra así de manera tan humilde. Y Juan el Bautista le manda a sus discípulos a preguntarle. “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Y Jesús -nos dice el Evangelista-, antes de hablar y de darle una respuesta, se pone a cumplir lo que había ya previsto el profeta. Y hace decir a Juan que los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan y bienaventurado, los pobres son evangelizados, bienaventurado el que no se escandaliza de mí. Luego le viene a decir Juan, “a pesar de mi condición de siervo, a pesar de ponerme en la cola, yo que no tengo pecado, vengo a redimiros del pecado y vengo a ser el servidor y vengo a ser aquel que no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos”.
Pero, queridos amigos, nosotros también tenemos que hacernos la pregunta y hacérsela a Jesús. ¿Es realmente para ti, Cristo, el que esperas? ¿Cuáles son tus esperanzas? Alguien decía que somos de grandes según sean nuestras esperanzas. Si nuestras esperanzas son simplemente terrenas, ¿eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Porque nosotros también necesitamos salir de nuestras cegueras, de no ver más allá de nuestras cortas miras, de nuestros egoísmos, de nuestras sorderas, de sólo escuchar el monólogo de nuestras apetencias, de nuestros pleitos, de nuestros asuntos, de nuestros egoísmos. ¿O nosotros somos esos muertos que estamos en el pecado y que necesitamos urgentemente el perdón de Dios? ¿O necesitamos levantarnos de la postración con esa parálisis que nos detiene en el camino cristiano y que estamos igual que hace años?
Queridos amigos, ¿eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? ¿En qué esperas tú? ¿Cuáles son tus esperanzas? ¿Simplemente el optimismo? ¿Simplemente que se arregle esta situación o la otra, el atolladero económico o personal? ¿Simplemente que se arregle esta situación que te contraría o te dificulta tus previsiones? ¿Cómo son tus esperanzas?
Claro que hay que tener esperanzas también pequeñas. Claro que hay que tener esperanzas humanas, que nos ilusionan, que hacen que la vida merezca la pena. La esperanza de los hijos, la esperanza de tu esposo, de tu esposa, la esperanza de salir de una enfermedad, la esperanza de mejores condiciones de vida, la esperanza de que nuestro mundo mejore…
Pero, ¿y la esperanza en la vida eterna? ¿Y la esperanza en la resurrección? ¿Y la esperanza que trasciende la muerte? Esa esperanza que era la que tenían los primeros cristianos, por eso la Carta de Santiago, que ha sido proclamada, les invita a la paciencia. Porque los primeros cristianos, ya nos lo dice San Pablo en la primera de Tesalonicenses, que es el primer escrito del Nuevo Testamento, les escribe, porque estaban ansiosos esperando la venida del Señor, porque creían que el Señor iba a venir rápidamente, después que había extendido los cielos, y algunos no daban ni golpe. Luego, nos hemos pasado lo contrario. Hemos cortado las alas de la esperanza. Nos hemos quedado en una esperanza domesticada, en una esperanza del estado del bienestar, y curiosamente, a nuestro bienestar, a nuestra salud, la llamamos esperanza de vida.
Vamos a darle vida en sentido pleno y a poner esa Esperanza con mayúscula. Y esto nos producirá una alegría que es compatible con las dificultades. Una alegría que es saber que el Señor está cerca, que está en nosotros. Esa alegría de encontrarnos con el Señor como los Apóstoles, que nos dice el Evangelio que les dijo a los discípulos “muchos justos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron”. ¿Y por qué son dichosos los Apóstoles? Porque sean ricos, no. Porque sean sabios, no. Son unos pobres pescadores. Porque sean influyentes, no. Porque ven a Cristo. Porque tienen a Cristo. Lo mismo nos cuenta el Evangelio que los Magos cuando van a ver a Herodes pierden el contacto con la estrella y al salir descubren de nuevo la Estrella que les lleva hasta el niño. Y se alegraron, nos dice el Evangelio. La alegría con la que anuncia el Ángel a María: “Alégrate, María, llena de gracia”. La alegría que anuncian a los pastores los ángeles.
Vamos a prepararnos con alegría, como le hemos pedido al Señor, a las fiestas que se acercan, para que sean fiestas de gozo, de júbilo desbordante, dice la liturgia hoy. María es la causa de nuestra alegría, así la invocamos en las Letanías. ¿Y por qué es la causa? Porque nos ha dado la mayor alegría del mundo: nos ha dado Jesucristo.
Vamos, queridos amigos, a pedir esa Esperanza con mayúscula. Vamos a tener paciencia también con los demás, como nos invita Santiago el Apóstol. Y vamos, sobre todo, a tener la esperanza en el Señor, que no defrauda. Mi alma espera en el Señor. Pues, así, y veréis como sí es una Navidad distinta, no es simplemente la Navidad del tener, que deja resaca después (y unos kilos de alma), sino la Navidad que deja el corazón.
+ José María Gil Tamayo
Arzobispado de Granada
14 de diciembre de 2025
S.A.I Catedral de Granada
Homilía de Monseñor José Ángel Saiz con ocasión del Milenario de la fundación del Monasterio de Montserrat y los 425 años de la Hermandad de Montserrat de Sevilla. Montserrat, 13 de diciembre de 2025
Benvolguts P. Abat i comunitat benedictina de Santa Maria de Montserrat; preveres concelebrants, distingides autoritats presents; estimats pelegrins vinguts d’arreu de Catalunya, de Sevilla i de diferents indrets; germans i germanes en el Senyor.
Hoy la Providencia nos concede vivir un acontecimiento de profunda hondura espiritual y eclesial: nos unimos a las celebraciones del Milenario de la fundación del monasterio de Montserrat por el abad Oliba, abad de Ripoll i de Cuixà i obispo Vic, que concluyeron el pasado día ocho, y, al mismo tiempo, iniciamos las celebraciones del 425 aniversario de la fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de Montserrat de Sevilla. Damos gracias a Dios por tantos siglos de fe, de oración y de presencia materna de Santa María en esta montaña santa, y por tantos siglos de devoción mariana en Sevilla, plasmada en la historia y en la vida de esta Hermandad que hoy peregrina hasta la Moreneta para postrarse a sus pies.
La Virgen de Montserrat ha unido, de manera providencial, a Cataluña y a Sevilla, a monjes y a cofrades, a peregrinos catalanes y andaluces. Hoy, ante la Señora, la Iglesia se manifiesta en su catolicidad, en su unidad y en la riqueza de su diversidad. Y lo hace en la liturgia, que es siempre el lugar donde el pueblo de Dios aprende a vivir, a orar y a caminar siguiendo a Jesucristo.
La primera lectura nos ha introducido en el misterio de la Sabiduría eterna, que desde el principio acompañaba los planes de Dios. La tradición cristiana ha visto en este texto una referencia a la Sabiduría encarnada en Cristo y, en conexión con Él, a la Virgen María, que fue concebida como parte esencial de su designio de salvación. «El Señor me poseía al principio de sus caminos, antes de sus obras más antiguas» (Pr 8,22). Esa Sabiduría que estaba junto a Dios «como arquitecto» (Pr 8,30) tiene su reflejo más puro en María, en la que Dios encuentra la cooperación perfecta para la Encarnación.
San Ireneo afirmó que “la gloria de Dios es el ser humano plenamente vivo, y la vida del hombre consiste en ver a Dios” (Adversus Haereses, IV,20,7). María es plenamente viva porque se dejó modelar por la Sabiduría divina, y en ella la humanidad ha visto y ha palpado la cercanía y la ternura de Dios. Por eso, en Montserrat el pueblo cristiano busca esa Sabiduría divina que brota del Evangelio y se hace concreta en la figura de María. Durante mil años, los monjes benedictinos han custodiado aquí un lugar donde la Palabra se escucha, se medita y se celebra; un lugar donde la Madre conduce siempre hacia su Hijo. Quiera Dios que esta peregrinación renueve en todos nosotros la apertura del corazón a la Sabiduría que salva.
El salmo responsorial es un canto de alegría: «Todos mis manantiales están en ti» (Sal 86,7). Este versículo nos recuerda que toda gracia viene de Cristo, pero por voluntad del mismo Dios brota para nosotros a través de la mediación materna de María. ¡Qué bello contemplar cómo, desde hace siglos, este Monasterio ha sido un auténtico “manantial espiritual” para Cataluña, para España y para tantos pueblos! Por sus muros han pasado generaciones de creyentes en busca de luz, consuelo, discernimiento y paz. La oración coral de la comunidad benedictina ha sostenido la fe del pueblo; la música ha elevado el espíritu; la caridad fraterna ha recordado al mundo que la vida según el Evangelio es posible. Aquí el alma es atraída hacia Dios por la belleza de la liturgia, la furza de la oración y la presencia maternal de la Virgen.
San Pablo nos ha situado en el centro del misterio cristiano: hemos sido creados para ser hijos de Dios y llamados a vivir “para alabanza de su gloria” (Ef 1,6). La devoción mariana no es un añadido sentimental a la fe, sino una dimensión profundamente teológica: María es la imagen perfecta del hijo que vive para la gloria de Dios. Ella nos enseña a acoger la elección divina con humildad y alegría. Nos muestra que la verdadera grandeza está en la disponibilidad y en el servicio, y que el corazón humano se realiza plenamente cuando se convierte en morada de Dios. Hoy damos gracias por la Hermandad de Nuestra Señora de Montserrat de Sevilla, que celebra 425 años de historia. Durante más de cuatro siglos ha sido una escuela de vida cristiana, de caridad y de fraternidad; un lugar donde hombres y mujeres han aprendido a vivir como hijos de Dios, en comunión con toda la Iglesia.
El Evangelio nos presenta el relato de la Visitación, un pasaje que es clave para la espiritualidad mariana y para la vida de la Iglesia. «María se levantó y se puso en camino aprisa» (Lc 1,39). María entra en la historia como mujer que camina hacia los demás, como portadora de la alegría y de la presencia de Cristo. Hay una profunda sintonía entre este Evangelio y la peregrinación que estamos realizando desde Sevilla. Peregrinar es levantarse, ponerse en camino, buscar al Señor, andar juntos, aprender a vivir en fraternidad, entrar en la casa del otro con humildad y gratitud. Es revivir la actitud de María, que va a servir, a alegrar, a acompañar. Hoy, ante la Moreneta, escuchamos también la exhortación que María pronuncia en Caná: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Ese es el núcleo de la devoción mariana, el camino seguro para toda Hermandad, para todo monje, para todo cristiano.
Celebrar el Milenario del Monasterio significa reconocer la fidelidad de Dios a su pueblo y la fidelidad del pueblo a Dios. Estos mil años han visto guerras, epidemias, crisis políticas, dificultades sociales y eclesiales. Pero el Monasterio ha permanecido como un faro de fe que ilumina desde la montaña; como una atalaya espiritual desde donde la Iglesia recuerda que Dios es el centro, que la oración sostiene el mundo y que la belleza eleva el alma. En el año del Milenario, la presencia de una Hermandad sevillana aquí no es algo meramente anecdótico. Es un signo precioso: en Montserrat se custodia la memoria viva de María; en Sevilla, esta Hermandad lleva más de cuatro siglos anunciando su amor. Los siglos se abrazan hoy en esta Eucaristía, y con ellos se abrazan Cataluña y Andalucía, monjes y cofrades, tradición y renovación.
La Hermandad de Montserrat es parte esencial de la historia espiritual de la Archidiócesis de Sevilla. A lo largo de sus 425 años ha sido testigo de fe, de cultura y de caridad. Ha sabido unir la elegancia de su estética con la profundidad de su mensaje. Ha mantenido su devoción a la Virgen de Montserrat como un tesoro, y hoy la trae a su origen, a la montaña santa, en un gesto de amor filial. La piedad popular es una forma legítima de vivir la fe y un modo de evangelizar que debemos cuidar. La Hermandad de Montserrat encarna de manera ejemplar esta afirmación: evangeliza a través de la belleza, de la tradición, de la caridad y del testimonio visible en la ciudad.
Queridos hermanos: Hoy damos gracias a Dios por mil años de vida monástica en Montserrat y por más de cuatro siglos de esta hermandad en Sevilla. Gracias a los monjes por su hospitalidad, su oración y su fiel servicio al Evangelio; gracias a los peregrinos sevillanos, que con amor filial han subido hasta esta santa montaña; gracias a los cofrades catalanes que hoy nos acompañan; gracias a todos los presentes. A los hermanos de la Hermandad de Montserrat, os exhorto: Conservad siempre la fe, vivid la caridad fraterna, sed hombres y mujeres de oración, cuidad la belleza que evangeliza, y mantened la mirada fija en María, que os guía hacia Cristo. Y pidamos a la Virgen, Mare de Déu de Montserrat, que nos mantenga unidos en la fe, que fortalezca la comunión entre nuestras Iglesias particulares, y que nos haga testigos alegres del Evangelio en el mundo.
Oración final
Santa María de Montserrat,
Mare de Déu i Senyora nostra,
que durant mil anys heu vetllat aquesta Muntanya Santa,
mireu avui els vostres fills de Sevilla i de Catalunya.
Feu-nos humils, disponibles, servicials.
Porteu-nos sempre a Jesús,
i que la nostra vida sigui un Magníficat.
Amén.
Santa María de Montserrat,
Madre de Dios y Señora nuestra,
que durante mil años has velado esta Montaña Santa,
mira hoy a tus hijos de Sevilla y Cataluña.
Haznos humildes, disponibles, serviciales.
Llévanos siempre a Jesús,
y que nuestra vida sea un Magníficat continuo.
Amén.
En relación a la operación a la que ha sido sometido hoy nuestro arzobispo.
El arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, ha sido intervenido hoy con éxito por el Dr. Manuel Delgado y su equipo en el Hospital de Neuro-Traumatología, del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, para la colocación de una prótesis en el hombro derecho, a fin de remediar las consecuencias de una caída sufrida hace casi cuatro años, que seguían produciendo molestias y dificultad de movimiento.
D. José María muestra su agradecimiento tanto al equipo médico y personal sanitario del mencionado centro, así como a cuantas personas le han encomendado en sus oraciones.
Granada, 15 de diciembre de 2025